Si pasamos de no hacer nada, a ir corriendo creyendo que todo lo vamos a arreglar, esa actitud nos va a generar ansiedad, estrés, Lo realmente importante, es ver el desorden que hay en nosotros, en nuestras vidas, en nuestra manera de vivir la vida cotidiana. Porque el desorden va a generar más confusión, más sufrimiento, más crueldad.
Wendy. Si nos reservamos para alguna persona cualquiera, a la que consideramos especial, ¿no nos estamos bloqueando, esclavizando, perdiendo la libertad? Una cosa es el sexo, al que hay que atender y otra cosa es la dependencia. Ahora bien, ¿podemos vivir sin ninguna dependencia, ya sea a una idea, a la religión y sus dioses, a una idea política, nacionalista, a una persona y al sexo que nos proporciona? No digamos ni que sí, ni que no, observemos qué es lo que significa vivir, qué es lo que significa y es la dependencia.
Está la dependencia de vivir en la casa, de llevar zapatos, la dependencia de la luz eléctrica, de los trenes, el metro, el avión, el autobús, de los medicamentos, etc. Pero, en el ámbito psicológico, ¿podemos ver todo lo negativo que es la dependencia, con su fragmentación entre ‘tú’ y ‘yo’, lo que quiere decir ‘mi’ país y ‘tú’ país, ‘mi’ religión y la ‘tuya’, ‘mi’ idea de lo que tiene que ser la vida y la ‘tuya’?
Así que toda dependencia nos genera fragmentación, desorden, lo que quiere decir enfrentamientos, discusiones que no tienen fin, peleas. ¿Podemos ver todo esto tan claramente, tan dentro de nosotros, que en ese ver venga la comprensión, de manera que el ver y la acción sean una misma cosa? No el ver y luego actuar, porque seguiríamos dentro del ámbito de la fragmentación, y por tanto de la confusión y el conflicto.
Mayra. Los recuerdos, sean buenos o malos, son el humo de las brasas del fuego. ¿Por qué en vez del humo no queremos la llama purificadora que todo lo quema, ya sea el pasado, el futuro, y también el presente que es la continuidad del pasado que se proyecta en el futuro?
Janeri. ¿Hay alguna diferencia en realidad entre el recibir o emitir? Es decir, ¿el que emite es diferente del que recibe, o el que da es diferente del que recibe? Evidentemente no lo es, ya que todos actuamos de la misma manera egoísta, disfrazada de buenas intenciones, de bonitas palabras. Cuyo resultado es la acción del ego, del ‘yo’.
El sexo es como la comida, diversa en su forma y variada, pero cuando se tiene hambre todo lo concerniente al sexo proporciona satisfacción –la ropa, la piel, los ojos, la voz, todo el cuerpo adopta una unidad- donde todo va a ser motivo de éxtasis, de dicha, de satisfacción. Y no pude ser de otra manera, pues el acto de generar otra vida es preciso para que continúe la especie, ya que generar vida es de lo más complicado y problemático, por lo que la satisfacción y el placer nos obligan -tanto a animales, como personas- a que eso sea posible.
“Quien tiene luz propia, incomoda al que está en la oscuridad.”
Sandra A. O, ayuda, orienta e ilumina los errores. Porque la luz, lo pone todo al descubierto, al que la tiene y a todos los demás.
Sandra A. Eso mismo, se puede decir también de los hombres. ¿Dónde está la novedad, la singularidad?
Lali. ¿Estar poseídos por una persona, dominados, esclavizados, es eso amor? ¿O el amor es libertad total en todas direcciones? No lo rechacemos ni lo aceptemos. Investiguémoslo, mirémoslo profundamente, y nos daremos cuenta, que el amor sólo puede existir cuando no tenemos conflicto interno, dentro de nosotros.
Cada cual hace lo que puede. Y no se le puede exigir más. Porque, cada cual tiene una capacidad de respuesta a un reto. Y saber verse y conocerse las limitaciones, eso va a generar orden. De lo contrario llega la confusión, el caos, el sufrimiento. ¿Dónde están las limitaciones, Lali? En el esfuerzo, que nos genera conflicto. El esfuerzo es la lucha, la contradicción, el enfrentamiento, entre la realidad, lo que es, y lo que yo quiero que sea, lo que quiero conseguir. Y todo eso, nos hace insensibles, indolentes, brutales y crueles.
Sergio. Los sueños y las esperanzas, ¿son reales, tienen su posibilidad, tienen su sentido, su lógica? En la vida, para vivirla en su totalidad, hay que tener libertad, ser libre. Y ser libre significa, ser libre de toda idea, concepto, teoría, del pasado, que proyectamos para el futuro. ¿Y, qué son los sueños, las esperanzas, sino unas ideas que manoseamos, que manipulamos para conseguirlas en el futuro? Pero la cuestión es, que si trabajo para una idea o teoría para el futuro, desatiendo al presente, al ahora. Generando desorden y confusión, división y conflicto, entre lo que es, la realidad, el ahora, y lo que yo quiero y deseo.
¿La felicidad depende de los otros, depende de lo externo? Si dependemos de lo externo, de cualquier cosa, de los otros, eso nos puede destrozar. Pongamos, Sergio, que dependo de la música, del fútbol, o del ir al templo, para ser feliz, ¿tiene eso sentido? ¿O, la felicidad reside dentro de nosotros y la podemos experimentar en cualquier lugar, con las personas –no solamente con una en particular-, en cualquier actividad?
Si sólo queremos ver, abrazar y besar, ¿eso es muy poca cosa para el amor, no? ¿Es eso amor? Lo que quiere decir, que solamente está operando el deseo sexual. Y el sexo no es amor. El amor incluye también al sexo. El amor es a todo, a la totalidad, sin fragmento alguno que nos divida.
Si decimos, “Tú déjate enamorar, que yo me encargo de hacerte feliz.” Eso suena como un mandato, un deseo, es egoísmo, ¿no Sergio? El amor es como el aire, que las manos no lo pueden atrapar ni contener. El amor es o no es, es sin más, es caprichoso, inmanejable, está más allá de lo queramos o no queramos. Porque el amor es la vida misma, insegura, misteriosa, indescifrable, siempre ahí para que sea recibido. Solamente hace falta abrir la puerta, y ser afortunado, para que el amor llegue.
El plan perfecto que nos espera, ya sabemos cuál es: vivir la vida que nos toca, crecer, envejecer y morir. Y los dioses –con todo el poder que les damos y les suponemos- no van a hacer nada. Porque los dioses son un invento nuestro. Y por eso, son un invento de nuestra hechura: la ignorancia, el desconsuelo, la amargura, la frustración, ante todo lo que es la vida. Porque nada de lo que querernos, deseamos, anhelamos se nos va a conceder.
Por eso, Mayra, nuestro plan perfecto es asumir la vida que nos toca vivir, sin huir, sin querer cambiarla, sin hacer un problema de ello, vivir amando esa miseria humana nuestra, gozar de esa miseria de manera que se convierta en un gozo, en un éxtasis.