Gracias, Paty, por tu aportación. Es muy bueno. Y eso, que es un montaje que si fuera verdad -si es que eso pudiera ser, gravarse y publicarse-, todo sería aún más interesante y maravilloso.
No hay que olvidarse que todos participamos de todo, así que todos también tenemos de todos los que consideramos adecuados, como de los negativos. Eso es lo que pasa también con la violencia, la agresividad, ¿quién no se ha puesto agresivo y violento alguna vez aunque sea verbalmente? Por tanto, para conocer a alguien que es negativo, para saber sus motivos, hay que mirarnos internamente y veremos a ese en nosotros, aunque sea a una escala reducida o engrandecida.
En cuanto a sus peligros de las personas negativas, hay que tener el mismo cuidado que a los coches cuando vamos a pie por la calle, o con el fuego, hay que estar atento. Y esa atención a todo lo que está sucediendo, trae el amor que es la inteligencia operando.
La evolución de la vida no sabemos dónde nos llevará –a la raza humana-. Físicamente no es posible adivinarlo ni psicológicamente tampoco. Sólo nos queda el presente. Y con eso nos hemos de apañar y arreglar nuestros problemas: todos hemos de comer, tener albergue, ropa, etc. Y, al mismo tiempo, uno tiene que vivir de manera que genere los menos problemas, para que haya paz dentro de nosotros. Y esa paz interna, que haga que florezca la inteligencia.
Las creencias son el origen de toda la división que hay en nosotros, en toda la tierra. Ahí están los cristianos, que creen en el amor incondicional, etc., pero han sido y son los más asesinos que hay, han invadido, hecho miles de guerras, viven derrochando –la misma guerra y su preparación ya es un derroche, en los cuarteles donde se practica cómo hacer la guerra para ser más eficientes a la hora de matar-, lo están arrasando todo con sus máquinas inventadas para ser más ricos y experimentar más placer. También están los orientales que hablan de la iluminación, la paz y la no violencia, de la reencarnación, del karma, pero también son guerreros asesinos, se matan unos a otros, son insensibles, indolentes, indiferente al dolor de los demás. También están los que creen en una idea o teoría política, o psicológica, todos divididos de los que creen de manera diferente en otra idea o teoría.
¿Por qué necesitamos creer en alguien, en una idea, tener una creencia, Marian? ¿Es por el miedo que tenemos a la vida, miedo a lo que dirán, miedo al futuro, al presente, al pasado, miedo de lo que soy, de no ser nada, de ser un ser humano vulgar y corriente, miedo de haber llegado donde pensaba que sería feliz pero sigo como siempre: dividido y fragmentado internamente, buscando en creencias de toda clase para poder darle un sentido a mi vida? Pero ese sentido no se puede encontrar, porque está aquí con nosotros, ese sentido es vivir totalmente cada momento, totalmente con toda la pasión –que no es fanatismo- atentos a lo que observamos o hacemos. Eso es todo lo que hemos de hacer, si es que somos afortunados y sensibles.
Si hablamos de optimismo y pesimismo, eso no es un hecho. ¿Puedo ser optimista ante un hecho cualquiera, o pesimista? No, porque en los hechos solamente hay atentación total a eso que está sucediendo. Luego, después llega el pensamiento –que está programado para resolver problemas, por lo que todo lo que ve son problemas- y dice esto me hace pesimista o esto me pone optimista. Pero, eso ya no tiene ningún valor real, porque todo eso es del pasado, está muerto.
Y, como hemos dicho, el pensamiento, el ‘yo’, se las arregla para hacer de todo un problema, para poder proseguir con sus propuestas y contrapropuestas, especulando, porque no quiere desaparecer, quiere proseguir con el devenir, siempre mirando al futuro y al pasado. Por tanto, ¿podemos estar con el hecho, con un hecho cualquier, y acabar definitivamente con él en el momento en que aparece, sucede?
