Hola Irene. Gracias. Va todo lo bien que puede ir. Si no iría de otra manera.
Y, tú, ¿qué tal te va, cómo estás?
De todas maneras, soy nuevo en este grupo y no me entero de cómo funciona realmente. Solamente me dedico a comentar. Y desde hace unos día a hacer amigos.
Eres muy amable por tu interés. Si deseas algo y te lo puedo ofrecer, encantado de poderte servir.
Todo comienzo en sí lleva ya el final. Y todo final también lleva sí el comienzo. Es porque le damos tanta importancia al tiempo psicológico. como ayer, hoy y mañana, que vivimos enredados en él.
Todos, queramos o no, estamos relacionados, con todo. El problema está en hacerse dependiente de una determinada relación: sea del mar, de la montaña, una gran ciudad, de un perro o un gato, de una persona en particular que consideramos especial. Ya que toda dependencia genera dolor.
La amistad tiene su valor. Pero todos los asuntos que llevamos entre manos las personas, son inseguros, de manera que no nos ofrecen ninguna seguridad.
Al final, lo veamos o no, todo es perfecto, ya sea lo que llegue, lo que nos pasa y sucede. Pues todo está relacionado de manera invisible para nuestros ojos. Todo tiene una causa, que genera un efecto. Y a su vez, ese efecto va a generar otra causa, en una dinámica que no tiene fin.
Si hay amor, todo sobra, nada falta. Ya que en el amor está todo: la comprensión, la aceptación, la dicha que transforma la amargura.
La mujer es una mentira, como lo es el hombre. Pero hemos de vivir con las mujeres y los hombres. Así que, cuando antes lo comprendamos, que no podemos vivir separados, enfrentados, haciéndonos daño, tanto mejor van a ocurrir las cosas.
Nada hay seguro ni perfecto. Todo tiene su dificultad y problemas. Así es la vida, que la hemos de vivir, pues ella no va a cambiar, lo queramos o no, nos guste o nos disguste.
La confianza nunca puede ser plena, porque no existe. Somos nosotros, porque tenemos miedo, y vivimos temerosos de este extraordinario misterio que es la vida, los que la hemos inventado. Y todos nuestros inventos son imperfectos, como nosotros.
Cuando nos sentimos completamente vencidos, tal vez, si somos afortunados, es cuando podemos ser vencedores de la ignorancia, de la ilusión, que es lo que nos ha vencido.
Pero la manos vacías cuando se llenan, tampoco es lo que nos va a colmar de dicha. Porque unas manos llenas no sirven para nada, ya que si están ocupadas no pueden operar. Es en el vacío donde está la verdadera utilidad, la operatividad de las cosas.
Yuridia. Las necesidades son el alimento, la ropa, el albergue. Todo lo demás, las buenas o malas relaciones, los caprichos, los placeres, nos complican la vida, porque son una fábrica de problemas. ¿Por qué no tenemos unas buenas relaciones con todos? ¿Por qué necesitamos que nos abracen, que nos rocen, besarnos a todas horas –al vernos, al despedirnos, al acostarnos, al levantarnos, cada día-? Es porque, llevamos una vida superficial, temerosos de la manera como vivimos, que necesitamos buscar seguridades con las personas que conocemos y no nos cuestionan nuestra manera de vivir.
Si le damos algo a una persona, pero no es suficiente –queremos más-, el problema es de los dos. Y al final el problema es de uno. Y es uno el que lo tiene que resolver.
Todo depende de uno. Porque aunque no hubiera nadie con quien compartir un buen momento, eso es secundario. Porque, la llama de la felicidad la tenemos dentro de nosotros, sin depender de nadie ni de nada.
En la fortaleza está la sonrisa y la lágrima. Porque lo fuerte es la totalidad, lo que nada queda excluido.
Lo que buscamos afuera, lo tenemos dentro. La felicidad, no es de fuera hacia dentro, sino de dentro hacia afuera. Así que, mientras no tengamos orden, que es la felicidad, no la encontraremos en nada ni en nadie.
Ese enloquecer con una persona, si no la soltamos y queremos atraparla para nuestro placer, nos va a traer la amargura y el dolor. Pues toda dependencia, sea la que sea, nos divide de la totalidad –de los demás, de los retos que nos llegan-. Nos resta la energía necesaria para responder a los retos, que siempre son lo nuevo.
Las relaciones son siempre eso, relaciones. Pueden cambiar su intensidad, su formato, sus maneras, pero la relación siempre está ahí. Es como la comida, sea como sea, buena, regular o que no nos guste, siempre nos alimenta.
Cada día mueren unos sesenta mil seres humanos por no tener nada que comer, mientras los que tenemos, y nos sobra de todo, enfermamos –engordamos- por comer demasiado. Eso quiere decir, que nuestras vidas no tienen orden. Sino que esa insensibilidad, esa indiferencia e indolencia, es a causa del desorden.