Torni Segarra

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Cuando miramos lo que está pasando, vemos que todo es una repetición. Unos contra otros. Tú, Susie, dices que los otros, que son millones y millones, están errados, quieren destruir lo que tú le das tanto valor e importancia. Pero, te olvidas que esos millones y millones de personas dicen eso mismo de ti: que no les dejas vivir, que los explotas, que te entrometes en sus maneras de vivir. Pero eso, es tan viejo come el hombre. Porque el verdadero y único problema que tenemos, es la división entre tú y yo. Y si logramos ir más allá de esa división, que genera conflicto, no habrá maldad ni crueldad ni violencia ni guerra.
La pregunta es: ¿Por qué Susie y Toni están divididos, enfrentados, en conflicto, dispuestos a lanzarse a la contienda? ¿Cómo solucionaremos esa división, que va a causar conflicto, violencia y guerra? Las guerras que no paran. Siempre hay una excusa, se inventa un motivo para la coartada de la matanza en masa.
Hace tiempo fue Sudamérica y las revoluciones, etc., Yugoslavia, Irak, Libia, Afganistán, y ahora quieren volver a hacer otra guerra en Siria, e Irán en el congelador a la espera. Estoy refiriéndome a los que mandan: Europa, EEUU., la OTAN, la ONU. Y siempre quieren intervenir. Están en todas partes, por todo el mundo, venden de todo, cambian los regímenes, lo dominan todo. Pero son tan necios, que no se dan cuenta que para vivir siendo los dueños del mundo, han de ser violentos, guerreros asesinos.
Pregunta: ¿Puede eso cambiar, puede cambiar el paradigma de: ‘Yo sí que puedo, pero tú no puedes y no te dejaré, haré lo necesario para que no lo hagas, te haré la guerra, te destruiré todo tu país, te perseguiré y te mataré’? Cosa que pasa recurrentemente, el último fue Gadafi, en Libia, después de bombardear durante noventa días, tanto de noche como de día, ya fueran las ciudades, las fábricas, los hospitales, las escuelas, las carreteras, las terminales petrolíferas.
Así es como vivimos. Y luego decimos que somos demócratas, cristianos seguidores de Jesús –el que decía que todo se ha de basar en el amor, el respeto, la compasión-. Decimos que somos buenas personas, educadas, civilizadas, etc. Igual como siempre lo han dicho los poderosos, los ricos, cuando empezaron a dominar el mundo desde India a China, desde África a América y Australia. Donde hemos ido lo hemos arrasado todo, lo hemos robando todo, nos hemos apoderado de todo. Y claro, esa manera de vivir, que es la única que conocemos y soportamos, queremos que prosiga. Así que ahí estamos clavados como un poste en el camino: diciendo que somos demócratas, cristianos amorosos, pero haciendo todo lo contrario.
Así que el trabajo es inmenso, es hacer un cambio en el que uno sea capaz de asumir la parte de culpa que le toca, que le corresponda, porque todo conflicto siempre es como mínimo entre dos. Y este reto de compartir la responsabilidad, la parte de culpa de todo lo que está sucediendo, es el mismo reto que el ser humano no ha podido ver ni comprender nunca. Para así vivir de una manera armónica, sin divisiones ni conflictos, sin hacernos daño en enfrentamientos y peleas. Ese es nuestro reto, si es que somos afortunados, sensibles y serios.
 
Gracias, J. Carlos, por la información de la que estoy básicamente de acuerdo. Creo que todo está en la actitud, al encarar los retos desde el ‘No sé’.
 
Un científico va a la raíz de las cosas, yo no soy un científico al uso, pero como todos también tengo mi ciencia. Y mi honestidad y moralidad me dicen que cuando llega la ocasión, divulgue e informe al respecto de un acto tan atroz y cruel como es el de la tortura de los toros, con el beneplácito, la colaboración e incluso su aplauso de personas que están dentro del ámbito de la ciencia.
La ciencia, como todo, está ahogada por formulismos, compromisos, conceptos e ideas, que no tienen ningún valor, pues no son hechos. Sino una trama que lleva y sostiene el negocio de la vida que es la vida de cada uno.
Aparte de todo eso, la libertad para uno decir y otro replicar es algo que se supone que también forma parte de la ciencia, al menos la filosófica, psicológica.
 
Para Heidi Campbell, Departamento de comunicación. Texas A & M University.
He leído tu entrevista en el diario…, de Barcelona de ayer.
Gracias por las informaciones y comentarios.
Las religiones, como un negocio que son, tienen que satisfacer a sus clientes, seguidores. Por eso, las religiones han de adoptar todo lo nuevo en todos los ámbitos con tal de que los clientes estén a gusto y prosigan siendo fieles a ellas.
Hace cincuenta años, a una iglesia no podían entrar las mujeres sin velo, sin mangas de camisa, sin medias para cubrir las piernas. Para comulgar había que estar en ayunas, y tenía que ser un sacerdote el que diera la forma, cuando ahora son los fieles los que la toman en la mano.
En cuanto a internet, no hay ningún problema para los seguidores. Pues, cuando alguien usa internet ya sabe que todo es mediático, igual como la televisión, o estar leyendo o escuchando la radio. Nunca hay una presencia real, física del celebrante, del que habla, lee, reza o canta para los demás.
Pero el ser humano tiene la capacidad para absorber todo lo que le interesa aunque sea con los cambios y novedades que la vida le impone.
 
Hola Cristina, gracias de nuevo por tu detallado e interesante información tan sensible. Que me ha traído el recordar, que en un centro privado para la tercera edad, los residentes no se tomaban la medicación, echándola por los suelos, tenían mecheros para fumar, deambulaban por las noches desnudos, tenían en las camas deficientes o ninguna protección para no caerse, las empleadas prisas en el trato, etc. Falta de mando ejecutor.
Por lo que había alarma entre algunos trabajadores, por si se derivaba responsabilidad legal. Un empleado decidió contar e informar todas estas eventualidades. Por lo que, el trabajador dejó el trabajo por discrepancias con la dirección.
Tuve la oportunidad de hablar con la madre de los dueños y comentamos lo que estaba sucediendo en la residencia. Y ella me preguntó: ¿No hay solución para tanto desorden? Uno le respondió que sí que la había: ir cada día los dueños allí a la residencia y enterarse de primera mano de todo cuanto ocurría. Ella me dio a entender que eso no era fácil de que sucediera.
Y ese es el problema, la residencia era otro negocio más que los dueños tenían, por lo que no podían atenderla correctamente.