O empezamos a ser libres cuando dejamos de perseguir nuestros sueños. Pues, todo deseo por noble y bien visto que sea, nos divide de la realidad. Y si hay división, hay conflicto, hay confusión, hay esclavitud a ese deseo que perseguimos.
El mejor guardián de la casa, no son los ángeles y otros seres imaginarios, es una buena conducta libre de corrupción e inmoralidad.
¿Y cómo se puede vivir con alguien, y aguantarlo, que no es lo que dice ser? ¿Es el miedo a ser libre de esa dependencia, que él nos ha acostumbrado, con su placer, su rutina y su falsa seguridad? Si uno ve algo completamente claro, esa misma visión es la acción, es el orden, es amor.
Lo que más nos enseña, y genera orden, es encararse con la realidad. Pero la realidad, no es lo que nos imaginamos que es: podemos seguir a alguien que usa palabras agradables y que nos resultan bonitas, pero sus actos ser confusos, generadores de conflictos y maldad.
Las palabras y lo descrito, no pueden llegar a la verdad ni describirla. ¿Un animal que es atrapado por otro y se lo come, irradiaba y transmitía que quería que lo atraparan y lo devoraran?
Las personas que no tienen paz, es porque viven en conflicto interno. Y ese conflicto lo transmiten allá donde van y a todo lo que hacen. Y como todo está unido con todo, ese conflicto afecta a todo el mundo, a todas las personas. Por lo que, es como si siempre estuviera en guerra con todos y con todo.
El ayer no existe, está muerto, Cada día, a cada instante, hay un morir y un renacer a todo lo que es la vida. Y la vida es la celebración de lo nuevo. Siempre es lo nuevo, lo veamos o no, seamos conscientes o no. Pues todo está activo y en movimiento, en cambio constante.
Cada uno es como es, tiene su capacidad física, mental, etc. Y ahí no hay ningún problema, ¿verdad? El problema surge cuando me comparo con los otros, con lo que hacen o no hacen.
Las palabras lisonjeras son una ilusión, fruto de un deseo. Por lo que nos van a traer malas consecuencias, porque son una falsedad, una mentira, para halagar y conseguir un fin propuesto: poseer a alguien para conseguir algo.
Todo deseo, por bueno y beneficioso que nos parezca, nos va a traer desorden t problemas, Porque el deseo fuerza las situaciones, genera conflicto, sufrimiento y dolor. ¿Por qué no podemos dejar que todo se manifieste a su manera, como cuando sale una flor, llega la noche, el amanecer, o viene alguien por sorpresa, que no esperábamos?
Tanto lo más difícil se puede convertir en fácil. Y al revés, lo más fácil en difícil. Porque nosotros no sabemos nada, hemos de enfrentarnos a la vida, a la realidad, como criaturas vulnerables que somos, hemos de encarar lo nuevo y lo que nos depare la vida.
Todo lo que sucede, sucede a cada ser humano. Lo que le pase a la tierra, no tiene nada que ver con nosotros, si es que la cuidamos, la respetamos, amamos. La tierra, tiene su proceso como cualquier otro organismo, luego está sometida a ese proceso, ya sea constructivo o destructivo, como nos pasa a nosotros.
La realidad no se puede despachar con palabras, sino con comprensión. Por muchas palabras que usemos, no vamos a cambiar lo que somos en realidad, internamente. Y ahí está el trabajo, de cada uno: en ver cómo funciona el pensamiento, de qué manera opera y se manifiesta en todo lo que hacemos. Si no es así, si no nos liberamos de nuestro condicionamiento, será como dar vueltas en círculo sin parar.
Todo lo que digamos, ¿tiene algún sentido real, tiene un significado verdadero? Decir que el que ora no peca, eso ¿qué quiere decir? Primero habría que investigar que es orar. Orar si es hablar con otros –santos, dioses, unos amigos, etc.- eso es una ilusión, un delirio.
Ahora bien si oramos, igual como cuando meditamos –que es ver y mirar todo lo que nos llega al pensamiento sin inmiscuirnos con eso que vemos, sin querer huir ni cambiarlo- entonces al no haber división entre el pensamiento y el que piensa, ahí no hay pecado. Porque el pecado es el hacer un daño a otro o así mismo conscientemente. Y ese daño llega cuando el deseo que es el pensamiento en acción, se desarrolla contraponiéndose y entrando en conflicto con la realidad, lo que, lo que está sucediendo.
Todo se tiene que olvidar, de lo contrario estaremos atascados y no nos podremos mover. El pasado ya no sirve, está muerto, El pasado como referencia material o técnica, para su enseñanza, tiene su utilidad y sentido. Pero en el ámbito psicológico es un impedimento, porque se antepone al presente, y no puede ser el ahora.
La gente humilde, ¿por qué habría de ser más feliz que los que no lo son? Todos estamos en el mismo barco, participamos de la misma realidad: tenemos deseos que nos impelen y exigen acción. Esa acción, que puede ser una necesidad, al no poderla realizar satisfactoriamente, va a generar frustración, sufrimiento y dolor. Y esa es el suelo donde todos pisamos.
Un pájaro, un animal, non tiene miedo porque no tiene conciencia del futuro, ni tampoco del pasado ni del presente. Ellos son, sin ser conscientes de nada, son como los árboles, los vegetales, pero más evolucionados. Y nosotros venimos de eso, donde hemos evolucionado de manera para estar aquí tal cual somos. Después de millones y millones de años de evolución.
¿Por qué tratar a unos como reyes o reinas y a otras no? ¿No demuestra eso una mezquindad, una superficialidad, una banalidad de la vida? Cuando uno trata de manera diferente a los otros, es por un negocio para ganar algo. Y, ¿los negocios, esa sed de más y más haciendo lo que haga falta para conseguirlo, con su brutalidad y su crueldad, es eso amor?