1. Los deseos se hacen realidad, o se descartan. El deseo es la base de toda acción. El problema llega cuando queremos que ese deseo no se acabe o que no se haga realidad. Es decir, si nos inmiscuimos con los deseos, es cuando aparece lo negativo. Ya que en la acción no hay ningún problema. Los problemas llegan cuando rememoramos esa acción que hemos hecho y queremos mejorarla, cambiarla, repetirla, todo ello fruto del ego, del ‘yo’, que quiere imponer su orden en la realidad, en lo que es, lo que está sucediendo.
2. Si lo que hacemos vemos que tiene toda la necesidad de la vida, que es preciso hacerse, lo que hagamos eso va a ser el orden. Pues en esa acción no habrá división alguna que obstruya toda la energía necesaria para que la acción sea en su totalidad.
3. Uno de los misterios de la vida es, ¿por qué nos encontramos con ciertas personas con las que la relación es tan diferente de las demás? Y el misterio prosigue cuando esas personas y nosotros ya no podemos proseguir con esa relación. Por eso, la vida hay que vivirla sin darle importancia al pasado, a lo que ha sido, porque como forma parte del misterio, nunca lo podremos comprender ni explicar.
4. Todo lo que tocamos, como somos egoístas, temerosos y con miedo, lo vamos a alterar para nuestra conveniencia, para sentirnos seguros. Pero ese deseo de seguridad es el egoísmo en acción, por lo que nos va a generar toda clase de problemas.
5. La alegría del amor, está más allá de nuestras alegrías personales, al conseguir algo, al vencer alguna dificultad, al experimentar un gran placer. Porque la alegría del amor lo abarca todo: desde lo que nos parece lo más sublime y excelso, hasta lo que nos parece miserable y sucio, feo, lo que nos disgusta.
6. El deseo, si es, no es demasiado intenso o poco intenso. El deseo, y toda su fuerza y energía, cuando es, lo es en toda su capacidad, su plenitud y poder. Por eso desear poco o mucho, no tiene ninguna importancia, ya que el mismo deseo va generando el orden, que está más allá de lo que nosotros queramos o no.
7. La libertad no admite barreras ni preceptos, ni conclusiones, solamente tiene importancia la acción. Y esa acción va a generar el orden. Por eso, la libertad es precisa para saber de primera mano. Sólo con libertad para mirar y ver en todas direcciones, es cuando seguiremos libres.
8. Cuando tenemos envidia, nuestras valoraciones no tienen ningún valor, pues van a ser subjetivas, condicionadas y teñidas por los celos, la insatisfacción que tenemos. Por eso, descubre el porqué de esos celos y envidia, y llegará la libertad y el fin de la amargura.
9. Si somos capaces de ver todo el daño de vivir en la mentira, estaremos libres de ella. La mentira quiere decir, actuar con doblez de manera que sacamos un beneficio propio, siendo crueles engañando a los otros. La mentira es hacer daño, es falta de respeto, es maquinación y corrupción, es la anarquía.
10. En la vida todo lo que hacemos va a afectar a los otros. Y todo lo que hacen los otros nos va a afectar a nosotros. ¿Se puede vivir sin afectarnos los unos a los otros? Eso no es posible. Por lo que hemos de ser conscientes de todo ese drama de que yo para subsistir, tengo que molestar y afectar a los otros. Pero eso, no es el problema, pues sin ser vulnerables tampoco podríamos vivir.
El problema está cuando quiero dividirme, huyendo, queriendo cambiar ese hecho de que todos nos afectamos. Pues si hay división va haber desorden y confusión, más maldad. Pero si no huyo ni haga nada con ese hecho de lo que es la vida –una interrelación con todo lo que existe-, es cuando llega el orden, que es amor. Y el amor es la inteligencia, lo que todo lo comprende.
11. ¿Somos conscientes, nos damos cuenta de que aunque tengamos la razón a veces no es adecuado imponerla, salirnos con la nuestra? La vida en sí es un problema –proveernos comida, ropa y albergue, buenas relaciones, etc.-, por lo que si añadimos más, haciendo y generando más problemas todo se va a convertir en algo insoportable. Incapaces de ver la belleza que tiene ese pájaro que pasa volando, con su canto y sonidos peculiares, ni podremos gozar de las nubes que pasan lentas o rápidas.
La razón, la verdad, es algo que es de uno y nadie nos la puede quitar, y ella, de una manera o de otra, se ha de manifestar. Si tú me prohíbes algo, si soy libre de todo, no voy a responder contra ti, pues esa libertad implica e incluye a eso que yo quiero y que tú me prohíbes. Pero esa libertad, que es amor, es tan explosiva como una bomba nuclear, tan poderosa como la fuerza que hace girar a la tierra, y va a imponer su orden que nadie puede alterar.
12. En una escalera, ¿qué diferencia hay entre cada peldaño, escalón? Cada escalón forma parte del todo, tiene su utilidad, para que la escalera pueda ser. En la naturaleza sucede lo mismo, todo lo que existe está para ayudar a los demás, aunque sea a costa de uno.
Y es ahí, cuando nos damos cuenta que nosotros también hemos de pagar el peaje por estar vivos, cuando aparecen los problemas. Por eso es tan importante ver que todos participamos de esa unidad, donde todo está interrelacionado. Sin huir de ello, sin querer cambiarlo, para que de esa manera cese la división, el conflicto entre la realidad y la realidad que yo quiero. Pues si no hay conflicto ni división, ¿puede haber el dolor desgarrador, que nos destruye? El dolor sigue ahí, pero tiene otro significado, porque al no huir me muevo con él, me hago uno con él. Y es entonces cuando lo comprendo, veo su utilidad, lo que es, veo que el dolor es mi vida. Y que sin él no hay vida. El dolor siempre es el pasado, en el presente en el ahora, el amor no nos afecta, no existe.
13. ¿La adicción es amor? No lo puede ser. Porque ese deseo de satisfacer esa adicción, nos hace brutales y crueles, insensibles y despiadados. Lo podemos ver, observar entre las personas, entre las naciones: todos queremos satisfacer nuestra adicción, que es nuestra dosis de placer.
El problema está cuando nos lleva a extremos en los que hemos de usar la violencia para satisfacer esa adicción, desencadenar y hacer una guerra.