Torni Segarra

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Cada cosa que hacemos tiene su repercusión a corto y a largo plazo. Todo es empezar, eso es bastante fácil. El problema es cómo salir. Las relaciones, son complicadas, pero han de ser claras desde le primer momento, así nos ahorramos las mentiras y los engaños, que al final han de salir a la luz.
 
Lo malo de la risa es que siempre es a costa de otros. Aunque, incluso sea de nosotros mismos, que entonces es didáctica, no enseña tal cual somos, vemos lo patéticos y absurdos que podemos llegar a ser.
 
El éxito, el triunfar, es la vulgaridad, pues todos lo quieren. Y para conseguirlo han de generar y provocar: ira, odio, venganza, crueldad y brutalidad.
 
Con todos los respetos, y si me permites el decirlo, eso que has escrito no es posible para un ser humano. Has inventado algo que no puede existir en la tierra, sí en la escritura como tú lo has hecho, Ángeles. A no ser, que uno diga que es así y el otro se lo crea.
 
Carmen, esta mañana temprano, no me he acordado que tú también cumpliste años hace unos días. Por eso, he sentido la necesidad de explicarte, que no felicito a nadie por el cumpleaños: ni a mis parientes, ni a las personas que conviven diariamente conmigo.
 
Este mundo es feo y ridículo, donde todo lo superficial triunfa, se impone. Pero, nadie va a cambiar este mundo tal y como es. Así que, solamente tú, cada cual, ha de cambiar su propio mundo, de dentro hacia fuera.
 
Cuando el amor de tu pareja se va, es porque os conviene a los dos. Porque donde hay esfuerzo no puede haber amor.
 
Eso es verdad: las personas quieren modificar nuestras vidas. Pero, nosotros queremos también trasformar la suyas. Porque todos somos igual, queremos seguridad. Y creemos que cambiándolos para que hagan lo mismo que nosotros, estaremos seguros y a salvo.
Pero, es al revés: cuando más seguro creo estar, es cuando más inseguro estoy.
 
El enamoramiento es una obsesión inducida por el cuerpo -el sexo- y por el deseo de seguridad. Cuando esas dos expectativas pierden su valor, su necesidad, el enamoramiento no existe.
 
El placer nos lleva al dolor. Pues, cuando lo probamos nos hacemos esclavos de él. Por eso, las personas enamoradas o dependientes, viven también en el dolor. Ahora bien, carga a gusto no pesa.
 
Por supuesto, si no tenemos amor estamos matando a los demás aceleradamente. Es decir, somos más destructivos, asesinos.
 
Eso que dices, Rose, no está tan claro. Pues, siempre las personas se han comunicado, ya sea verbalmente o transmitiéndolo mentalmente. Es decir, desde hace doscientos mil años, ya sabíamos qué era la bondad, la maldad, el hacer daño –matar sin la necesidad de comer-, sabíamos cuando molestábamos y nos fastidiábamos. Y nadie sabía escribir y seguramente éramos muy pobres en palabras, aunque la comunicación existía.
Por ejemplo, cuando tú entras en tu casa puedes notar si allí ya está alguien o no –tu pareja, un hijo, la persona que vive contigo, etc.- sin que haga ruido ni hable. ¿Cómo lo sabemos? Con la sensibilidad y la percepción, captamos algo inexplicable que nos informa. Otro ejemplo más, todas las civilizaciones primitivas aisladas, desarrollaban las mismas armas: lanzas, flechas, arcos, sin contacto alguno externo –los pobladores aborígenes americanos, etc.-.
Por tanto, el estar informado no quiere decir la posibilidad de hacer un cambio radical en la mente, en la psique. Si no que uno tiene que inquirir, entrar en la profundidad interna, para ver la manera real de cómo funcionamos. Es decir, ver toda la actividad del ‘yo’, su origen y como se desarrolla, para poder ir más allá de él, de todo ello que nos divide y nos trae el conflicto.
 
Esa obsesión por lo físico, por la imagen, de vanidad y de codicia, es lo que nos hace feos, amargados, con ansiedad por el devenir, por alcanzar algo que no puede llegar porque es un invento e ilusión.
Pero, a pesar de todo el dolor que nos genera, seguimos dividiéndonos, en conflicto y haciendo la guerra. Parece que sea nuestro destino. Pero puede dejar de serlo.
 
La relación perfecta, es cuando uno ha ido más allá de la división y su conflicto. Mientras haya división interna, habrá lo que hay ahora: conflictos, enfrentamientos, peleas, contienda, violencia y su crueldad.
 
Sonreír, si uno puede hacerlo, es un acto de distensión, de afecto, de confianza, de paz.
 
Esa amargura no va a traernos nada bueno. Es mejor dar bien por mal. Una actitud vital, aunque para ello haya que descartar y renunciar a algo en lo que creíamos, que pensábamos que era bueno.
 
Si es que eso puede ser. Porque si no lo puede, no hay ningún problema. Lo más importante es la realdad, lo que soy, no lo que me gustaría ser. Porque, esa actitud de huir de lo que soy nos divide y nos hace vivir en conflicto.
 
¿Esas altas botas para el verano, son cómodas y adecuadas? Lo moderno, para que sea, nos ha de liberar de los problemas, del dolor y los sufrimientos, de los impedimentos que nos los provocan.