La única manera de no equivocarse ni fallar, es estar totalmente atentos a lo que vemos, a lo que estamos haciendo, al reto que nos llega, sea una persona o un acontecimiento. Pues, al estar completamente atentos, sin división interna alguna, es cuando la inteligencia puede operar, y ella se hace cargo de la situación, generando el orden que es compasión, es amor.
La mejor manera de generar energía, luz interna, es descartando la corrupción y la inmoralidad de nuestras vidas, de nuestros comportamientos. Pues, descartando lo corrupto y negativo, llega la paz interna, la iluminación interna, sin necesidad de trucos, terapias, métodos, sistemas, ni drogas ni apegos, etc.
Las rarezas, ¿son necesarias si no son funcionales, prácticas para facilitarnos la vida, reduciendo los impedimentos y las complicaciones? La vida en sí, ya tiene sus problemas y complicaciones, ¿por qué añadir aún más? ¿Es por qué estamos sobrados de energía, bien alimentados y vestidos, viviendo en la seguridad de la repetición y la rutina?
Ese es el problema del que no nos damos cuenta, los asesinos genocidas, si no tuvieran sus colaboradores, no lo podrían ser. Por eso, juzgar el pasado tiene muy poco sentido real, porque en el presente se distorsiona la verdad. Culpando solamente a uno, cuando los culpables somos todos.
En lo psicológico, ir más allá del estatus es adecuado y necesario, pero en el ámbito práctico y funcional, ¿qué sentido tiene complicar las cosas, si todo ya lo está? Es como si uno que camina con las dos piernas porque las tiene sanas, dijera que ahora quiere ir cojeando, con muletas, u otro en verano llevar chaquetón.
El ámbito psicológico tiene muchas posibilidades. Pero, en el ámbito material, está todo más reducido.
Si decimos que, ‘Hay quienes les gusta lo loco y extravagante y con ello se siente en paz y armonía’, eso mismo dicen también los tiranos, los nihilistas, los genocidas que sólo quieren su propio beneficio nacionalista y racial. Los que explotan a los niños haciéndoles trabajar largas jornadas, los que explotan a las mujeres en burdeles; los traficantes de órganos, de armas, etc. Y no por original y loco, es favorable.
Estamos de acuerdo, Juan Carlos. Pero, todo el error está en la base del sistema de cada religión, en los diferentes grupos, con sus gurús y ashrams –centro espiritual-. ¿Por qué decimos que alguien es santo? ¿Alguien puede ser santo en realidad -abstenerse de hacer algún daño a alguien-? No lo puede, porque se tiene que alimentar, comer. Y para alimentarse y sobrevivir ha de hacer algún daño a alguien: hay quienes sacrifican animales, otros a los frutos, hortalizas, etc. También hacemos daño a los otros cuando somos competitivos. El mismo hecho de caminar implica destruir, hacer algún daño. Incluso la presencia de alguien, hace daño a otros.
Por tanto, nadie puede ser santo. Puede tener un desarrollo mental que otro no tiene, pero básicamente su conciencia está dividida, fragmentada. Esa es nuestra realidad. Unos dicen que están más allá de esa fragmentación. Pero, ¿estamos más allá definitivamente, o lo estamos recurrentemente? ¿Lo ves, nos estamos comunicando?
Para Andreas Kramer, testigo entrevistado que denuncia a su padre como autor del atentado de la Oktoberfest de Munich en 1980, la peor masacre terrorista de la Alemania de posguerra.
He leído tu entrevista en el diario…, de ayer. Gracias por las informaciones y comentarios.
Todo lo que cuentas, por inverosímil que parezca, eso es normal cuando uno tiene miedo. El miedo va con el hombre. Porque el miedo es ignorancia. Y los hombres no lo podemos saber todo, por eso somos ignorantes. Y ese miedo, es el que nos hace vivir con defensa y con ataque. Y cuando uno ataca, lo hace de manera brutal, cruel, para hacer daño, pero el que lo hace también se cree que se está defendiendo. Por lo que la defensa y el ataque se alimentan una a la otra, mutuamente..
Hace unos días un alto funcionario, de los que mandan en la Unión Europea, en Bruselas, dijo que cuando las cosas van mal hay que mentir. Pues ese mismo paradigma es el que usaba tu padre para hacer los actos terroristas contra los gobiernos de izquierda europeos de los años setenta del pasado siglo. No importaba el daño que se hiciera, lo importante era el fin: aterrorizar, desestabilizar a los gobiernos social-demócratas, porque tenían miedo a los comunistas del Pacto de Varsovia, de Rusia, y así que gobernaran los gobiernos de derechas favorables a la OTAN. Y ser un baluarte contra el comunismo en Europa, donde los países del bloque comunista superaban a los no comunistas.
Por eso, uno tiene que comprender todo el trayecto del miedo y llegar hasta la raíz y su origen. Y verá que el miedo es división con respecto a otro, ya sea la esposa, la madre, el hijo, los amigos, el político, con respecto a otro país. Y en esa división nada más cabe que la relación como enemigos. Por eso, uno tiene que, después de haber comprendido el miedo y la división, ir más allá de ellos, descartarlos, apartarlos de nuestras vidas. Y si uno descarta lo negativo, lo que quede, lo que llegue, será lo positivo, la no división, ni el miedo, causantes de todo el desorden, los conflictos, ya sean entre los bloques antagónicos, entre compañeros o vecinos contendientes.
Todo se puede relativizar, decir que ni es blanco ni negro. Pero, uno cuando ve lo negativo -si es que lo ve, claro- lo ha de descartar radicalmente.
Marisa, el amor no tiene nada que ver con el romanticismo, que es el pasado, la rememoración de algo vivido con anterioridad. El amor puede abarcar al romanticismo, pero él lo deshará convirtiéndolo en algo activo, presente, en el ahora. Porque, el amor no le afecta el conflicto, ya que no lo provoca entre los opuestos, con el tiempo psicológico que siempre es el pasado. El amor todo lo quema en el ahora, dejándonos desnudos, en el vacío, aunque funcionemos normalmente, en cada acto de nuestras vidas cotidianas.
Para que haya amor, no ha de haber conflicto. Pues, el conflicto es división, dualidad, antagonismo entre polos opuestos. Si es así, la inteligencia operará de manera que ella nos llevará a la realidad y la verdad de las cosas.