1. Aunque alguien sea muy desarrollado mentalmente -psicológicamente, espiritualmente-, sino tiene una logística para divulgarlo por medio de libros, de CDs, de videos, de pláticas y conferencias, etc., ¿cómo llegaría todo eso a los demás que no lo conocen y viven en la otra parte del mundo?
Eso mismo, también les pasa a los cantantes, músicos, etc. que triunfan. Sin una buena organización -logística- no serían tan populares ni llegarían a tantas personas.
2. Lo que he pretendido decir y comunicar, Francisco, es que sin un equipo de colaboradores, etc., nadie puede hacer nada. El que más goles marca, muchos le ayudan para que así sea -al margen de su habilidad innata-: el masajista, el entrenador, los que le hacen los pases para que el balón le llegue a sus pies en óptimas condiciones, los fabricantes de las zapatillas, etc.
Respecto a por qué hay quién cambia su manera de vivir –y otro no lo hace-, eso es un misterio. Todo puede ser y no lo puede ser a la vez. Hay personas que han cambiado globalmente el comportamiento de las personas, han influido en ellas: Jesús, Buda, fueron dos altavoces de la compasión y el amor. Es verdad que no los liberaron de manera total –si es que eso puede ser-. Pero, su influencia aún perdura, de una manera o de otra. Aunque realmente no inventaron nada, pues el amor y la compasión siempre están ahí. Ellos solamente tuvieron la capacidad de entrar en esa dimensión –sensibilidad-, donde veían el dolor de manera que les despertaba la inteligencia para ir más allá de él. Y explicarlo de manera clara y comprensiva para la mayoría de las personas.
3. Todos los que buscan la libertad, que no haya autoritarismo ni opresión, injusticias ni corrupción, solamente tienen una solución: descartar todo esos comportamientos –la revolución-. Pero, la diferencia está en que unos la hacen con traumatismos violentos, lavando los cerebros y lanzando las personas a matar y que los maten en masa. Y hay otros, que también van a ir más allá de ese sistema inmoral y corrupto, cruel e injusto, pero partiendo de uno mismo, por lo que no hace falta usar la violencia ni provocar las matanzas en masa que es la guerra.
4. Hola Ruben. La amistad siempre es buena, si no se deteriora para el mal. Estoy de acuerdo en que seamos amigos en FB.
5. La aniquilación de quien te crees que eres, solamente se consigue aceptando la realidad, lo que es. Sin huidas ni invenciones. O con huidas e invenciones. Pero, sea lo que sea el resultado siempre se tiene que aceptar lo que es la realidad de los resultados.
6. Martín, con tu permiso, quiero decirte que existe algo que es el infinito, ¿verdad? Pues a la hora de buscar la verdad, los diversos conocimientos -espirituales, esotéricos, etc.-, todo eso se convierte también en infinito. Por lo que se convierte todo en una especulación, un pérdida de tiempo. Pues, toda búsqueda no tiene fin. Ni tan siquiera se sabe si eso que se busca es real y verdadero o no lo es.
7. Las máquinas son muy eficientes, realizan tareas más rápidamente que los hombres. Pero son mudas, no tienen alma. No nos dicen nada, solamente ejecutan nuestras órdenes. No pueden hacer nada más. No nos pueden avisar de que tal pieza está gastada y se va a romper. No nos dicen nada, para solucionar el problema que tienen para solucionarlo. Es como un cuerpo sano que en un momento queda muerto, ¿cómo nos va a informar esa persona que está muerta lo que ha comido, lo que ha bebido, dónde le duele, qué le ha sucedido? Pues eso mismo pasa con las máquinas: todas están muertas, son torpes e inviables a la hora de comunicarse con las personas.
Los ordenadores, son también muertos, que nunca hablan. Solamente actúan y ejecutan su programación. Pero no nos ayudan a la hora de saber por qué no pueden funcionar, porque no responden a las órdenes que les hemos solicitado. Una conversación telefónica tiene más utilidad a la hora de resolver un problema que el más grande ordenador que existe. Pues, la persona que tiene un problema puede responder simplemente con un sí o con un no a una información para que solucionen un problema. Cuando la máquina, el ordenador, hay un momento que está bloqueado por la situación más nimia que, respondiendo a la pregunta con un sí o un no, todo quedaría resuelto.
Los superficiales, cuando empezaron los ordenadores lo presentaban como el nuevo dios del mundo. Los primeros que los usaron eran personas mundanas, superficiales: los militares, los gobiernos, a escondidas, para ver qué beneficios encontraban para –como siempre- ser más eficientes. Desechado por los militares como un arma secreta, los civiles empezaron a usarlo como herramienta de trabajo, al ser más rápido en sus respuestas. Las máquinas que sumaban y restaban, dividían y multiplicaban, etc., eran anteriores al ordenador como lo conocemos ahora, pero hacían lo mismo: resolver una orden en fracciones de segundo, lo que a una persona común lo que costaba muchísimo más tiempo.
Ahora, en la actualidad, los ordenadores –grandes y pequeños- se han convertido como si fueran otro miembro más de nuestro cuerpo, de la mente. Son veloces, nos han acelerado la vida millones de veces para poder ir más rápidamente en todos los ámbitos. Sin que tengan fin su aplicaciones y posibilidades, pues tanto en lo micro, como en lo macro, lo que parecía inverosímil se ha convertido en realidad.
Pero, ese avance tan valioso para acelerarnos, no sirve para nada a la hora de generar el orden necesario para poder dejar de tener problemas. Pues las máquinas al ser concebidas por los hombres llevan en ellas, toda la imperfección humana. Ellas son perfectas para lo que son inventadas, pero el hombre las hace dañinas, malvadas y mortales. Una de las primeras herramientas fue el cuchillo, que puede cortar una pieza de carne, de fruta, de madera o de caña. Pero, también se puede usar para herir a una persona y matarla. Por tanto, ha pasado de una herramienta doméstica, a un arma que se puede convertir en cruel y asesina.
Pero, el inicio de todo invento siempre es egoísta, lleva el mal en sí. Porque el hombre en sí también lleva el mal, todavía es un animal. Se imaginan si a un león o un tigre les dieran –o inventaran- un cuchillo, ¿para qué lo usarían? Ese es el hombre: alguien que maneja herramientas que usa para sobrevivir, dominar e imponerse, robar, matar si ve que pierde lo que cree que es suyo, si ve peligrar su vida.
Luego aparecieron unos que decían: ‘Todo lo que existe no es tuyo solamente, el cuerpo y tu vida no es tuyo, porque no lo puedes dominar como tú quieres. Así que no fuerces ni te enfrentes contra la realidad de lo que es la vida y las circunstancias, sino serás desgraciado enfrentado, en conflicto, en lucha permanente, te convertirás en un asesino. Y como resultado puedes perderlo todo.