Pero, ¿hay un método o sistema, un metro, que pueda medir que alguien ha llegado o no al nirvana? ¿Quién lo va a certificar, a darle el diploma acreditativo, con qué autoridad, si él tampoco sabe lo que es el nirvana? ¿Nos damos cuenta de lo absurdo que son las creencias, las ideas y teorías?
No estamos hablando de enfermos mentales, de descerebrados o dementes. Estamos tratando de hechos que nos afectan a la mayoría.
No hace falta entender nada. Lo más importante son los hechos. El amor, como todo lo importante, no se puede comprender, se tiene que vivir.
La vida es como un negocio, y cada uno tiene el suyo, ya sea el del religioso, el del político, el del escritor, el del maestro o gurú, el de la esposa o esposo, el dueño y el empleado, todos han de vender algo. Todo puede ser un negocio, porque en la vida nadie quiere perder. Y para ganar uno tiene que calcular, confeccionar una estrategia, calibrar, etc., todo ello fruto del pensamiento, del ego, del ‘yo’. Que es todo lo contrario de la espiritualidad, de la liberación y la comprensión del ‘yo’ divisivo, causante de todos nuestros males.
Señora Collen, siento su mal interpretación de lo que usted ha leído en mis comentarios. Lo que se ha dicho, es para que ni tú ni nadie tenga que perder parientes en la guerra. Esto dicho ahora suena muy bonito y agradable. Pero para que nadie pierda la vida en las guerras, por el terrorismo, por cualquier pistoleros que va por la calle, habrá que hacer algo, ¿no? Porque la paz no es algo que uno pueda ir al supermercado a comprarla empaquetada, es es tan infantil y tan sin sentido.
Por lo que uno ha de hacer algo para que la guerra, la violencia, no sea. Ahora, tú has de trabajar en ello, ver de qué manera vivirás tu vida sin generar escándalos en derroches, en despilfarros, en la destrucción de comida y de todo lo necesario para sobrevivir. Porque esa insensibilidad a todo lo que necesitamos para vivir, es lo que genera división, conflictos, celos y envidias, falta de respeto y desprecio. Por lo que el terreno ya está preparado para la violencia y la guerra.
Hemos de ser conscientes, hemos de ver, que todo lo que sucede no es algo que salga de una pared pintada de blanco, sino que tiene una causa, un motivo. Y ese es el trabajo: verlo y comprenderlo, entrar dentro de ello, sin miedo, sin huir, sin querer cambiarlo. Y entonces, esa violencia, la guerra, le cuentan su secreto.
Así que uno no está contra nada, ni de la defensa ni del ataque, sino que quiere evitar a ambas. Y para ello, uno tiene que poner orden en su vida, para que ese orden llegue a todos los demás. Porque cuando el incendio de la violencia y la guerra ya está manifiesto, en acción, cada uno ha de saber lo que tiene que hacer. Sin que lo mío tenga que ser lo válido para ti. Ni lo tuyo tenga que ser válido para mí y para todos los demás.
Todo escape, toda huida, querer cambiar la realidad, nos deja en el mismo sitio. Por tanto, uno tiene que vivir lo que le llega. Toda descripción, opinión de los otros, no tiene ningún valor. Ya sean los consoladores, como los liberadores, como los que se aprovechan para describirlo, narrando las posibles soluciones.
Porque, todo lo que no se viva de primera mano, al hablar de ello uno ya toma parte ya sea de la indiferencia, del consuelo, como de la acusación para que se asuma la realidad. Y todo ello está fuera del ámbito del hecho, de lo sucedido. Por tanto, todo eso está muerto y no sirve de nada.
Cuando nos morimos todo llega a su fin, no queda nada. Lo que suceda a los que siguen vivos, eso es cosa de ellos.
Siento decirte, Miriam, que eso que dices es una opinión, no es un hecho. Ahora, si tú quieres tratar con no hechos eso es otra cosa.
El problema está en que si tú estás fuera del ámbito del conflicto, y otro está y quiere seguir estando, uno lo ha de dejar, descartar. Porque, son incompatibles para funcionar, investigar, crear.
Es preciso que para que haya comunicación se mire en la misma dirección.
Pongamos, Miriam, que se pudiera continuar con parte de la vida que hemos dejado. ¿Para qué? Si toda liberación, todo realización, etc., han de ser ahora. Por tanto, tú que lo ves, ¿por qué no te realizas, te liberas ahora, sin tener que retomarlo en tu próxima vida?
La meditación es ser consciente plenamente de lo que está aconteciendo. Sin esperar nada a cambio, como sugerencias, imágenes, delirios o alucinaciones. Pues, el mismo deseo niega la meditación.
Todo es energía todo se transforma en la materia, pero en lo psicológico hay completa destrucción, aniquilación total de todo lo que hacemos, si es que lo hacemos completamente, sin división ni conflicto.
Es que eso que tú dices, Miriam, también es intelectualidad tuya. Sí, tuya. Por tanto, si tú puedes, el otro también puede. Si no ya estamos de vuelta en la división y el conflicto. Igualmente, que pases un agradable día, Miriam. Gracias por todo.
Magdalena. No te olvides que tú haces lo mismo, pero a otro nivel. Porque, ¿tú cómo sabes qué lo que has dicho es cierto? Y eso mismo me podrías decirme tú: ¿cómo sabes Toni qué lo que yo digo es cierto o no? Pues esa manera de encarar los retos es el terreno apropiado para que el ‘yo’ pueda operar.
¿Lo ves claro. Magdalena? Todo lo que uno hace el otro también lo puede hacer. ¿Por qué si tú tienes necesidades, los otros no los puedan tener? Pues, ahí se rompe la democracia, la armonía, el respeto, la compasión, el amor.
El que dispone, lo pierde. Nada que disponer, todo llega.