Torni Segarra

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Cuando llega el amor, entonces somos capaces de hacer lo que nunca habíamos pensado ni imaginado: la llegada de lo nuevo.
 
Las palabras pueden hacer mucho daño, incluso matarnos, según quién las usa y cómo las expresa.
 
No se trata de aprender, OndaDiscapacidad, sino de ver y percibir en un instante. Pues los retos, que son siempre del presente, necesitan una respuesta ahora. Cuando tocamos algo que está ardiendo y nos quema la mano, no podemos aprender, sino que respondemos, actuamos.
 
El amor es un misterio, como la vida misma, que de la misma manera que llega, se va, para volver otra vez. ¿Puede alguien no sentir amor?
 
Los sueños no son reales, nos alteran mentalmente, pues nos condiciona eso que hemos soñado, sea placentero o no. Por eso, despertarse a la vida real siempre es un alivio.
 
El pensamiento está condicionado, programado para resolver problemas, por eso todo lo que ve son problemas. Es el mismo pensamiento, el que se ha de dar cuenta que es un estorbo, un impedimento, y cesar en su actividad.
 
Todas las creencias son un impedimento para que llegue el amor, pues nos dividen de los demás, creando una barrera infranqueable. El amor, llega del vacío y necesita ese vacío para poder ser.
 
Aparte de todo lo dicho, de que es insano para los pies y toda la estructura del cuerpo, es que es un derroche de materia, energía y dinero. Y, por eso, es que por sí mismo son modelos horteras.
 
El mundo está lleno de personas geniales, el éxito está en distinguirlas y hacer las cosas de manera para que lo sigan siendo.
 
¿Podemos vivir de manera que estemos más allá de todo lo que nos sucede, nos llega, ya sea por las personas, por la salud, los problemas? Ir más allá, quiere decir vivir con eso, que es la vida misma, sin hacer un conflicto, un problema de ello.
 
Eso no es cosa solamente de los demás, pues las personas todas cambiamos con el tiempo, y el tiempo nos muestra lo que en realidad somos. Es decir, es en plural, no excluyéndome yo, porque eso es una ilusión. Pues todos somos iguales psicológicamente: tenemos miedo a todo, a la vida y a la muerte. Y eso desencadena todos nuestros comportamientos negativos, divisivos.
 
Lo realmente importante no es lo que decimos, sino lo que tenemos dentro. Pues, lo que decimos no puede describir ni transmitir lo que está más allá de las palabras: lo imposible.
 
¿Por qué nos creemos que somos especiales, diferentes a los demás, si todos somos iguales, sentimos lo mismo psicológicamente?
Todos estamos divididos internamente, y eso nos hace que tengamos miedo a los demás, y a todo lo que existe. Por lo que, me tengo que defender y atacar, de todas la maneras posibles: con maldad, hipocresía, con agresividad, crueldad y violencia.
 
¿Puede uno vivir enamorado de una misma persona durante toda su vida? Eso seria tanto como decir que uno es feliz recluido en un lugar: una prisión, un convento, un campo de concentración, etc. No digo que no pueda ser, lo estamos averiguando tentativamente.
 
Siempre estamos pidiendo, porque las personas todas somos pedigüeñas, de ahí los inventos de las religiones, sus santos y sus dioses. Y eso se demuestra hasta en los eventos importantes: ante la muerte de un familiar y lo que nos pueda legar, en las separaciones de las parejas, si hay alguna posibilidad de recibir. ¿Por qué no llegamos a un acuerdo en que no haya vencedores ni vencidos; o simplemente renunciar, por no tener ni luchas ni batallas ni conflictos?
 
¿Por qué ese exhibicionismo en las muñecas de grandes relojes que parecen caros, cubiertos o pintados de oro? ¿Es por un complejo de inferioridad, que necesita la ostentación para darse realce e importancia?
No estoy en contra de eso, solamente lo estoy señalando. Todo lo demás, hay chic, buen gusto. 
 
Para Boglarka Hadinger, psicólogo, psicoterapeuta y coach para el empoderamiento personal. Tübingen, Viena.
Ayer leí tu entrevista que publicó el diario…, de Barcelona. Gracias por las informaciones y comentarios.
¿La madurez es cuestión de tiempo, del devenir, del llegar a ser? Pues, hay quien es un viejo y no ha madurado todavía; y sin embargo otros, siendo jóvenes son maduros. El tiempo en el ámbito psicológico es una ilusión, un impedimento, para que llegue el orden, el fin de la confusión y el conflicto. Pues, cuando implicamos el tiempo, que dice yo llegaré a ser ordenado, libre de confusión, nos estamos dividiendo del presente, del ahora, de lo que está sucediendo, Pero, si estoy completamente atento a ese desorden, sin querer cambiarlo, sin huir de él, entonces ese desorden desaparece. Pues, al no dividirnos del desorden, desaparece la división. Y si no hay división, no hay conflicto, todo es plenitud, orden, el fin de la confusión.
El tiempo en el ámbito material, físico, si que tiene su utilidad: necesito tiempo para ir de Viena a Berlín, de aquí hasta allá, para poder construir una casa, para que crezca un árbol. Pero como ya hemos visto, en el ámbito psicológico el tiempo es un impedimento que nos divide y fragmenta del reto que es siempre en el presente, en el ahora.
Por lo que la madurez ha de ser ahora, sin tiempo, sin llegar a ser, sin proyección ni deseo alguno.