Torni Segarra

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Las convicciones, las creencias, el aferrarse a algo, no nos divide lo que está sucediendo, del reto sorprendente que nos llega. Si creemos en una idea de lo que es lo bello, la belleza, ¿eso es verdadero? Si sabemos lo que es correcto, ¿no estamos siguiendo dentro del ámbito de lo incorrecto, negativo?
Pues, lo que es correcto para unos, puede ser visto como incorrecto para otros. Y es ahí, donde nos dividamos generando confusión y desorden en nuestras relaciones. Por tanto, sólo sabemos lo que no es el orden: el desorden. Así que si descartamos el desorden, lo que queda es la armonía el fin de la división y el conflicto. ¿Puede haber orden –que incluye al amor-, si tenemos malas relaciones con las personas con quien convivimos, nos relacionamos?
 
Si amamos de verdad, nos solamente a una sola persona, ese amor es desde el comienzo, desde el principio. Pues el amor no se puede cultivar, llegar a él a través de un método o práctica. El amor es o no es.
 
Si estamos pasando por algo que nos atormenta, lo primero que queremos es liberaron de eso, ¿estamos de acuerdo? Si es físico, un tormento –llevar una piedra en el zapato, sentir frío o calor-, es bastante fácil deshacernos de él. Pero el problema está cuando ese tormento es psicológico, mental, espiritual, cuando afecta a todas nuestras vidas. Entonces, uno tiene que comprender ese tormento, esa cosa que nos hace feos y nos está destruyendo, pues sin comprensión ¿puede haber liberación?
Y para comprender algo hay que estar con eso, sin división alguna, sin huir, sino amarlo, y entonces eso se manifiesta totalmente, mostrándonos todos sus secretos. De manera que nos da la solución para liberarnos del dolor, del tormento.
 
Creer que hay personas buenas, menos buenas o malas, es una ilusión que nos iguala a todos. La diferencia entre las personas es de nivel, de ámbito, de modalidad, pues todos tenemos las mismas pulsiones, los mismos deseos y sus necesidades que nos acucian. Por tanto, todos somos deseosos egoístas, pero cada cual lo es a una intensidad. Es decir, hay quien comparte algo de su riqueza, de lo que tiene, pero no lo comparte todo. Y ahí estamos todas las personas atrapadas, sean europeas o americanas, ricas o pobres, creyentes o no, comunistas o capitalistas, mujeres u hombres.
 
¿Es posible no dejar irse a alguien, si no quiere estar con nosotros? Eso no es posible. Y si lo intentamos nos hacemos brutales y crueles, como los dictadores, tiranos.
 
Lo que tenemos dentro, lo interno, es más poderoso que lo externo, que las convenciones y las modas. Pues todo intento por dominarnos es imposible, ni las sanciones ni las leyes, ni los preceptos ni mandamientos, ni los discursos ni las pláticas, ni lo que digan los libros, los sabios, los maestros, los mesías, etc., no tiene ningún efecto ante lo que somos internamente.
 
El que critica, es lo mismo que el criticado. El que habla mal de otro, son lo mismo. Es la ilusión, la que nos hace ver que somos diferentes, más buenos, sin maldad, honestos y no corruptos. Pero todos somos capaces de hacer algún daño a los otros, sean quienes sean.
 
¿Por qué creemos que una mujer es diferente de un hombre. si los dos sufren, sienten alegría, sienten miedo que les hace decir y hacer toda clase de tonterías? Es evidente que en lo físico hay cierta diferencia, pero eso no determinante para que no podamos amarnos. El amor, lleva implícito el perdón. El perdón quiere decir, que comprendemos la vida, que comprendemos a las personas, porque nos comprendemos a nosotros mismos. Es decir, nosotros también hacemos daño a otros, y que ellos nos tienen que perdonar para que podamos funcionar en la vida, como otros también nos lo hacen.
Por eso, creerse diferentes es la mayor desgracia que nos puede suceder, ya que nos divide, nos enfrenta, nos genera brutalidad y crueldad, violencia, el horror de la guerra.
 
El cuerpo tiene su inteligencia propia, y si no nos inmiscuimos con él funciona como es debido. La mente puede alterarlo y deteriorarlo, pero su dinámica y actividad nadie la puede alterar. Pues todo lo que existe está sujeto al deterioro, destrucción, transformación. Ya que la vida es destrucción, amor y construcción.
 
¿El mundo puede girar solamente por las personas, alrededor de ellas, ya sean mujeres u hombres? Pero si las personas hemos de comer, hemos de beber, hemos de respirar, etc., y todo eso -la comida, la bebida, el aire-, ¿creemos que está hecho exclusivamente para nosotros? Si nosotros ante el universo somos como polvo, solamente un vibración, una chispa de energía.
Por eso, todo está unido indivisiblemente, todo depende de todo. Por lo que creerse diferente, exclusivo, principal, es la mayor de las tonterías, bobaliconas, románticas e infantiles.
 
Él piensa lo mismo que tú. Se dirá: ¿esa cosa tan insoportable tuve como pareja? Por lo que ya estamos como siempre: como los gatos y los perros, queriendo destrozarnos. ¿Saben por qué? Porque no sabemos vivir sin los demás, necesitamos vivir apretados, juntos, y cuando ya nos hemos hecho adictos a esa relación, hasta que no haya mucho dolor no nos despertamos
ni nos damos cuenta de la realidad de que vivir juntos exclusivamente con una persona genera toda clase de problemas. Ahora bien, dicho esto, tal vez no podamos vivir solos, sin una pareja, esposo, o mujer. Y entonces, hemos de comprender todo ese drama e ir más allá de él.
 
Si hay unión total con lo que hacemos, todo funciona exactamente como un reloj. ¿Cómo se producirá esa unión, donde no hay ningún fragmento que distorsione ni impida la afluencia de la energía necesaria para que funcione la perfección y la excelencia? Cuando miramos algo, o hacemos alguna cosa, si ponemos en ello todo nuestro ser, todos los nervios, todo nuestra vida, entonces eso que es lo sagrado se manifiesta.
 
Nosotros somos animales de costumbres. Y deshacerse de una costumbre, puede que provoque hasta una guerra interna y externa. Por eso, hemos de ver todo el grandioso panorama de la realidad, sin prisa, solamente mirarlo como miramos algo nuevo, que le damos toda nuestra atención, pues entonces todo eso que se ve como un problema nos manifiesta su solución.