Torni Segarra

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1. ¿Podemos vivir sin molestar a los demás, es eso posible? Eso parece que no es posible, porque para vivir hemos de comer. Y comer quiere decir matar. Tenemos que tener un empleo, que otro también lo quiere, nos enamoramos de una persona pero otro la consigue. Todo lo que hacemos en la vida es una molestia para los demás. Mi presencia molesta a otros, al igual que ellos me molestan a mí.  ¿Qué vamos a hacer, si no queremos vivir en esa dinámica de todos contra todos?

Solamente podemos verlo, ser conscientes de que la vida es así y no va a cambiar. Para de esa manera vivir con ello, yendo más allá de ello, sin división ni haciendo un conflicto con eso que está y va a estar ahí. Y si no hay conflicto, lo nuevo, lo que está más allá de nuestros deseos, el orden llegará. No mi orden ni el de otro, sino el orden por el que se rige la vida para que pueda ser tal y como la conocemos y funciona.

 

2. ¿Cómo podemos saber si es que estamos iluminados o no, hay alguna referencia escrita o no, hay alguien que lo pueda certificar por escrito en un papel? ¿Y ese alguien quién le ha dado la autoridad para que pueda decir el que está iluminado o no? ¿Nos damos cuenta de lo absurdo que es hablar de conseguir esto o aquello, conseguir la felicidad, la libertad, la iluminación, la realización, etc.?

No es todo eso fruto de la tradición,  fruto de la superstición religiosa, de creencias y teorías, que nosotros tan superficiales y vulgares, aceptamos y vamos detrás de ellas en una dinámica que no tiene fin? Ver todo este absurdo proceder, es lo que nos libera de lo conocido, que es el pasado. Y entonces es cuando la religión, entendida como liberación del ego, del ‘yo, la iluminación, la realización, tiene su sentido.

 

3. En el ámbito psicológico, espiritual, no existe tal cosa como llegar a ser. Así que, todo intento de llegar a la orilla o al borde de la realidad, de la mente, es un deseo vano. Es un esfuerzo en el que invertimos nuestra energía, nuestra vida. Pues el deseo de saber, de experimentar sin fin, es como el caballo que da vueltas en la noria, con los ojos tapados para que no vea lo que está haciendo, para que saque agua.  

 

4. No solamente el desorden de los padres desequilibra a sus hijos emocionalmente, sino que les pueden provocar enfermedades graves para toda la vida. Pues las enfermedades severas son causadas por el desorden, la maldad de los padres, parientes, etc., sin ser conscientes ni darse cuenta, que tienen una relación estrecha con los hijos cuando son pequeños y sumamente vulnerables.

Y eso mismo también sucede en todos los ámbitos de la vida. Por eso, sin el orden interno de cada cual, si no hay orden, es cuando generamos esta manera de vivir, tan corrupta e inmoral. Con sus muertes de hambre mientras otros destruyen comida, enferman por el exceso en comerla; somos indiferentes a los accidentes que mutilan e invalidan, o son mortales de tráfico; somos indiferentes a los malos tratos, a la falta de respeto, que deprime y resta la energía necesaria para afrontar la vida, enfermándonos.

 

5. A pesar de que guardar rencor es como sostener una brasa ardiendo en la mano, así y todo todavía la sostenemos. Y por eso, ese fuego nos hace arder todo el cuerpo y la mente de manera que hacemos toda clase de tonterías con tal de aliviarnos el dolor que nos causa.

¿Podemos morir a todos los agravios, los insultos, las ofensas, los malos tratos, sin que nada quede, quemarlo todo en el fuego de la atención total y absoluta a todo lo que hacemos. La atención total, quiere decir que no hay división, ni  conflicto, sino amor.

 

6. Dios, ¿puede tener alguna imagen para ver su rostro? Primero que nada, ¿quién es dios, qué es dios? No lo sabemos, porque ni siquiera sabemos si existe o no. Por tanto, estamos ciegos, como los ciegos de nacimiento que nunca han visto nada y no tienen una exacta imagen y visión de lo que es la realidad como la ven los que no son ciegos.

Sólo sabemos una cosa, y es que si mis actos son negativos, corruptos, inmorales, voy a generar dolor en los otros. Y causar dolor a sabiendas, pudiéndolo evitar, eso va a generar todo lo contrario del amor. Y si algo sería dios si existiera, sería amor.

 

7. Encomendarse a dios –los dioses- es encomendarse a uno mismo. Pues eso que decimos dios, es como hablar para nosotros, inventando una personalidad con la que nos comunicamos. Es como cuando los viejos, o los locos, que están solos, que hablan solos, dicen cuando algo se resiste o algo les sale mal, preguntándose: ‘¿Qué haremos, me dejarás hacerlo o no, lo haremos bien o mal’? Y eso nos alivia porque es como si fuera un diálogo con  alguien, que no está, pero nos da la ilusión de que no estamos solos.

Y como hemos inventado a un dios todopoderoso, creemos que él nos va a aliviar y solucionar todos los problemas, ya sean graves o no. Pero ese dios, sólo es el invento de alguien que está desesperado, con miedo, temeroso, tanto de la vida como de la muerte, y necesita ayuda, por lo que inventa ese ente inexistente al que llamamos dios.

 

8. Annie Kidder, Executive Director of People for Education. Toronto, Ontario. Canadá.

 He leído tu entrevista en el diario…, de ayer. Gracias.

El problema de la educación es que el maestro ha de vivir en su vida cotidiana todo lo que pretende enseñar, transmitir, informar y explicar a los demás. Por lo que el maestro ha de ser completamente íntegro, no corrupto. ¿Puede eso ser en nuestras vidas? Investigarlo con los niños, alumnos, etc., de manera que ellos participen, es la mejor manera de transmitirlo.

 

9. Los problemas personales, son fruto de la imaginación que es el ego, el ‘yo’. Pues no hay ‘mi’ problema, porque los problemas son de toda la humanidad. Es solamente porque tenemos miedo a la vida y a lo que nos depara, que creemos que es real e importante ‘nuestro’ problema.

 

10. El amor tiene la capacidad de negar todo para que sea. Se puede negar la razón, la lógica, el dinero, la seguridad, la vida, etc., lo que haga falta. Pero de la misma manera que todo lo transforma para que pueda ser, el amor puede hacer todo lo contrario: destruirlo todo lo que le daba soporte para ser. Porque el amor lo necesita para poder seguir siéndolo.

Por eso, el amor está más allá de todo lo mundano, de todo lo que digamos o no.