Torni Segarra

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Para que haya comunicación y una buena relación, hemos de mirar en la misma dirección. Y sin comunicación, ¿qué es lo que podemos hacer con los demás? Cuando estamos con alguien, uno tiene que compartir ese momento en su totalidad. Si no, no habrá relación, sino división, confusión, y la relación no podrá ser. Lo que quiere decir, que no se puede proseguir. O será una relación de mentira, para alcanzar algún fin, ya se económico, un negocio, o de poder y estrategia, sexo. Y todo ello, es lo peor que nos puede suceder, porque quiere decir que somos corruptos e inmorales.
 
Todo en la vida ha de tener su justo equilibrio. Pero, biológicamente el cuerpo tiene sus necesidades –alimentarse, beber, dormir, etc.-, que son independientes de los inventos, la parafernalia y el placer, que inventamos porque estamos aburridos de eso que es lo básico, convirtiéndolo todo en un espectáculo de los sentidos. Cuando de lo que se trata es simplemente de comer, beber, dormir, vestirse, tener un lugar donde vivir.
 
Las apariencias, lo que se dice, no es lo real. Lo real está más allá de las palabras, de lo que nosotros queremos que sea. Eso quiere decir, que hemos de cuestionarlo todo, ser un tanto escéptico.
 
Si somos para la vida, todo lo que necesitamos la vida nos lo proporciona. Ante la realidad de la vida y su necesidades, los patrones, las ideas y las teorías, todo lo viejo y conocido, no sirven para nada.
 
Si nos dan odio, hemos de estar atentos para vivirlo de manera de que no nos afecte, movernos con todo lo que está ocurriendo. Y si es así, ese odio, que nos han lanzado, nos dirá el porqué, sus motivos, su secreto.
 
Lo que pensamos, lo que creemos, lo que creamos, sin el miedo no podría ser. El miedo es el que ha hecho y hace, que todo esté encaminado para liberarnos de él. Y de ahí, se han creado todas las religiones, las filosofías, etc., que no sirven para nada a la hora de liberarnos del dolor, que es el miedo.
Sólo las atención total y atenta a todo lo que sucede, a nuestras vidas y nuestra manera de vivirlas, es lo que puede llevarnos más allá del miedo y el dolor.
 
Siempre lo de dentro –el dolor- va a salir a fuera. Pues lo de dentro es más poderoso que las apariencias y nuestros disimulos, que todo lo externo. Otra cosa es, no hacer un problema de eso, no convertirnos en amargados o neuróticos.
 
La venganza por sutil que sea, siempre es crueldad y va a traer sus consecuencias y malos resultados. Lo importante es comprender el porqué de esa venganza, qué tenemos que ver nosotros con ella, qué hemos hecho para que ella esté en nosotros.
 
El amor no se puede describir, ni encapsular en una idea, por lo que es imprevisible. Ya que puede actuar en todas las direcciones posibles, donde no hay ninguna seguridad, ni poder atraparlo, retenerlo, manejarlo.
 
El amor no puede ser a la carta, de diseño exclusivo, lo ya determinado y establecido. Pues el amor es lo nuevo, lo que se reinventa a cada instante. Y por eso, es inmanejable, no se le puede seguir como una idea o teoría. Pues el amor, nace y muere a cada instante. Y por eso, es siempre nuevo.
 
Quien odia es porque está amargado y siente el dolor de la soledad. Y como no quiere sufrir esa amargura, reacciona con odio, como lo podría hacer con desesperación, frustración, depresión. Comprender todo esto hasta la misma raíz, es liberarnos del odio, yendo más allá de él.
 
Toda idea o teoría, ya sea que nos parezca adecuada para planificar nuestras vidas, o para hacer cualquier cosa, nos divide de los hechos, que es lo que está ocurriendo en el presente, en el ahora.
 
Los sueños, sólo son eso: sureños. No son reales ni factuales, sólo son una ilusión y entretenimiento, para huir de la realidad, del presente. Ya que lo verdaderamente importante es vérnoslas con el presente, el ahora, con la realidad. Y no inventar otra realidad que más me gusta y satisface. Porque, eso nos divide, nos genera conflicto con lo real, con lo que está sucediendo.
 
He leído tus dos relatos que he recibido por correo electrónico, vía…
Y se nota que eres psicóloga, pues en las dos circunstancias, sin un motivo grave aparente, a las  dos personas que describes las envías al psicólogo. Cuando los problemas para resolverlos realmente, hemos de ser nosotros, cada cual, los que los hemos de comprender. Es decir, la vida, cómo funciona, sus maneras, los problemas que genera, y su solución no se puede comprender siguiendo a alguien, sus consejos, sus ideas y teorías. Porque ese que da los consejos, también está condicionado y confuso, en desorden.
Por lo que sólo uno ha de llegar a ver toda la trama de la vida, ha de ver la manera cómo funciona el pensamiento. E ir más allá de todo eso.
 
El amor no muere. El que muere somos nosotros de manera que ya no hay amor, ni interés por la vida, el vivirla. Y nos agarramos a una rutina y repetición, convirtiéndose en todo feo. Pero la belleza, que es todo lo nuevo que siempre es la vida, está ahí eternamente. Sólo hemos de ser afortunados y sensibles para poder verlo.
 
La realidad, lo que es, no se puede expresar con palabras. Pues estás no son capaces de abarcar  todo el infinito panorama de la realidad.