Torni Segarra

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1. Lo bueno y lo malo, es algo que nos confunde, no lleva al desorden, pues ¿quién es el que dice que algo es bueno o malo? Lo que para ti es malo, para otro puede que lo considere bueno. Y ese es el eterno problema que tenemos: mi nacionalismo es bueno, el tuyo es malo; mi religión es la buena, la tuya es la mala; mis opiniones, ideas y teorías son buenas, las tuyas son malas: mi manera de vestir, mis relaciones con los demás, lo que hago con mi vida, es bueno, pero lo que tú haces es malo.
Y así llevamos desde hace trescientos mil años. Proseguimos con esa manera después de desencadenar toda clase de conflictos y de guerras. ¿Por qué es que aceptamos esa manera de vivir? ¿Por qué aceptamos la división, los conflictos, las carnicerías de las guerras? ¿Es por el miedo a estar solo, miedo a perder lo que tengo, lo que soy, mis opiniones y deseos, mi satisfacción y mi placer?
Mientras no veamos y comprendamos que el origen de todos los problemas está en la división interna –que nos hace que digamos: ‘Esto es bueno, esto es malo’-, todo va a seguir igual que siempre. Si somos capaces de verlo como el veneno que es, como un peligro que es para nuestras vidas, la de nuestros hijos, parejas, amigos, vecinos, parientes, un peligro para toda la humanidad, entonces la puerta estará abierta a lo nuevo. Que está más allá de lo malo y lo bueno.
 
2. Eso es verdad, Beatriz, la felicidad está en nosotros, siempre con nosotros. Solamente falta que la dejemos florecer, que le demos espacio y libertad para que sea en todo su esplendor, magnificencia.
 
3. Cada cual es como es, tiene su parte positiva o negativa según lo veamos para nuestros intereses. Los obreros y albañiles, o cualquier empleado, tienen su valor, ya que sin ellos no se podrían construir las casas, ni funcionar lo necesario para que todo pueda solucionarse.
Las personas llamadas culta, también tienen su lugar y capacidad para hacer lo necesario para que todo funcione, para que se puedan construir las casas, los puentes, la maquinaria, los avances en lo tecnológico.
El problema está en cómo hacemos lo que tenemos que hacer. Porque siempre hemos de hacer algo, si no es que queremos ser un parásito dependiente de los demás, si es que eso puede ser.
De manera que el fatuo y engreído, el que quiere ser más que los otros en importancia, ya sea campesino o carpintero, catedrático o un inventor, serán lo mismo. El resultado será el egoísmo, que se manifiesta en dar toda la importancia a nuestro ego, el ‘yo’.
 
4. La pregunta es: ¿Con lo que tenemos en el presente, eso no nos basta? Es como estar haciendo una alocución, hablando a otros, y querer atender a otros que llegan y lo quieren interrumpir para que los atiendan. ¿Eso es tan urgente como para alterar y faltar al respeto de lo que estamos haciendo? Pues parece ser que sí, que nuestros deseos se han desbordado de manera que queremos que nos atiendan a todas las horas del día. Y es por eso que tienen tanto éxito los teléfonos móviles, los celulares.
Pero en realidad, es el deseo de huir de nuestras miserias y amarguras, creyendo que acelerando la acción vamos a conseguir deshacernos de ellas, el origen y el motivo de todo lo que hacemos e inventamos. Pero, no. Hagamos lo que hagamos, inventemos lo que inventemos, a menos que no haya comprensión, toda la miseria y amargura estará en nosotros. Como lo demuestra el último medio millón de años que las llevamos a cuesta. ¿No nos hemos dado cuenta que cuándo más en desorden estamos, es cuando más actuamos, mayor es la acción?
 
5. Sin orden, ¿cómo vamos a poder vivir? Si no respetamos el orden del cuerpo, que tiene su propia inteligencia, no podremos vivir. Si el agricultor no tiene su orden de siembra, riego, abono y cosecha, cómo viviremos.
 
6. Si queremos ser libres no podemos depender de nadie para que nos solucione los problemas, y seguir siendo libres. Pues ese al que hemos pedido ayuda, nos va a manipular, explotar, hacer algún daño. Así que en toda dependencia está el obstáculo que imposibilita la libertad, su belleza, su vitalidad.
 
7. Estás cansada, agotada, física y psíquicamente. De lo contrario, no tendrías tanto sueño ni dejarías de vivir, saldrías a la calle a disfrutar y sufrir todo lo que nos trae la vida.
 
8. Todo lo que amamos lo convertimos en bello, en belleza. Esa es la magia y el misterio del amor. Por eso sin amor, hagamos lo que hagamos seremos feos, desordenados, confusos, molestos, amargados.
 
9. Es el ‘yo’ mismo el que tiene que comprender que es un estorbo, un obstáculo para que haya orden. Y cesar en su actividad.
 
10. Pregunta: ‘¿Es posible que el ‘yo’ pueda acceder a esa comprensión o es indispensable su trascendencia para que suceda?’
Sea lo que sea, va a ser el resultado del pensamiento y la mente que percibe lo negativo. Que son sus actitudes negativas, divisivas. Pues sin tener consciencia ni percepción, no podríamos descartar lo negativo. Es decir, el ‘yo’ mismo se tiene que transcender.
 
11. Desafortunadamente esos sucesos, con sus malos tratos y torturas, siempre están sucediendo. Creo que la causa es la ignorancia tanto de la víctima como del verdugo. La víctima por confiar ciegamente con una persona -ya que las personas seguimos siendo feroces como los animales-. Y el verdugo por ser tan estúpido, por creer que con la crueldad y la violencia se puede dominar a una persona si ella no quiere.
En ambos casos, ¿no está implícita la huida de la realidad de lo que somos, ya que queremos más, o menos, de lo que tenemos? Cuando somos jóvenes y las expectativas se nos antojan fáciles, nos embarcamos con cualquiera, que nos atrapa, llegando la dependencia y la esclavitud. Y luego, volvemos otra vez a huir agarrándonos a otro que también es igual que el anterior, aunque a otro nivel menos intenso.
 
12. Cuando algo se acaba, todo lo que digamos ya no sirve de nada. Solamente es un llanto, un llorar con las palabras. Queriendo descubrir por qué se ha acabado, terminado. Si hubiéramos podido hacer algo o no para que no terminara, y por eso sintiéndonos de alguna manera culpables. Y eso quiere decir, que todavía no lo hemos comprendido y acabado con ello.