Torni Segarra

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Krishna, es el personaje principal de Vhagavad-Gita, texto llamado sagrado donde se narra la guerra entre dos clanes que eran parientes. Y después de todas las dudas, las reticencias morales, internas, ha a hacer la guerra, Krishna se decide por hacerla, manteniendo un diálogo con dios que va explicando por qué ha de luchar y hacer la guerra, asesinar, y todas las barbaridades que se hacen en las guerras.
Es un texto perturbador, como todos los que llevan más allá del bien y del mal.
 
¿Por qué usar la palabra fe? Si no sirve para nada cuando hay amor. ¿Para qué complicarlo con esa palabra tan supersticiosa y negativa? Las palabras llevan una carga emocional, ya sea positiva o negativa -la palabra matar es emocionalmente negativa-, entonces cuando las usemos hemos de ser conscientes de esa carga negativa que llevan en sí -aunque todo es una ilusión, fruto de nuestro condicionamiento-.
La fe denota un convencimiento irrefutable, y eso en sí, es peligroso. Porque, no admite la investigación, la duda. Y eso es tanto, como decir que uno lo sabe todo y no se puede equivocar. Y es por eso, que vivimos en ese paradigma del ‘yo sé’, que el mundo que hemos creado es en el más absoluto desorden, dividido, en conflicto, con sus matanzas a cada momento. Porque, todos tenemos la fe inquebrantable de que tenemos razón, de que sabemos y el otro no sabe, está errado.
 
Cuando todo problema, conflicto, siempre es entre dos. El mismo conflicto interno existe porque hemos inventado el ‘yo’, que es como otra persona que vive en nosotros. Y ese mismo conflicto interno -que es división-, al salir al exterior, a fuera, lo hemos desarrollado de manera que llega hasta la agresión, la violencia y la matanza.
 
Pero, ¿dónde hay esfuerzo puede haber amor? Pues, es esfuerzo nos hace brutales y crueles.
 
Todo eso es tan natural y corriente como cualquier situación que nos sucede a cada día, a todas horas.
 
Lo que está consumiendo y acabará con el mundo es el pensamiento, que desea más y más placer. Y el placer es lo que más altera y desborda a las personas. Porque, en el placer nos encontramos seguros momentáneamente, cuando sólo existe la inseguridad total y absoluta. Es decir, el placer es una alucinación, un invento del pensamiento. Y una vez entramos en su ámbito, y nos dejamos llevar, es cuando hacemos todas las barbaridades como estamos haciendo: conflictos, violencia, las matanzas a cada momento, con todo el dolor y el sufrimiento que lo acompaña.
 
Algunos ardemos de pasión. Pero, esa pasión no hay que invertirla en el placer. Sino en descubrir por qué soy adicto al placer que me está destruyendo y destruyendo a los demás. Pues la persecución del placer, hace que me divida de los demás, que me haga indiferente, insensible, indolente a todo lo que sucede tanto en mí como a los demás. Por lo que generamos y vivimos en el desorden y el caos. Nuestro comportamiento personal, el de cada uno, es el que está construyendo a cada momento esta sociedad corrupta e inmoral, cruel e indiferente.
 
La mayor ilusión que existe es creerse diferente a los demás. Eso es ignorancia, vanidad, narcisismo, placer. Cuando uno se da cuenta que lo que observa es lo mismo que uno mismo, es cuando uno puede empezar a darse cuenta de la realidad. Es decir, yo soy como tú y tú eres como yo, no hay división alguna. Toda división es un delirio fatuo, obsesivo, paranoico, egoísta. Pues, todos pasamos por lo mismo, cada uno a su nivel. Ya que todos somos esencial y básicamente iguales psicológicamente.
 
En esta plática, también hemos visto a Jiddu Krishnamurti, en su salsa, auténtico. Cuando a partir de la mitad del diálogo. JK no se dirige ni una sola vez a su amigo David Bhom. Donde parece que el diálogo es entre el otro contertulio y JK. Precisamente, cuando el tema que estaban tratando era el de la muerte, el morir a todo: a la esposa, a los amigos, a los bienes, las propiedades, etc. Y como David Bhom estaba casado, JK lo repitió varias veces: que uno se tiene que liberar -morir- de su esposa. De manera que los dos parecían ignorarse.
Al final cuando acabó el diálogo, David Bhom, se sintió aliviado, donde los movimientos de sus manos y el cuerpo eran completamente de un neurótico alterado. Cuando Jiddu Krishnamurti y el otro contertulio seguían hablando y bromeando.
 
Si decimos en silencio se obtienen más beneficios que cuando no se está, entonces eso no es adecuado. Porque, la verdad, que es amor, lo abarca todo: el ruido, el silencio, el griterío como el hablar suave. Porque, nosotros no nos podemos imponer a la realidad. Y la realidad lo es todo: la calma y la tormenta, lo bueno y lo malo, la oscuridad y la luz, la alegría y la tristeza, lo que nos gusta y lo que no, etc.
 
Si las personas tuvieran que nacer con la misma regularidad que los animales, no quedaría nada en el mundo por arrasar. Pues, como somos corruptos e inmorales, una vez nos lanzamos a la vida, no nos importa nada para sobrevivir: robar, mentir, cambiar y falsear la realidad, ser brutal y cruel, violento, asesino en masa.
Con ese pedigrí y los pésimos maestros que tenemos -no se crea la derecha y la iglesia católica que se salva, pues son igual de corruptos e inmorales como todos-, cuantas más personas tanto peor para todos. El problema es el presente, por tanto antes de traer personas a la tierra habrá que ser compasivos y con amor, para que el mundo que reciban no sea la tortura que es. Así que empiecen a darlo todo, a vaciar las abultadas cuentas corrientes, las casas de la playa o del campo, los vicios de toda clase, compartan todo lo que les sobra. Que con esos retos será suficiente para ser religiosos y de la única manera que podrán subir al cielo. Si es que se lo creen claro.
 
Alicia, todos somos básicamente iguales en lo psicológico. Vamos a explicarlo un poco más: tú necesitas que te respeten, todos también; necesitas comer, todos también; necesitas un lugar para el albergue, necesitas ropa, necesitas higiene, todos también. ¿Dónde está la diferencia? Uno puede ser de piel oscura o clara, negro o blanco, alto o bajo, pobre o rico, intelectual o inculto, etc., pero eso no es el problema.
El problema es sentirse fragmentado, dividido, en conflicto. Y es a eso a lo que nos hemos de atener: ver ¿por qué me divido de ti, hay enfrentamiento, contienda, lucha entre nosotros?