Torni Segarra

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Así, es, Engelh, lo importante de los hechos y su verdad, es lo que nos enseñan. Aunque, eso en realidad tiene muy poco valor, porque ya son el pasado. Y la vida, queramos o no, siempre es en directo, ahora, y ante un reto las referencias no tienen nada de valor verdadero. Pues, un reto sólo se puede solucionar adecuadamente cuando lo encaramos sin tiempo. Y el tiempo, psicológico, como ayer, hoy o mañana, siempre es un impedimento, porque es el pasado que se interfiere en el ahora, por lo que crea división y conflicto entre ellos.
 
El silencio no es la ausencia de ruido, eso es absurdo, no es posible. El silencio de la mente, es el de que en cualquier situación, la que sea, en un lugar concurrido y en bullicio, donde hay música o en el trabajo, uno se siente sin conflicto alguno. Pues, sólo la mente no dividida ni en conflicto es la que tiene ese silencio que abarca todos los silencios, sin movimiento alguno de rechazo o de deseo de continuidad.
 
Por favor, todo en la vida son ‘aspectos sociales’. Es decir, todo lo que hacemos es un negocio. ¿Tú por qué hace lo que haces? Porque te reporta satisfacción. Po tanto, hay que ser honesto, verdadero, y asumirlo. Darse cuenta y viendo la manera de hacer el menor daño posible a los otros.
Y eso sólo puede ser cuando nos damos cuenta de la manera cómo funciona y opera el pensamiento, y su invento, el ‘yo’. Mientras no descubramos los motivos por los que deseamos hacer algo, la insensibilidad, la indolencia, la indiferencia, que se manifiesta en sufrimiento y dolor, seguiremos siendo brutales y crueles como siempre lo hemos sido.
 
La vida, llegado un momento, no tiene la lógica a la que nosotros nos aferramos para sentirnos seguros. Por tanto, sólo sé que no se nada. ¿Y para qué quiero saberlo todo, si estoy atento a mi desorden y confusión, de manera que esa atención me lleva a la inteligencia?
 
¿Existe eso que llamamos alma, el ser, la identidad, o es una ilusión? Primero es la conciencia, luego la percepción de lo que está sucediendo. Todo lo demás, el alma, el ser, el atman, es un invento de los moralistas divisivos. Y es desde ahí, donde llegan todos los problemas, pues toda moral es divisiva, fragmentaria, conflictiva.
Así que la conciencia y su percepción de lo que sucede, solamente responde y actúa ante los hechos, se atiene a los hechos. Y ante un hecho, sólo cabe responder con un hecho.
 
Para Howard Gadner, autor de la teoría de las inteligencias múltiples.
He leído tu entrevista en el diario…, 27-5-2013. Gracias.
¿Cuándo hablamos de inteligencia nos referimos a una habilidad, un arte, que por la repetición llegamos a dominar en la medida de lo posible? Pero, una habilidad, ya sea en el arte de pintar o escribir, de dirigir películas o un hotel, puede tenerlas una persona vulgar, superficial, desordenada, que vive en confusión. Los políticos dominan el arte de las relaciones, son persuasivos, astutos, pero también son corruptos, viven en conflicto que les hacen participar en las matanzas de las guerras.
¿Una persona, que no sabe vivir sin provocar y generar conflictos que le llevan a la guerra puede ser considerada inteligente?
 
En ese silencio, Miriam, que no lo es, uno ni se da cuenta del intervalo que hay entre pensamiento y pensamiento, ni entre el ruido, el cese del ruido y cuando vuelve a empezar. Porque ese silencio, es la unidad de todo lo que sucede, sin tiempo, sin espacio de lugar, sin nada.
 
No solamente somos eso. Somos también la belleza, la dicha de la relación, la sonrisa, la frescura de un canto, el pesar de un tierno niño al no comprender lo que sucede.
La vida tiene algo de miseria y de dicha. Uno lo tiene que comprender, sin desear una parte a la otra. Pues, ese deseo sí que es el que nos hace realmente miserables.
 
El mal, no puede desaparecer mediante un método o práctica, mediante el cultivo del bien. Solamente uno tiene que ser afortunado y tener una percepción en la cual con una sola mirada ver lo que es el mal. Y si uno ve de esa manera, lo que es el mal, ese mimo ver es la acción que va más allá de todo mal.
 
El mal, no puede desaparecer mediante un método, práctica, el cultivo del bien. A de ver en una sola mirada lo que es el mal e ir más allá.
 
Aferrarse a la verdad, es un impedimento. Pues, cuando actuamos asertivamente es cuando ya hemos preparado el terreno para que opere el ‘yo’. Por eso, hay que encarar los retos negativamente, con la actitud de ‘no sé’.  Y en ese ‘no sé’, no hay nada a que agarrarse, por lo que el ‘yo’, que es el generador de problemas, no puede ser.
 
¿Puede haber conciencia pura si hay división y conflicto interno? Lo más importante, preciso para la liberación, es estar más allá del conflicto y su desorden. Mientras no sea así, aunque digamos que estamos iluminados, liberados, en nirvana, en el paraíso, todo eso son tonterías y supersticiones.
 
Todo sendero preestablecido, ya sea el de Buda, o el de otros, nos deja empantanados en el pasado. Porque, para ir a la verdad no hay sendero. Porque un sendero, sea profano o sagrado, es una invención en un momento dado, que es el pasado. Cuando las respuestas a los retos, que son los hechos, siempre es ahora, libre de todo lo que se ha dicho, de todo lo que ha sido.
Un hombre entero, libre, no mira a nadie ni a nada a la hora de actuar, porque sabe que esa es la manera en que llegará la sabiduría.
 
Todo en la vida implica muchos aspectos, pero para que todo funcione bien ha de haber orden en la vida de cada uno, en la sociedad. Por tanto, mientras en ti no hay orden, todo lo que hagas no tendrá ningún sentido ni significado verdadero alguno.
¿Qué es el desorden? ¿No es la confusión, generada por la división y el conflicto interno, que al exteriorizarse se manifiesta en cada cosa que hacemos? Si uno está en un laboratorio trabajando como científico, si no tiene orden, está confuso, en conflicto, todo lo que haga estará mediatizado, condicionado por ese desorden. Por tanto, para que haya orden uno ha de descartar el desorden. Ese es el trabajo que cada cual ha de hacer.