Mari C S. Para ser verdaderamente libres, hay que serlo hasta de lo que decimos, de lo que creemos lo correcto y verdadero. Pues la libertad no tiene caminos, es como el amor o es o no lo es.
Sí, es cierto, Josuha, que lo que no se dice es tan importante como lo que se dice verbalmente. Pero nosotros hemos inventado las palabras y sabemos hablar para comunicarnos. Los animales, aunque no saben hablar se comunican mediante gritos y sonidos bucales, y por el lenguaje corporal –como también lo hacemos nosotros-.
Mayeli. Una de las cosas más extraordinarias de las personas, es creer que lo que uno tiene es lo mejor, lo más hermoso y bello. Pero esto es una ilusión. Porque hay otras personas que no lo ven como nosotros: solamente ven que es bello y hermoso lo que ellos tienen, ya sea un novio o pareja, su pequeño pueblo o la gran y sucia ciudad donde viven, sus hijos y parientes, etc. Cada cual le da importancia a lo suyo, pero a lo de los otros no sentimos el valor que tiene. De manera, que ni podríamos soportar casi nada de lo de los otros, ni su novio o pareja, lo que comen, la manera vestir, dónde vive, lo que hacen trabajando.
¿La realidad, Rai, se puede cambiar? No se puede. Solamente hemos de ver esa realidad, que no nos gusta, tal cual es, e ir más allá de ella. Todo lo demás, querer huir de ella con los infinitos escapes que hemos inventado, lo va a complicar más.
Eugenia. ¿Qué es más importante la vida o cómo la vivimos? Esto tiene que ver con cada cual la importancia que le da a lo que hace, a cómo vive. Pues la vida no está cuadriculada para la manera como nosotros queremos que sea, queremos vivir.
Por eso toda proyección, toda idea, no tiene ningún valor a la hora de imponerlo, pues siempre habrá unos que lo aceptarán y otros que no. Y esa actitud, va a generar conflicto entre lo que yo quiero y lo que quieren los otros, con todo el desorden y la confusión que provocan, el enfrentamiento, la crueldad y la violencia.
María del Pilar. Lo material tiene su sentido, momento y lugar. Pero lo realmente verdadero, es lo que hacemos por nosotros y por los demás. Y para ello, necesitamos un profundo respeto para la vida, teniendo todo el tiempo para la observación y la atención de los demás. Y todo eso lleva en sí implícito el amor.
Los recuerdos, los pensamientos, el pasado, son olas mentales que llegan de la profundidad de la mente y salen a la superficie. Es algo que no podemos eludir, solamente hay que mirarlos, observarlos atentamente, sin huir ni querer cambiarlos ni tocarlos, y ellos mismos desaparecen.
No lo aceptes ni lo rechaces, Maribel, míralo atentamente, descubre por ti misma la verdad que hay o no hay en ello.
En la vida no hay seguridad alguna, ¿verdad, Yuridia? Pues la vida es la absoluta y total inseguridad. Y pretender conseguir la seguridad, es complicarlo todo aún más, quedándonos en la misma inseguridad de siempre.
El problema es el siguiente, parecido a una pareja que no se avine, que no pueden vivir juntos con armonía, ya que uno, el más poderoso, trata al otro con crueldad, con deshonestidad e injusticia. Pero el más débil de los dos, desea por todos los medios pacíficos conseguir su independencia y libertad. Que el más poderoso –como un carca machista y cruel- se opone por la fuerza, mintiendo, falseando la realidad de lo que son las cosas.
No, Pablo. Porque la verdad, que forma parte de la realidad, también es jactancia. Y así la pone al descubierto. La verdad es poner la realidad, tal cual es, al desnudo.
Mayra. ¿Qué es lo que se siente herido, no es una parte, un fragmento de la totalidad de lo que somos? ¿Cuándo nos insultan o rechazan, si estamos completamente atentos a todo lo que está ocurriendo, nos damos cuenta que eso no nos provoca ni causas una herida?
María Alejandra. ¿Por qué nos quedamos con el pasado, lo que nos ha ocurrido, ya sea lo de ayer, lo de hace unos días, unas semanas, una hora o instantes, unos años? Es porque estamos distraídos, no atendemos a los retos que nos llegan. Pues los retos son lo que a cada instante nos llega. Lo que sucede es que nos enganchamos a un instante –un reto- y no podemos ir más allá de él, por el placer que nos proporciona, o por el miedo que nos genera. Si tuviéramos una atención total, profunda, a todo lo que hacemos, el pasado no nos perturbaría.
Si persiste la llegada del pasado, de algo que hemos vivido, hay que atenderlo adecuadamente y llegar hasta el final de su recorrido. Pero si persistiera aún, lo hemos de descartar radicalmente.
Lauris. La inteligencia es cosa de ver algo claramente. Para ello, hemos de ser libres, tener libertad en todas direcciones para poder ver, observar. Y una persona libre es vista, para la mayoría superficial, banal, subdesarrollada mentalmente, como un peligro, como un perturbado, un loco. Pues una persona libre no le da ningún valor ni importancias a las riquezas de los monarcas, sus propiedades, sus palacios y castillos, a su vida corrupta e inmoral.
Isa. Si el respeto y la dignidad estuvieran en nosotros, las cosas que suceden no podrían ser. Es porque hemos banalizado nuestras vidas, no les damos su sentido de lo sagrado, que suceden los malos tratos, las agresiones, las violaciones, la absoluta falta de respeto más elemental como el llegar a la hora prevista a una cita, la atención adecuada a los que se dirigen a nosotros, ya sea en el trabajo o en otro lugar.
¿Cuándo decimos que una persona incomparable, es realmente incomparable, Liliana? ¿Dónde se observa y en qué nos basamos en decir que alguien es incomparable? Pues todos somos iguales ante el dolor, el miedo de lo atroz, iguales por tener que responder al sexo, a todo lo que le sucede al cuerpo para atenderle debidamente, miedo a la ineludible mente, miedo a lo que nos puede pasar mañana u otro día, en el presente, miedo a mi pareja a que me deje, se largue, y me quede solo.
¿Hay alguna persona capaz de vivir al margen de esas eventualidades, sin que les afecten? No es posible. Y por tanto todos somos comparables, igual a los otros, sean a los cercanos, como a los que viven en otra parte del mundo a varios miles de kilómetros.
Giselle. Una persona enamorada puede tener mucha sagacidad si ve que su pareja puede estar en peligro por otras mujeres u hombres. Puede estar en un estado de beatitud y de éxtasis, sin enterarse de nada, aunque ocurra. Y puede no importarle lo que haga su pareja, porque es libre, y le da toda la libertad para hacer lo que crea oportuno, lo que más le interesa.