Torni Segarra

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La salud, aun siendo la física, no es relevante, porque a algunos no les importa en absoluto. Les va perjudicar, etc., pero ellos insisten hasta la muerte. Ahí están los que suben a los Alpes en Europa, a los Himalayas, que pierden miembros y la vida a centenares, también están los corredores de motos y de fórmula 1, que mueren y se quedan lisiados, pero siguen. ¿Por qué lo hacen, porque lo interno, el estar frustrados o no, es lo que más les importa. Y eso, es lo que es la vanidad, que es psicológica.
 
El mundo microscópico, nos da a entender como somos, lo poco que somos. Y esto, nos saca un poco de responsabilidad, pues la unión de todo es más patente. Y también más desconcertante, cuando nos damos cuenta de que en lo más pequeño hay detrás otro mundo más pequeño aún. Y así hasta el infinito. Y, por supuesto, también otro mundo más grande que el nuestro que percibimos.
 
¿Por qué estamos siempre pendientes de los demás, queriendo descubrir lo que piensan, lo que dicen, dónde van o qué hacen, viéndonos siempre con los mismos? Cada uno ha de tener libertad para ir y venir, desaparecer, ser independiente y autónomo, de lo contrario nos aferramos y nos esclavizamos. No se trata del enamoramiento, eso es muy superficial, hay algo más en ese aferrarse a las personas. Y es el miedo a la soledad, el sentirme solo. Pero nadie ni nada nos va a llenar ese vacío –tan preciso-, que llevamos dentro. Ese vacío es la llave que abre la puerta al amor, que ama a todas las personas, a toda la humanidad, donde quieran que ellas estén.
 
El respeto, es algo sagrado. Respeto al cuerpo, a los alimentos, a la ropa, a los muebles y las máquinas que usamos. Pero, el respeto a la propia vida y lo que hacemos con ella, es básico y esencial. Porque, si uno mismo no se respeta los demás te van a usar como un basurero. Y como todo, esa falta de respeto por sí mismo no tiene fin, por lo que las consecuencias pueden ser desastrosas, pudiéndonos convertir en una monstruosidad.
 
La claridad mental viene al ir más allá de lo que uno vive a cada instante. De manera que cada reto lo encaramos con el vacío que llega de ir más allá de todo lo que nos sucede y vivimos.
 
No hay ley que valga si uno por sí mismo no ve lo negativo de una actitud, ya sea una desilusión, frustración, desengaño. Pues, lo de dentro es más fuerte que lo que nos venga de fuera: las leyes, las normas, los preceptos.
 
‘Todas las creencias son, en realidad, una regla para la acción’. Pues es justamente lo contrario, ya que toda creencia nos atrapa, nos aferramos a ella, nos hace dependientes, sin que podamos tener una acción libre para encarar los retos que nos llegan sin cesar. Las religiones organizadas, con sus creencias y su fe, nos hacen fanáticos integristas, sin poder tener una acción ordenada, sin confusión. Y lo mismo sucede con las ideas y teorías políticas, todas divisivas, generadoras de desorden y conflictos.
Por lo que la mejor creencia es no tener ninguna creencia, ser libre, no condicionado por nada ni por nadie.
 
La venganza es como la violencia, ya sea pequeña o grande, manifiesta o no. Y sólo trae más venganza y violencia, porque al desear esa venganza se entra en el bucle de ella que no tiene fin.
 
Todo eso se pude decir también de las mujeres. Porque tanto las mujeres y los hombres tenemos las mismas actitudes de miedo, de necesidad hormonal o psicológica, de vencer y triunfar, de vanidad.
 
Los celos son la consecuencia de creerse propietario de algo o de alguien, ya sea una actitud o estilo, o de una persona. Pero, cuando nos damos cuenta que en realidad nada tenemos ni nada nos pertenece, entonces el mecanismo que hace posible los celos no puede operar. Y este mecanismo es el ego, el ‘yo’.
 
¿Poe qué creemos que todo lo sabemos? Pues todo no lo podemos saber. Cuando decimos que una madre –embarazada- soltera es más valerosa que los hombres, ¿cómo lo sabemos? Pues, puede que al dejar a esa madre soltera, se haya  liberado de alguien que no le conviene ni a ella ni al hijo.
 
Hasta que no toquemos fondo –para comprender-, lo que hagamos no tendrá ningún sentido verdadero. El tiempo psicológico es un invento para llegar a ser, devenir, conseguir algo. Lo importante no es conseguir cualquier cosa, sino cómo lo conseguimos.
 
La violencia engendra más violencia. Y una invasión militar y su posterior guerra -bombardeos, asesinatos en masa, destrucción-, genera más de lo mismo, sin poder solucionar los problemas desde la misma raíz.
 
Lo más importante no es conseguir algo, sino cómo lo conseguimos. Pues, de la manera como consigamos algo, va a depender sus resultados.
 
Cómo sabemos que hemos encontrado el amor de verdad, pues de momento puede que así lo veas, pero mañana u otro día todo puede cambiar. Pues nada hay seguro en esta vida. Sabiéndolo, comprendiéndolo  uno no se hace ilusiones, sino que se atiende a la realidad.
 
Para echarse a descansar, hay que estar muy cansado, sin querer ni poder hablar, etc. Entonces, ahí está el orden pase lo que pase.
 
Todo está relacionado entre sí, de manera que cuando algo sucede tiene su sentido, su vitalidad, su necesidad de ser. Por lo que,  es una pérdida de tiempo y energía, luchar contra eso que está sucediendo o ya ha sucedido.