Creemos que un mero cambio va a solucionar los problemas, pero eso es una ilusión. Los problemas, todos son los mismos problemas y obedecen a una misma causa: la división interna. Pues cuando estamos divididos, la energía no llega en su plenitud. Y estar dividido quiere decir, que no tengo la sensibilidad ni la oportunidad de encarar la vida de otra manera que no sea la confrontación, la lucha.
Así que, si queremos resolver los problemas personales, como los problemas globales, ya sean las de una nación, un país, o los de toda la humanidad, uno tiene que ver cómo se generan los conflictos. Dónde tiene la raíz la división, cómo nace, qué la origina. De esa manera, solucionando un problema, vemos cómo se solucionan todos los problemas. Si no es así, todo lo que haremos será un arañar en la superficie de los problemas.
No, SandeepMan, no hay ruta ni camino, ni quien ve o no ve el camino. Porque el camino, la ruta, el sendero, es toda la vida. Y toda la vida quiere decir, todas las posibilidades que nos brinda la vida: lo nuevo y no tocado por la astuta mente.
Sería interesante, ver la manera cómo termina esa relación entre el leopardo y el bebé de mono.
He leído tus respuestas y comentarios en la entrevista que se publicó ayer en el diario… Gracias.
Suiza entre otras cosas tiene el orden -que es el mismo que tienen los demás pero a otro nivel- porque tiene tan solo seis millones de habitantes. Si tuviera cuarenta millones, seguramente tendría los problemas al mismo nivel que Francia, Alemania, Inglaterra, donde el caos en sus calles y en todos los organismos, son. Pues el ser humano, tiende a la anarquía, a la indolencia, y cuanto más dependen de un gobierno centralista, más desorden se genera. Pues, ese gobierno centralista no puede controlar lo que sucede a tres cientos kilómetros de donde está.
Lo mismo te tiene que pasar a ti, que aunque saques beneficios, al ser tan billonario, es preciso que tus delegaciones tengan actitudes corruptas e inmorales. Que tú no puedes controlar porque te son ocultadas y no te enteras.
Aunque eso mismo sucede con las empresas pequeñas, pues como ya te he dicho antes, el paradigma que tiene uno lo tiene el resto de la humanidad. Tú, aunque seas de los más ricos que hay, estás en el mismo ámbito de corrupción que yo y todos los demás. Porque todos somos iguales en lo esencial, psicológicamente: somos miedosos y por eso acumulamos de todo -no solamente dinero y propiedades-, por eso somos astutos y taimados, recelosos, quereros vencer, triunfar ganar, queremos siempre más.
He leído tu entrevista que ha publicado hoy el diario… Gracias.
El problema que tenemos, es que queremos solucionar los problemas de una manera en que no los solucionamos completamente, en su totalidad. Es lo mismo que sucede en cualquier lugar. Si los que están en un lugar cualquiera, ya sea en una oficina, una fábrica, etc., que tienen el poder, no están fuera del ámbito de la corrupción e inmoralidad, todo lo que hagan para poner orden, va a ser un parche, un remiendo. Eso lo puedes ver en tú vida: si no eres puntual, responsable de tu palabra dada, si no eres limpio en tu aspecto, si no eres afectuoso y con cariño, ¿cómo puedes exigir eso a los otros?
Y eso mismo, cuando le pedimos a los demás, sean quienes sean -los llamados enemigos, los contrarios, los que nos disputan cualquier cosa, etc.-, que no hagan algo que consideramos inadecuado, nosotros tampoco lo hemos de hacer. Y ese es el problema de la violencia cuando decimos: mi violencia es legítima, adecuada, beneficiosa para mí y los míos. Porque los otros, también dicen lo mismo.
Así que el reto es solucionar los problemas sin violencia, porque si yo soy violento contigo ¿qué margen te dejo a ti para defenderte? O tendrás que dejarte matar o responder para defenderte. Entonces, el problema ahora es, ¿por qué hacemos las cosas, encaramos la vida, de esa manera? Porque, hay otras soluciones sin que medie la violencia, con toda su crueldad y brutalidad. ¿Por qué queremos destruir a los demás, en vez de querer solucionar los problemas, hablando, investigando qué se puede hacer para resolver los problemas que nos enfrentan? ¿En su vida normal, no militar, no soluciona sus problemas y conflictos con las personas que convive, la esposa y los hijos, los vecinos, los amigos, los compañeros de trabajo, sin que tenga que usar la violencia? ¿Por qué ese mismo paradigma no lo lleva a todos los ámbitos de la vida?
¿No nos damos cuenta que cuanto más recordamos el pasado, estamos perdiendo la oportunidad de vivir en el presente en el ahora? El pasado en el aspecto cronológico tiene sentido, pues tengo que recordar la hora que me he de levantar de la cama, recordar el número de teléfono, etc. Pero, en el ámbito psicológico, ¿por qué tengo que recordar la ofensa que me hiciste hace una hora, unos días, o unos años?
Cuando recordamos alguna situación pasada, dolorosa o muy dolorosa, todo eso vuelve de una manera o de otra Todo ese drama torna y los que participaron en él se conmocionan. Aflorando las emociones, y todos los motivos por los que eso sucedió vuelve a tomar vida, ya sea en la parte de los vencidos o derrotados, de las víctimas o de los verdugos.
Si la conciencia es su contenido, el pensador y el pensamiento son lo mismo, no hay división. Y si no hay división, no hay conflicto. Y si no hay conflicto, hay orden y hay amor.
Antes que nada. Vanesa, hay que aclarar que tú y yo no participamos en una competición –al menos, yo no-. Si te contesto a tus comentarios es para participar en los aclaratorios de los textos o lo que se dice.
Si fueras más allá de lo que significan las palabras, tal vez, podrías comprender todo lo que quieren transmitir. Cuando alguien dice yo quiero la paz y el fin de la violencia. Así de primeras cuando lo leemos y oímos, queda bien. Pero eso que suena tan bien, si lo investigamos profundamente, nos damos cuenta que eso sólo son palabras nada más, no son un hecho. Porque, mientras estemos vivos siempre generaremos algo de violencia –el hecho de comer es violencia, porque nos comemos a alguien que no quiere: los animales, etc.-, cuando queremos a una persona como pareja, porque la necesitamos, y tenemos que desplazar, ahuyentar, a los competidores que también la quieren, eso ya es violencia. Porque ahí hay división y conflicto.
Por tanto, cuando alguien dice que quiere la paz, no quiere la violencia, tenemos que ir más allá de las palabras y enfrentarnos con los hechos. Y los hechos no los podemos controlar ni manejar según nuestros propios intereses.
Vanesa hay algo que he omitido, y que quería que llegara a ti, en el anterior escrito. Cuando encaramos los hechos de una manera negativa, negativamente, es porque de esa manera el ‘yo’ no puede operar. Porque el ‘yo’ siempre es lo viejo y que se repite sin cesar. Por tanto, si encaramos los retos sin saber de ninguna de las maneras cuál va a ser el resultado, entonces es cuando el ‘yo’ no participa. Los otros que no han visto esa maravilla del renunciar a lo viejo, lo repetitivo, y encarar los retos desde el vacío, dicen que eso es ver la vida de manera negativa.