Toda creencia, sea la que sea, está en el mismo ámbito de los dogmas. Para que no haya dogmas no hay que creer en nada. No creer en nada quiere decir, que uno está vacío, no tiene nada donde agarrarse, ni nada donde posarse, ni nada con que cubrirse.
Vacío quiere decir, que uno no tiene la mente ocupada por nada, no está dominada por nada, ya sea por dios, los santos, los líderes y revolucionarios, los gurús y maestros, los políticos, y sus ideas divisivas nacionalistas, económicas, ya sean de izquierda, de derecha o de centro.
Vacío también quiere decir que uno va muriendo a todo lo que está sucediendo, a todo lo que vamos experimentando, viviendo, ya sea el placer más excitante, como la amargura más traumática. Y para eso, uno no tiene que huir de eso que está viviendo y experimentando, está pasando, tiene que estar con ello, hasta que uno es eso –sin división alguna- que está viviendo y se mueve con ello. Y es ahí, donde florece el amor, donde haga lo que un haga es lo ordenado y lo correcto.
Evidentemente los pensamientos van a seguir pasando, llegando al pensamiento. Pero todo cambia cuando nos damos cuenta, que si cuando hago algo estoy atento a eso, las cosas salen bien. Porque toda la energía está en eso que hago. o estoy mirando u observando. ¿Cuándo haces el amor, qué es lo que hay sino vacío, la nada, donde sólo hay conciencia y percepción? Luego al cabo del tiempo, el pensamiento cuando está desatento, empieza a recordar esa cosa tan extraordinaria que ocurrió y como le gustaría repetirlo, volverlo a hacer una y mil veces. Por tanto, la pregunta es: ¿por qué es que estamos inatentos a lo que hacemos y le damos la oportunidad al fragmento, que es tiempo psicológico, que es el pensamiento?
Sí, Marian, sé lo que quieres decir. Primero que nada, uno tiene que encararse con los hechos, que son la realidad. Y la realidad, es que estamos en esta tierra, donde tenemos que vivir. Y para vivir hay que comer. Y el mismo hecho de comer ya nos divide de lo que comemos –ya sea un animal, o lo que sea, pues nadie quiere morir-. También hemos de vivir como lo hacemos en la parte rica del mundo, con abundantes cosas, la mayoría innecesarias –como comer en exceso, ir luego a un gimnasio para quemar las grasas, o hacer largas caminatas y jugando partidos de tenis o de cualquier otro deporte-. Y todo eso, es el síntoma de que algo no funciona bien –de que estoy dividido-. Porque para vivir así, necesitamos vender a los países pobres aparatos, maquinaria, tecnología, armamento bélico, etc., y luego les compramos a precios de miseria, todas sus materias primas, que los arruinan.
Y como eso es algo que por la fuerza de los hechos, genera agravio, división y conflicto, es por lo que hemos de estar preparados para defender nuestros privilegios. Y de ahí es donde se originaron los ejércitos, como el que tenemos donde vivimos, que costeamos entre todos, queramos o no. Por tanto, todos estamos divididos, por el mero hecho de existir. ¿Puede ese paradigma de división y conflicto desparecer de nosotros? No puede.
Solamente podemos verlo, comprenderlo, e ir más allá de esa división. Pues, aunque siga habiendo división, no es fruto de nuestro deseo de más, o de menos, de codicia de todo lo que nos produce placer. Pues, cuando vemos la división el peligro que es, sabiendo que huyendo de ella voy a seguir dividido y en conflicto, es cuando cesa la división psicológica –no la física del tener que destruir algo para poder alimentarme, ser el mejor para tener un buen empleo, al tener el verdadero orden, que a los demás les molesta, que no tiene nada que ver con el de la sociedad, etc.-. Entonces, al no huir de la división, me atengo a lo que, no genero ningún conflicto con la realidad que es la división. Y si no hay conflicto, el amor y la sabiduría están ahí.