Aunque podemos decir que no hay un dios, todavía existe el misterio de todo lo que es la vida. ¿Por qué es que vivimos? ¿Por qué muere uno recién nacido, joven, o llega a viejo? ¿Por qué desde pequeño uno enferma y sigue enfermo el resto de su vida?
La indiferencia no es amor. La indiferencia es insensibilidad e indolencia. Y la vida toda ella necesita que la amemos, que seamos compasivos con todos, sean quienes sean.
Psicológicamente el infinito afecta a todo, nada ni nadie se pueden excluir, librar, olvidar. Las leyes solamente se pueden aplicar a la materia y la psicología -acción y reacción-. Pues el amor, que es lo infinito, no tiene ni norma ni ley alguna.
¿Cómo nos podemos alinear con la mente universal o divina? Cuando la energía llega en su plenitud, donde la inteligencia está operando. Pero para que llegue la energía en su totalidad, sin que se pierda por un fragmento, uno no ha de estar ni dividido ni en conflicto.
Primero que nada, Carmen, cuando decimos que el hombre desciendo o no desciende del mono, ¿eso qué valor tiene realmente? Puede que se cierto o no. Por tanto, hay que investigarlo si una quiere.
El hombre, tiene mucho del animal: su agresividad, su violencia. Ya que la necesita para dominar a los que se oponen, para que pueda conseguir lo que necesita -que es lo mismo que necesitan los demás que se oponen a él-. Y es esa necesidad, la que nos hace egoístas. Así que básicamente somos iguales, aunque el hombre es más desarrollado mentalmente y por eso ha inventado todo el mundo tecnológico, espiritual, etc.
Con respecto de no conocer a las mujeres. Eso es muy simple, pues las mujeres y los hombres son iguales, lo que cambia es en lo morfológico. Psicológicamente, son igual.
El amor engloba y abarca a la ley, como lo abarca todo, por eso es infinito.
“Podría el amor violar la ley…? (estamos filosofando)”.
El amor no está en contra de la ley, la lleva en sí. Pero, llegado un momento el amor va más allá de la ley. Si un médico termina su horario de trabajo en la consulta y llega una persona enferma, y sin papeles, va más allá de la ley y atiende a esa persona necesitada. Y de la misma manera, igual en todas las facetas y ámbitos de la vida, en que la ley se interponga ante el bien de una persona, el amor no hace caso de la ley, la transciende y va más allá de ella.
Cada cosa tiene su lugar y su momento. El corazón, los sentimientos, las ilusiones, todo eso es pasajero. Vienen y se van. Pero durante el tiempo que permanecen en nosotros nos pueden generar confusión y desorden. Las banderas, las músicas propias de cada lugar, las de moda, nos hacen a veces llorar emocionados. Y esa emoción nos lanza a la decisión de dar lo que sea por eso que tanto nos conmueve. Pero, a los otros también les pasa lo mismo. Por lo que, desencadenamos división, enfrentamientos, conflictos. Porque queremos defender eso que creemos nuestro y mejor.
Igualmente pasa con algunas personas, sobre todo con las que queremos como posible pareja. Provocándonos arrebatos y arrobamiento, donde uno pierde toda la racionalidad, la lógica, la noción de la realidad. Por lo que estamos dispuestos a dar lo que haga falta para proseguir y conseguir que esa relación prosiga y se afiance. Pero eso es una visión nuestra, que puede que la otra persona no comparta ni le interese, por lo que va desencadenar toda clase de problemas psicológicos, sociales, etc., en nosotros.
Por eso, Pablo, uno ve todas esas actitudes mentales, de la vida, como algo más sin darle importancia ni aferrarse haciéndose adicto a esa relación, ya sea una persona, una moda, una idea o teoría, un lugar donde vivir, un grupo de personas con las que me identifico.
Por la mañana cuando me levanto, miro por la ventana y desde allí veo cómo funciona el mundo.
Virginia, el problema es tan grande y enmarañado, pues estamos hablando del desorden del mundo, de su sociedad, que es uno el que tiene que resolver el problema. Y el problema es nuestra vida de cada uno. Porque si te obligo a ti a que hagas algo que no entiendes, o no quieres, no tendrás la energía suficiente para descartar lo que los otros no descartan.
Y cuando obligamos a alguien, ya estamos dentro del ámbito de los problemas de la sociedad, que pretendemos solucionar. Por lo que sería tanto como vivir girando dentro de un círculo cerrado. Dejando todo como siempre: con su inmoralidad y corrupción. Así que el problema de la sociedad, es mi problema. El problema es mi vida y lo que yo hago con ella, cómo vivo, de qué manera me relaciono con las personas, la naturaleza, con las cosas. Y mientras no tengamos orden en nuestras vidas, en la de cada cual, ¿qué sentido tiene hablar sin parar, ir de un lado a otro haciendo servicios sociales, escribiendo?
No me has hablado de tu libro. Pues ahora ya no leo libros y no estoy al tanto de las novedades.
Sí, el escrito que te envié, es un montaje de dos escritos que los he juntado para que tenga más cuerpo y que tengan conexión entre ellos. Aunque en realidad, todos los escritos de filosofía y psicología tienen un nexo común: describir la realidad, la vida de las personas, y sus posibles soluciones de los problemas.
Lo que decía es que aunque comprendamos que dios es una idea, una teoría, de la que no hacemos caso. Aún queda por descubrir -si se puede- ¿qué es lo que es el misterio de la vida, que incluye a la muerte? ¿Cómo llegamos aquí a la tierra?
Cuando no hay división es cuando existe la armonía del ser. Porque no hay fricción, sino confort, al no luchar contra las corrientes que nos llegan por todos lados.
Sólo cuando llega el vacío se realiza el estado del ser. Que es la armonía con el absoluto, lo totalidad de la vida y el universo.
El Ser, Dios, el súper Yo, la iluminación, el infinito, la liberación, lo eterno, todo es la misma cosa. Todo eso sólo aparece cuando el ‘yo’, ha visto que no es adecuado para abordar y enfrentarse para descubrir lo que está más allá de las palabras, los conceptos, las imágenes que tenemos, los conceptos, de todo ello.