Torni Segarra

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El placer extraordinario no puede existir, porque cuando lo reconocemos, ese placer nos va a llevar al sufrimiento. Porque como todo es efímero, una sucesión ininterrumpida de situaciones, si nos quedamos con una -aunque sea el más extraordinario placer- eso se convierte en dolor.
 
Creo que eso de autodenominarse ‘las almas más ardientes y más nobles’, es una arrogancia atrevida. Porque si fuéramos tan nobles, no haríamos esa diferencia. Sabríamos que todos somos básicamente iguales, cada cual a un nivel de desarrollo interno, mental. Pero con el mismo paradigma egoísta de: yo soy lo único importante, por tanto los demás no me interesan, salvo los que me proporcionan seguridad y placer.
 
Cuando un hombre sabe dónde va, una parte del mundo se aparta para dejarle paso, pero otra parte del mundo se encarga de obstaculizarle y cerrarle paso.
 
“Siempre te pondré a ti en primer lugar, siempre te cuidaré”
Eso hay que vivirlo cada cual en cada reto de la vida para ver si es cierto o no. Pues nosotros somos los que lo hemos de vivir de primera mano. Si no nada tiene sentido, sólo es una imagen, una ilusión, algo que me gustaría que fuera.
 
Mientras haya división y conflicto, el amor no puede ser. Será una posesión, una obsesión, una ilusión, un delirio romántico infantil, pero el amor, no podrá ser. Porque el amor no se pude ni desear, ni querer, ni buscar, es como un regalo de la vida. Y es por eso, que no tiene lógica, pues los que invierten para que llegue el amor, no lo pueden conseguir, es una dación de los cielos, lo sagrado.
 El amor es tan peligroso, libre y salvaje, que nos espanta. Y por eso nos conformamos con su sucedáneo que es el amor a una sola persona: a una mujer, un hombre, a un maestro o grurú, a un santo, o a un lugar que llamamos sagrado, etc.
 
Amamos a los demás porque estamos solos y los necesitamos. Y a partir de ahí decimos que es amor, etc.
 
Eso hay que vivirlo cada cual en cada reto de la vida para ver si es cierto o no. Pues nosotros somos los que lo hemos de vivir de primera mano. Si no nada tiene sentido, sólo es una imagen, una ilusión, algo que me gustaría que fuera.
 
"Bendita sea la fecha que une a todo el mundo en una conspiración de amor".
¿Eso cuándo es? ¿Eso puede hacerse realidad?
 
La mente -el ‘yo’- ella misma se tiene que dar cuenta que no puede generar orden y cesar.
 
¿El efecto del abrazo dura mucho? Porque si es una chispa es muy poco.
 
En realidad todo es una comedia, una farsa. Miren lo que sucede en sus vidas, con sus parejas o compañeros: las disputas, la completa sumisión de uno al otro, el esconder y ocultar, la rutina más tediosa, etc. Y ese es el suelo donde vive toda la humanidad. Porque, el observador es lo observado, tú eres yo, y yo soy tú. Uno es el resto de la humanidad, no hay nadie que se escape, pues todos estamos conectados de manera que todos sentimos lo mismo: miedo. Y ese miedo, no el superficial, sino el profundo nos hace egoístas, crueles e indiferentes.
 
¿Para qué tanto detalle y fragmentos si con el amor todo lo tenemos, todo lo abarcamos?
 
Cuando se pierde un ser querido, está el dolor de la pérdida. Y luego está lo que se tiene que hacer con la vida, que esa pérdida ha provocado: reorganizar la manera de vivir, con sus cambios necesarios e ineludibles. Y por supuesto, en todo ello está el paradigma de la vida, que es siempre cambio y transformación. Uno se tiene que meter en ello y gozar de ese momento, tan delicado y maravilloso, como lo es toda la vida.
 
La felicidad no existe porque su búsqueda genera miedo. Toda búsqueda al ser una proyección en el tiempo, nos genera estrés, ansiedad, hiperactividad por conseguir eso que creemos que nos dará la paz y la felicidad. Pero, la felicidad uno ha de saber que está en la respiración, en el andar, en ver un caracol, un pájaro, una nube, la luna, en ver una matita de hierba al que crece en el camino.
La felicidad está ahí para los que la saben ver.
 
Amar a alguien de verdad, es una rareza. Porque eso que decimos amor, tal vez no exista. Lo que existe es la necesidad de algo, por lo que el amor se convierte en un trueque: tú me das, yo te doy. Pero el amor, debe de ser más que eso. El amor es lo que no ha sido tocado por nada, lo más sagrado. Y por eso, es que el amor, no tiene explicación ni mesura ni se le puede invitar ni se le espera. Llega sin ser consciente de él, por eso no sabemos eso que es, sin poderlo explicar. Porque, toda explicación no es. Cuando llega, lo vivimos sin ser conscientes ni poder explicarlo. Luego, después, con el tiempo recordamos ese momento que fue tan pleno, tan abarcante, tan total. Pero esa descripción ya nos es aquello, porque la descripción, no es lo descrito.
 
Para no ver divisiones, ¿uno no tendrá que estar dividido, no? Es como describir qué es la felicidad, tendrá que ser feliz para poder explicarlo. La zozobra, la ansiedad, por algo está dentro de cada cual. Y uno ha de vivir con ello, darle su lugar y ver si puede ir más allá de eso que nos molesta.
 
La vida es destrucción y muerte. Y uno lo tiene que ver como realmente es: algo natural. Pero, el problema es morir, sino cómo se muere.