Torni Segarra

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1. Solamente somos capaces de saber lo que pedimos a los otros que hagan, si se puede hacer o no, si nosotros también lo hacemos. Es decir, si nos conocemos a nosotros cómo funcionamos, entonces sabemos cómo funcionan todos los demás, ya sea la pareja, el enemigo, el que nos adula o el que nos desprecia, ya sean los padres, los hermanos, la mejor amiga, o la persona que va por la calle y no conocemos.
 
2. Todo lo que queremos, porque creemos que es bueno, desafortunadamente no lo podemos hacer por el mero hecho de decir que no queremos hacerlo. Pues nosotros somos como somos: egoístas, nos gustan los chismes, somos vengativos, siempre persiguiendo el placer. Entonces, si decimos que todo eso no lo queremos, porque nos genera desorden, nos divide y crea mala conciencia, vamos a crear antagonismo, conflicto entre la realidad de lo que soy y el ideal, lo que creo que es lo bueno, lo mejor.
Pero para que llegue todo eso que consideramos lo bueno y lo mejor, hemos de estar libres de contradicción, de conflicto, de fragmentación interna. Por lo que, hemos de encarar, comprender y descartar todo eso que nos divide. Y al no haber división interna, tampoco hay contradicción, ni conflicto, ni antagonismo ni lucha entre los opuestos. Y es solamente ahí, donde el amor puede ser.
 
3. Cuando vivimos con esa pasión en todo lo que hacemos, que no es fanatismo, los demás puede que lo vean como una locura. Pero, ¿qué importancia tiene los que digan los demás si nosotros tenemos claro lo que hacemos? Siempre va a ver unos que no estén de acuerdo con nuestra manera de vivir, de encarar la vida.
 
4. ¿Y para qué queremos ahí ese recuerdo que es algo muerto, una carga que se antepone a lo que estamos haciendo: intentar vivir en el presente en el ahora?
El pasado psicológicamente hablando sólo sirve para una mente romántica, que quiere vivir agarrándose a lo que fue, a lo que está muerto. Pero todo eso no sirve para nada. Si es que queremos encontrar ese amor, que tanto nos gustó, hemos de morir a todo el pasado, a todo lo que hemos vivido, nos guste o nos disguste.
Porque el amor, sólo puede ser cuando hay ese vacío donde nada existe, salvo la percepción de eso que está sucediendo: la dicha y el gozo por todo lo que existe, por todo lo que hacemos.
 
5. ¿El amor se puede manejar, elegir, comprar, o adquirir a cambio de algo, ser el resultado de una estrategia planificada para conseguirlo? ¿O todo eso es lo que se interpone al amor, es lo que no es amor?
El amor como es la nada, no tiene plan ni estrategia. Pues para que el amor llegue ha de haber esa nada entre las personas. Y cuando llega el amor, ya nada podemos hacer más que vivirlo. No importa si es con un rico, medio rico o súper rico, o pobre, miserable, marginado, despreciado. Eso mismo pasa con la belleza, si es que la tenemos en nosotros: la vemos en una bonita casa y la vemos también en una choza.
 
6. Si la felicidad es una consecuencia y el resultado de algo planificado, manoseado, ¿puede ser eso felicidad? ¿O la felicidad es lo que no participa de lo contrario, lo que está libre de contradicción, del enfrentamiento entre los opuestos, eso que creemos y decimos que es la felicidad y la felicidad misma?
Por tanto, si descartamos lo que no es la felicidad, ella estará ahí.
 
7. En esa lista de posibilidades de ser psicópatas, faltan los políticos, los que dirigen un país. Ya que de sus decisiones, puede que lleguen los conflictos y enfrentamientos violentos, las matanzas en masa de las guerras.
Alguien que ordena matar a miles o millones de personas, ¿es un psicópata, o alguien muy lúcido que se ve abocado a actuar de esa manera y lo hace sin que eso lo haga un psicópata?
 
8. Pero los problemas llegan cuando lo que parece tan simple no lo es. Y entonces llega lo complicado. ¿Qué hacer cuando llega lo complicado? Cada cual, ha de ser afortunado y saber lo que tiene que hacer. Pues es solamente uno el que puede saber lo que procede hacer o no.
 
9. El problema no es la contemplación o no de todo lo que es la vida, con su belleza y maravilla, con sus miserias y maldades, el problema es inventar a dios, como si inventáramos a un amigo que está lejos de nosotros y hablamos con él. Por lo que nos hacemos neuróticos, al inventar otra realidad a la que nos agarramos y aferramos, fanáticos psicópatas, dispuestos a hacer lo que sea por eso que creemos que es la verdad, lo verdadero, lo mejor. Y por eso generando división, conflicto, enfrentamiento, violencia y guerra.
 
10. Si eso que piensas continuamente no le hicieras caso -sin huir ni querer cambiarlo-, cesaría. Pero es que no quieres que cese, quieres revolcarte en eso que te da tanto placer por los cuatro costados: la ausencia, la posibilidad de volver a empezar, el recordar y recordar, el contarlo a los demás, etc.
 
11. Si estás preso, sea de quien sea, y tú no lo aceptas completamente con todas sus consecuencias, es que estás acabado, en manos de los otros. Y yo no me fío ni de mí, ni de los otros, ni de la camisa que llevo.
 
12. La autosatisfacción, el auto engreimiento, es ignorancia. Porque es creer que uno es especial, un elegido por el universo que hace lo que no hace nadie. Cuando el universo no hace exclusión alguna con nadie, ya que todos nacemos con los mismos atributos y necesidades, a las que hemos de responder para no morirnos.
 
13. ¿Cuándo regalamos algo, no es porque queremos algo a cambio, una sonrisa, una gratitud, conseguir algo oculto de esa persona a la que la regalamos?
¿Podemos regalar algo a alguien sin que intervengan esos deseos egoístas, gananciales, que creemos que nos benefician?
 
14. Mientras sepamos quiénes somos, y lo aceptemos completamente, ¿qué importancia tiene lo que digan los demás? Pues los demás, de una manera o de otra hacen lo mismo. Ya que no hay escape posible: todos tenemos las mismas necesidades, comer, tener un lugar para resguardarnos, necesidad de unas buenas relaciones con los demás, cuidar y dar al cuerpo lo que necesita para su buen funcionamiento.
 
15. No podemos saber la importancia que tiene una buena mirada, un buen gesto, una sonrisa, transmitir empatía, afecto y cariño, con las personas. Pues todos somos desvalidos, llenos de problemas, y que esa actitud y energía que damos, o recibimos de los otros, hace que nos curemos de nuestras miserias humanas. Ya sea de pérdida de una persona, o de algo preciado, ya sea por el mal que los otros nos hayan hecho, ya sea por algo que nos altera el cuerpo, referente a la salud.