Torni Segarra

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¿Podemos saber cómo vamos a responder en el futuro? En la vida todo cambia, lo que hoy creemos posible, mañana puede que no lo sea. Y lo que creemos imposible ahora, puede que dentro de un rato o unos días sí que haya posibilidad. Por tanto, las promesas, las negativas enrabietadas, no tienen ningún valor. Lo importante es lo que hacemos cuando nos llega el reto que está vivo, moviéndose.
 
La historia de nuestra propia vida, no se puede contar al detalle, pues no tenemos una caja negra para registrar todo como una filmación acústica y física, además también están los pensamientos erráticos, los fijos. Eso en manos nuestras es una ilusión. Pero, ¿para qué queremos saber todo eso? Pues el conseguir algo o no, está condicionado por la finalidad que le vamos a dar del resultado.
 
Cuando negamos –detestamos- todo y vamos al borde de la mente, es cuando estamos más allá de las palabras. Es una experiencia dramática e impactante para los que la observan: cuando queremos algo oponiéndonos a lo que quiere otro, si ese otro nos da una descarga de energía que nos desborda, llega la realidad y la vemos de manera que todos los problemas de oposición y conflicto entre los dos desaparecen. Es una actitud violenta y cruel, pero las dos personas la han provocado, generado, y trae sus resultados.
 
La mentira es una falta de respeto hacia los demás, es subestimarlos en su inteligencia y capacidad. Y esa misma actitud también es para con nosotros mismos, pues al mentir es porque tenemos miedo de que se sepa la verdad. Pero la verdad es clarificadora, generadora de orden, el fin de la confusión.
 
Sentirse vencidos, ¿qué quiere decir? Primero que nada al ser vencidos hay tristeza, frustración, deseos de venganza. Pero, todo eso ya no tiene ningún valor, pues el perder es inapelable, El problema está en, ¿por qué no comprendemos que la vida es vencer y perder? Sin ser vulnerable, ¿puede haber amor, puede la vida operar?
 
El secuestro es un robo, una manera de robar. Por eso, a los que roban no hay que darles la oportunidad para hacerlo: vivir de manera que no provoquemos en los demás el deseo de robarnos. Para ello, nuestra vida no ha de ser escandalosa, sino sencilla.
 
¿Podemos creer que esos hombres que dicen que no comprenden a las mujeres, es cierto o es una chorrada? Por supuesto, si son completamente estúpidos, no comprenderán nada. Pero, si son afortunados y sensibles, y se conocen ellos mismos quiénes son, se darán cuenta que son exactamente igual que las mujeres: seres humanos.
 
En una pareja entre un hombre y una mujer, creer que uno de los dos tiene un papel preponderante, superior al del otro, es ignorancia y superficialidad, no comprender lo que es la vida ni la mente.
 
Si hay finales felices, es que eso no es fieldad en absoluto. Pues la felicidad es desde el principio hasta el final. Es decir, esa felicidad será de diseño, de nuestra propia cosecha, Y ya sabemos que todo lo que queremos y deseamos, es puro egoísmo, donde la felicidad no puede ser en absoluto. Pues la felicidad, ¿puede ser sin ser compartida?
 
¿La disciplina puede ser sin la inteligencia o son lo mismo? No estamos refiriéndonos a la disciplina de los gimnasios, los conventos, los cuarteles, etc. Si no a la disciplina que lleva en sí la inteligencia del aprender. Es decir el mismo acto de aprender es la acción y su orden operando, cuyo resultado es la inteligencia, la sabiduría.        
 
Los retos que nos llegan no son el problema, sino cómo respondemos a ese reto que ha llegado. Si huimos, si queremos cambiarlo, reprimirlo, es reto va a generar desorden. Pero si no lo tocamos, si vivimos con ese reto sin división alguna, entonces llega el orden.
 
La inteligencia –no la capacidad mental para poder hacer algo-, ¿se puede cultivar, desarrollar, incrementar? ¿O la inteligencia es o no es, sin depender de nada externo a ella? Cuando respondemos a un reto, que es un peligro –un animal salvaje que viene hacia nosotros-, ¿verdad que hay una respuesta que no ha sido manoseada, sino que solamente hay acción? La acción directa y total, es la inteligencia que siempre está ahí lista para operar, si nosotros le abrimos la puerta.
 
Las cualidades de cada cual son como un manantial que es inagotable, que cada cual puede hacer un uso diferente a otros. Pero la esencia de esa cualidad, seguirá siempre ahí. La pregunta es: ¿Por qué queremos desarrollarlo, incrementarlo, o empequeñecerlo, según nuestros deseos? Una mujer que cose un botón que se ha caído de la camisa de su hijo o marido, etc., puede tener el mismo arte e importancia que el vestido diseñado y confeccionado por cualquier empresa que se dedique a confeccionar vestidos de alta costura.
 
La cuestión es que si no somos vulnerables -no queremos aceptar la posibilidad de equivocarnos, de fallar-, nos hacemos tiranos, brutales y crueles, que fuerzan y violentan la realidad para salirse con la suya, aunque sea aplastando las evidencias de la realidad que no nos conviene.
 
La creatividad, la eficiencia, se aprende por vía familiar, ambiental. Pues, nuestras mentes graban y se acostumbran a todo lo que les llega. De tal manera que si no tienen eso a lo que se han acostumbrado, se sienten mal, con ansiedad, tristeza, añorando. Por lo que al final, de una manera o de otra, salen -salimos- saliendo con la suya: hacer lo que más a gusto nos pone.
 
De cualquier manera, el pasado ya no cuenta, pues está muerto. Cada vez que queremos juzgar el pasado, ha de ser el fracaso del error, pues en todo juicio hay infinitas posibilidades de acertar, como de errar. Así que, todo juicio es inútil y generador de más problemas, es la continuidad de los problemas de siempre: estar divididos, enfrentados, viviendo en conflicto.