Lo que tiene una causa es lo temporal, del tiempo como pasado. Y en todo eso está implicado el ‘yo’, que es obstáculo para que florezca lo que está más allá de toda medida, lo nuevo y no tocado por nada.
Lo que se escribe, se dice y se narra, no es lo real, no es lo que se dice o se narra. Juan, lo importante son los hechos. Yo te he hablado de los hechos que yo he visto. Por tanto, a las personas nos conocen por los hechos. Ya sabemos que dictadores asesinos tienen su corte de millones de admiradores, que darían la vida por ellos. Pero eso, no tiene ningún valor. Porque lo que vale es lo que haces tú y lo que hago yo, lo que hace cada cual, en nuestras vidas cotidianas. ¿Nos damos cuenta lo feo, peligroso, lo vulgares que nos hace, ser seguidor de alguien? ¿Por qué seguimos a alguien por importante que nos parezca, es por miedo e insuficiencia, por qué somos perezosos e indolentes? Pero lo curioso es que ese a quien seguimos, también tiene miedo, vive en confusión, y en el mismo desorden que nosotros.
Repito, todo el problema es de libertad. Tú podrás argumentar, especular infinitamente, pero si no tienes libertad, nada sirve. Porque si tú no tienes libertad, tampoco la darás a los demás. Y entonces, ya nos volvemos dictadores crueles, brutales, violentos asesinos. ¿Tú quieres vivir y generar lo contrario de la libertad? No hace falta, si no quieres, que contestes, te lo digo para que sepas que tienes la libertad para ser lo que quieras. Porque desde principio hasta el final ganamos todos. Pues no estaremos enfrentados, divididos, en conflicto, queriéndonos destrozar.
Cada cual tiene que ser libre para hacer lo que cree que es adecuado. Y para ver lo que realmente es adecuado, hay que tener total libertad para mirar e indagar en todas direcciones.
Cualquier cosa que hagamos si lo hacemos por egoísmo, por un beneficio propio, va a generar maldad. Y la maldad va a traer más maldad, desgracias, infortunios. El orden, que es la negación -comprensión- del deseo egoísta, es el que nos hará hacer lo que es menos dañino para todos.
Si la herida sana. ¿Dónde está el problema? El problema no es el problema. El problema somos nosotros que no tenemos amor. El que tiene amor, no tiene excusas ni mira al pasado. O ama. O no ama.
La fe puede ser tan atrevida que puede hacernos creer que no nos morimos, ni envejecemos, puede hacernos creer que siempre tenemos razón. Eso es la fe.
¿Cómo sabemos lo que vamos a hacer en el futuro, si nadie lo sabe?
Sí, sí, estamos de acuerdo, Greg. La palabra ‘Floración’ la uso como sinónimo de explosión, aparición, llegada. Y eso siempre llega súbitamente.
Ahora tú dices, que aprendemos sobre la marcha. Pero también lo podemos resumir en: cuando me doy cuenta que estoy inatento, es cuando vuelvo a estar atento. Y ese momento en que me doy cuenta que estoy inatento, es el instante de la llegada de eso que está más allá de las palabras, lo sagrado, lo incorruptible.
Cuando ha cesado la división, es cuando hay atención total y absoluta. Y la energía que nos llega es en su máxima posibilidad, expresión.
Si uno tiene el cerebro lesionado, pero le funciona, mientras esa persona no esté dividida, la energía se expresará en su máxima expresión, porque ahí está el amor. Cosa que no puede pasar con los dementes.
No lo compliquemos, Greg, mientras hay división, la realización que lleva la totalidad de la energía, que es amor, no puede ser. Si descartamos, si vamos más allá de la división, eso que es lo inefable puede ser. Las personas con alguna discapacidad psíquica tienen a veces ese estado inefable, pero cuando se dividen desaparece esa beatitud y serenidad.
Hemos de saber que el misterio de la vida no lo podremos desvelar. Podemos hacer las cosas en una dirección, sembrar bondad y amabilidad, hacer toda clase de bienes, de servicios sociales yendo de una parte a otra sin parar. Pero la vida y su misterio, permanecerá caprichosa e inescrutable.
La realidad, por muchas palabras que usemos para acoplarla a nuestros intereses y deseos, no la vamos a cambiar. Pues la vida y su realidad, actúa independientemente de lo que nosotros queramos. Por eso, las palabras lisonjeras, aduladoras, aunque tienen su lugar, nos dejan como siempre desnudos frente a la verdad y la realidad.
Sin un cambio radical de dentro hacia fuera, todo lo que nos hace feos no va a cambiar. Ese cambio lo ha de hacer cada cual, solo, cuando vemos lo negativo como negativo,. Como si viéramos un gran peligro ante nosotros, que nos hace responder en el mismo acto de verlo.
El problema es cómo crear amor. Porque, ¿el amor se puede crear, provocar, hacer que llegue, o es caprichoso, está más allá de nuestros deseos? Solamente podemos hacer las cosas con naturalidad, comer, dormir, trabajar, pasear, relacionarnos con las personas, de manera que no haya conflicto ni división entre eso que hacemos y nosotros. Todo lo demás, lo que sea, llegará de una manera o de otra, ya sea el amor, la comprensión, la bondad, la belleza.
Dios no puede vencer al mundo, porque él es su creador. Y ese dios perfecto, ha de crear cosas perfectas, ¿no es así? Lo que quiere decir que ese dios no es real, sino un invento para consolarnos en nuestra infinita soledad y miseria. Pero agarrarse a ese dios, no nos va a resolver los problemas, sino que a complicarlo todo más, porque nos divide y fragmenta de los demás sin que podamos generar amor, sin que podamos amar. Como se puede comprobar en este mundo cruel violento.