Torni Segarra

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1. Ese es el punto: todo a lo que nos aferramos y agarramos, nos va a provocar dolor y sufrimiento. Sabiéndolo como lo sabemos, ¿por qué es que queremos aferrarnos, agarrarnos a algo, a lo que sea: al nacionalismo grande o pequeño, a las religiones organizadas, a las propiedades, a los objetos que tanto cuidamos que hay en la casa, a las personas? Sin lugar a dudas, es por el miedo. Miedo a no ser nada, a quedarme relegado, miedo a los demás, al futuro, al presente y al pasado.

2. El sexo en principio, aparentemente, es lo más barato –para los que no pagan por tenerlo- y placentero que hay. Lo que venga después del sexo, eso ya es otra cosa.

3. El amor al ser lo nuevo, no tiene referencia con nada. Por eso en el amor no hay ley alguna ni normas ni sanciones ni premios El amor es sólo por sí mismo, sin explicación ni razonamiento alguno: cuando él quiere llega, cuando quiere desaparece. El amor es la plenitud total, la felicidad y la dicha en todo, con todo lo que hacemos, vemos.

4. Igual da que seamos madres o padres, hermanos, parientes, amigos, alguien cualquiera, a todos les hemos de hacer algún daño. Pues la vida para sobrevivir, todos nos hemos de hacer algún daño, queramos o no, esa es la realidad de nuestras vidas.
El mismo hecho de decirlo e informarlo, ya va a generar algún daño a los que no lo ven de esa manera. Y esa reacción, si lo rechazamos, también va a provocar su daño.

5. Pero esa fuente profunda de India, ¿es real o es una ilusión, una huida, un espectáculo, la vanidad de la religiosidad, un entretenimiento?

6. Me temo que si no hay comprensión, la fe no sirve para nada. Sin comprensión, sin ver, todo es una ilusión y fantasía.

7. Si dios responde, no te fíes. Porque, dios –los dioses- son nuestro invento.

8. El saber, el tener información abundante, no quiere decir que todo lo comprendemos y podemos ser incapaces de hacer algún año. Prueba de ello, es que los más informados y sabelotodo, son los que dirigen el mundo donde cada día mueran miles y miles de personas de hambre, siempre hay guerras devastadoras, sanguinarias. Y nosotros mismos toleramos a esos dirigentes y sus maneras.

9. ¿Si nos conociéramos de verdad haríamos promesas? La promesa es una proyección en el tiempo, en el futuro, ¿no? Y, ¿quién sabe lo que vamos a poder hacer en el futuro inmediato, próximo o lejano? Es por eso que hemos de saber cómo funciona el pensamiento, para así atenernos a la realidad, a los hechos. Y no inventar no hechos.
Pues si yo no me conozco, tampoco podré conocer a los demás que son básicamente como yo en lo psicológico. Entonces, cuando alguien nos diga que le prometamos algo, sabremos responderle adecuadamente.

10. Parece ser que eso no va a poder ser, no va a suceder. Pues la realidad es la que es. Ahora bien, si es que queremos vivir con el humo y las cenizas del pasado eso es otra cosa.

11. Lo que se dice, las palabras no son lo descrito, por bien dicho que esté expresado e informado. Pues la realidad de un hecho, que es lo dicho y expresado, no puede trasladarse ni viajar por el tiempo ni el espacio.

12. ¿Cuándo contrastamos y nos cotejamos con los demás, no es porque nos encontramos solos y queremos estar en la onda, al nivel que se exige la moda en la ropa, el peinado, etc., en la manera de vivir? Pero esa imitación nos separa y fragmenta internamente, nos separa de lo que realmente somos. Por eso, es que somos tan vulgares a la hora de vivir, porque siempre estamos ajustándonos al patrón de los demás, que también hacen lo mismo.

13. ¿Podemos dejar de juzgar a alguien, se quién sea, el esposo, la pareja, la persona que vive con nosotros, el vecino, los compañeros de trabajo, o los edificios, los coches, la ciudad, el pueblo? No podemos. Porque la mente es un manantial infinito que nunca se puede detener cuando percibe todo lo que hay, lo que ve, lo que conoce. La mente es ingobernable. Por tano hemos de vivir con ella, con eso, con lo que es.
¿No nos hemos dado cuenta que ella nunca puede detener su actividad, que siempre está sugiriendo, contrastando, inventando, teniendo miedo o alegría? Y toda esa manera de ser y funcionar de la mente, con esa información que recibe, quiera o no, es la que hace que juzguemos, cuando decimos: ‘Esto me gusta, esto no’, ‘Esto me conviene, esto otro no’, ya sea al referirse tanto a las personas como a las cosas.

14. ¿Por qué hacemos caso de todo lo que dicen los demás de nosotros para hacernos daño o no? ¿Por qué, respondemos generando así una cascada de acción y reacción que no tiene fin? Cada cual tiene sus peculiaridades en el vestir, sus maneras y costumbres a la hora de encarar la vida, que nos hacen diferentes de los demás –aunque sea superficialmente-.
¿Qué pasa cuando estamos completamente atentos a la vida, a todo lo que sucede, a todo lo que dicen de nosotros, y nosotros decimos de los demás, cuando no huimos de todo eso? Al no huir, tengo todo el tiempo para ver todo eso que está sucediendo, que es la vida en toda su plenitud, y puedo comprenderme a mí mismo, y a los demás, en relación con las respuestas que me dan y las respuestas que yo doy. Y entonces ese ver lo que nos dicen, sea agradable o no, no va a generar ningún conflicto, porque no nos identificamos con ninguna imagen de nosotros ni identificamos a los otros con imagen alguna. Si no que nos observamos como lo que somos: seres humanos, todas personas por igual, con sus necesidades que la vida les exige para poder ir más allá del dolor, del sufrimiento que no tiene fin.

15. Todo lo que pensemos, digamos, vemos mentalmente, ¿cómo podemos saber que es cierto, verdad o no? Es verdad que el pensamiento y la mente, al pensar y desear genera una energía en dirección a esa persona o cosa con la que pensamos. Pero eso no quiere decir que el que recibe ese impulso energético se dé cuenta, ni sepa de quién es eso que le llega.