Torni Segarra

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Las leyes que no están escritas, son las leyes que están más allá de las escritas. Es decir, si alguien llega a una oficina, tres minutos después de haber finalizado el horario, y el funcionario por amor atiende al que ha llegado tarde, es porque él va más allá de ley, que es el horario rígido.
 
Somos muy astutos. Pero la ayuda contra el miedo es comprenderlo. Y comprender algo es cosa solamente de uno.
 
El mismo deseo de bien, ya sea hacer obras sociales, como que la mente gane espacio, lleva consigo la confusión. Pues le deseo en cualquier dirección, negando o afirmando, es confusión, desorden.
 
El problema no es si algún día nos van a volver a amar. El problema es si tú amas.
 
Todos somos intrigantes, enredadores, aunque sea superficialmente, pero hay algunos que tienen de alguna manera algo de poder que se pasan. De manera que sus enredos hablando, mintiendo, esparciendo su inquina, rabia y amargura, es un insulto para los otros que tienen que tener una paciencia infinita para soportarlos. Lo que demuestran es que son subdesarrollados mentalmente, pues no se dan cuenta que hacen el ridículo y también daño, por los celos, envidias y su maldad continuada.
 
He leído tu columna, ‘Olé torero’, en la que defiendes una foto donde sale un torero vestido como tal. Esta foto que ha sido premiada por un organismo internacional, ¿no tiene una relación directa con la tortura y el asesinato de los toros, por diversión festivalera? ¿Entonces, cómo quedamos estamos a favor de los animales, sí o no?
El problema no es igual, para un país como España, que la tortura de los toros está institucionalizada, ya que las autoridades la promueven, la subvencionan, le dan la categoría de fiesta nacional, que en los países donde esa macabra costumbre no existe, que puede que tenga un impacto vistoso, estrambótico, cómico, estrafalario. Y que la cuelguen en pasquines, en los museos donde se exhiben los premios fotográficos. Pero en España, no se puede tolerar banalizar la tortura y la violencia contra los toros.
Aunque sea duro comprenderlo para algunos, la mayoría está condicionada de manera que aunque haga todas las maldades –pegar a las mujeres, robar, ser corrupto, ser indolente a la hora de cumplir en el trabajo, no respetar a todo lo que tiene vida-, no lo ven como si fueran maldades. Por eso, los que pueden hacerlo, han de dirigir a esas personas insensibles, crueles, desafortunadas, que actúan como robots, para que no sigan con su desgracia de ser indiferentes ante la tortura y asesinato de los toros. 
Los intelectuales tienen una actitud que se otorgan: estar más allá del bien y del mal. Ahí están los triunfadores pintores, escritores, artistas de cine, periodistas, etc., de la primera mitad del siglo pasado, que han tenido comportamientos salvajes a la hora de asistir a esos espeluznantes espectáculos para ver torturar y matar a los toros, sin cuestionarlos, sino ensalzarlos y loarlos. Y todo eso quiere decir, que el condicionamiento está no solamente en las personas sencillas y vulgares, sino que está en el fondo de la psique de todos los seres humanos. Es decir, nos gusta divertirnos, hacer algarabía, queremos excitarnos, queremos sangre y su espectáculo, aunque sea a costa de los animales, y también de las personas –los toreros- que se enfrentan al toro y pueden perder la vida.
 
Sin bondad, la belleza no puede ser. Será la vanidad del exhibicionismo, pero esa aparatosidad no tiene nada que ver con la belleza. Es como el que habla mucho pero no dice nada.
 
La posesión en todos los ámbitos, es negativa. Pero hay quienes necesitan la libertad, para poder verlo. Ya que viviéndolo y padeciéndolo, aún no lo ven.
 
Pero ese ‘puede curar’ es en el fututo, la solución ha de ser curar ahora, en este preciso instante.
 
Informar puede que sea negativo. Pues al informar estamos condicionando, de manera que eso queda grabado en la memoria, en la mente. Y todo lo que la mente genera, nos causa dolor. Porque, la mente, la memoria es el pasado. Y con el pasado no podemos responder a los retos, que son los hechos que nos llegan, que suceden.
Por ejemplo si tú tienes un amigo que se ha muerto y no lo sabes, no sientes dolor. Pero en el momento en que alguien te informa del fallecimiento de tu amigo, todo el proceso del dolor se desencadena, aunque ese hecho ya ha sucedido, y ya forma parte del pasado, es el pasado..
Y lo mismo sucede con las ideas y teorías, que siempre son del pasado o del futuro. Cuando lo que es realmente importante y verdadero es el ahora, lo que sucede a cada instante.
 
La vida es bella, cuando es bella, porque nos llega agradablemente. Pero hay que ver la belleza también, cuando nos llega fea. Tanto en la belleza, como en la fealdad, la vida tiene su belleza, porque todo forma parte de un orden que nosotros no podemos comprender. Y es en ese orden donde está la belleza, que la origina. Por tanto todo es belleza. Ahora falta el poder comprenderlo, vivirlo, hacerlo realidad.
 
Ese es el fracaso de los que creen en dios. Pues si creyeran en él de verdad, aceptarían todo lo que nos envía, que es todo lo que nos pasa en la vida, ya sea que nos guste como que no.
 
Sí, pero para acabar con el problema hay que ver, comprender instantáneamente, que ese problema es el peligro, el obstáculo, para mi confort, tranquilidad, para que no haya estrés. Por lo que, ¿de qué manera se producirá esa comprensión instantánea?
 
La eliminación de la intencionalidad como requisito previo a la felicidad, quiere decir la ausencia de deseo. Pero no la ausencia de los deseos que no nos gustan, sino todo deseo. Y si no hay deseo alguno en ninguna dirección, el orden se va a imponer como siempre. Y ese orden es lo que estamos obligados, queramos o no, a hace en la vida cotidiana: comer, vestirse, tener un techo, hacer algo para poder tenerlo, o hacer todo lo contrario, para no tenerlo, y sufrir las consecuencias.
Pero el deseo siempre estará ahí, como el miedo, la violencia, la crueldad. Pero cuando vamos más allá de todo eso, entonces es cuando parece que no sean. Aunque siguen operando a un nivel vital, para poder sobrevivir.