Torni Segarra

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Pero, mi querido Enghelbert, los errores sólo los has de descubrir tú, porque no puedes confiar en nadie. Y eso que tú ves, es tuyo y nadie te lo puede quitar.
 
Veamos otra vez, conoces uno chica, te gusta, y ella te pregunta, ¿me quieres? Y tú le dices, sí. Y ella insiste, ¿me querrás para siempre? Y, entonces uno sólo puede decir: sí, sí. Pero, no, no, no. Porque, no lo sabemos ni lo podemos saber. Fin de la cuestión.
 
Ahora veámoslo desde el otro punto; alguien conoce a una mujer y el hombre le pregunta, ‘¿Me quieres?’. La mujer le contesta: ‘No, no -porque eres peligroso-. Pero, ‘Sí, sí que te quiero’.
Te das cuenta como estamos presos, si es que queremos ser sinceros. Si decimos que sí solamente, eso es mentira, porque no lo sabemos. Y si decimos que no, también es mentira porque no lo sabemos. Por eso, sólo sé que no se nada. Y eso es lo más sano y cuerdo, nos libra de responsabilidades y compromisos que no podemos cumplir.
Ahora ponlo en el ámbito de lo desconocido, los extraterrestres, lo macro y micro, dios, etc., es una pérdida de tiempo, especular de algo que no sabemos.
 
Pero, ese que tú niegas, eres tú mismo, aunque sea a otro nivel. ¿Por qué eres tan arrogante de creerte diferente de los demás, si tienes las mismas vísceras, la misma sangre, los mismos deseos, miedos, esperanzas, frustraciones? ¿Será por qué no te has dado cuenta de tu condicionamiento, creyendo que eres algo especial, el único, el elegido, el hijo de dios? Creo que en el momento en que descubras que estás condicionado, como lo estamos todos, serás capaz de comprender que solamente podemos vivir en el vacío, la nada, en el sí, sí, pero no, no. Vivir en el no sé.
 
Mientras no se cambie el sistema y paradigma de cómo vivimos, como siempre lo interno se impone a lo externo, el problema no son las armas. Pues, si se eliminaran las armas, nos agrediríamos con piedras y con los puños, con bastones. Y encontraríamos la manera de matarnos. Gracias, Abel, por tu aporte.
 
“Uno no puede sentarse y ver la destrucción, locura deliberada de inocentes, sin necesidad de obras verdaderas en la prevención de este tipo de comportamiento bárbaro, venga de donde venga, incluidos los propios países”.
Sí, Susie, pero el problema está que si respondes de la misma manera que lo hacen ellos, ¿eso dónde nos lleva, a la barbarie de la guerra, a la destrucción, a vivir planificando e invirtiendo para hacer la guerra, que es lo que estamos haciendo?
Por tanto, hemos de descubrir la manera de solucionar los problemas sin que intervenga la crueldad, la violencia, etc. Y eso pasa por conocernos cabalmente cómo somos, cómo funcionamos internamente –no como nos han dicho que somos: buenas personas, la mejor civilización, etc.- Pues, todo nace dentro de cada uno y eso va a salir a fuera en cada acto que hagamos en la vida cotidiana. Por eso, es preciso que veamos claramente quiénes somos de verdad. Y ver eso que somos qué es lo que es capaz de hacer.
Y para eso, nos tenemos que mirar claramente en el espejo de la relación, ver si somos miedosos, egoístas, creyendo que somos los mejor, los elegidos, etc. Pues, según lo que somos y cómo vivimos, vamos a condicionar la respuesta de los demás hacia nosotros. Si uno lleva el vestido limpio los demás responden a ese hecho de manera diferente que si el vestido estuviera sucio. Y eso, no se puede cambiar, alterar, porque la realidad es como es. Y la fuerza de los hechos cuando toma una dirección, tampoco se puede cambiar.
Por tanto, de cada cual depende lo que le hagan o no los demás. Porque, tú solamente puedes responder de tu vida, no de los demás. La libertad es así: puedes informarle a alguien de lo negativo y peligroso que es su comportamiento, pero no lo puedes obligar por la fuerza y violentamente para que cambie. Porque entonces te convertirías como él. Y ese es el drama que está sucediendo, nuestro drama.
 
¿Por qué dices que todos somos diferentes si a todos nos pasa lo mismo: vamos a morir, tenemos miedo, necesitamos alimento, ropa, albergue, necesitamos que nos respeten, nos tengan consideración? Por supuesto, que existe la manera peculiar de caminar, de hablar, de vestirse, de comer, etc., pero eso son superficialidades para lo que estamos investigando
Respecto del dolor eso es hasta el final, querido Gonzalo. Otra cosa es qué hacernos con ese dolor. En cuanto a la iluminación, creo que con eso hemos de ir con mucha cautela, pues cómo sabemos que estamos iluminados.
 
Si decimos la obediencia es la muerte, ya estamos entrando en ese ámbito de que las cosas han de ser, o negro o blanco. Todo esto es muy difícil de comprender, porque estamos tremendamente condicionados por tantas cosas que nos han dicho, que la inteligencia está ahogada y no puede operar.
Si dices que la obediencia es la muerte, cuando vas al médico y te ordena –cuidado con el verbo ordenar- que te tomes tal o cual medicamento, que guardes un régimen alimenticio, reposo, etc. ¿Qué hacemos con esa obediencia? Por supuesto que toda obediencia es una humillación del orgullo, del ‘yo’, del ego. ¿Pero, la alternativa cuál es desobedecer, ir a la muerte con alegría, o llorando de dolor, de amargura, rabiando y culpando a todos de tu mala suerte?
Ahora si es que tienes la capacidad de morir, de ir más allá de todo tu condicionamiento, ¿puedes trasladarlo a cualquier obediencia y ver qué pasa con ese reto que ha llegado a tu vida?
 
Ha querido la ocasión que publiques este aporte por ti mismo, Jahaziel, donde la desobediencia ha traído dramáticos resultados, al negarse llevar los padres al hospital  a sus dos hijos para tratarlos, que fallecieron.
Nos damos cuenta del tremendo problema de esta cuestión, pues los padres pueden argumentar que ellos son libres, que no se quieren someter a una voluntad extraña. Así que ese problema de la libertad y la obediencia, ha de ser tratado de manera no dogmática, sin nuestro condicionamiento. Sabiendo que la justicia tiene su poder y nos pueden condenar y llevar a prisión, con todos los problemas que eso lleva consigo.
 
El problema del amor es que se ha de convertir en un hecho. Porque, las palabras, lo descrito y narrado no es lo que se dice, se narra, se describe.