Torni Segarra

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1. Valorar quiere decir comprender la realidad de lo que son las cosas, lo que nos sucede. De lo contrario nos convertimos en pedigüeños, siempre deseando, anhelando algo de manera que eso no tiene fin.
Pero si comprendemos lo que es lo real y verdadero, la realidad de la vida tal cual es, entonces todo es gratitud por lo que tenemos, nos llega. Lo que tenemos, lo que hacemos con la vida, es más importante que vivirla inventando algo que queremos pero que no es real. Ya que eso es una proyección en el futuro de algo que ya sabemos lo que es. Y por eso es que siempre somos viejos y repetitivos, pues somos el pasado, el presente proyectando para el futuro.
 
2. Los que vivimos, teniendo ordenador, etc., nos quejamos de nuestra mala suerte, de que las personas que tenemos a mano nos fallan, y las que no tenemos y queremos no las podemos conseguir, nos quejamos de esto o aquello, siempre hay un motivo para quejarse –y eso está bien-. Pero cuando vemos la miseria de cerca, o la podemos observar aunque este a miles de kilómetros, con su hambre, con la desesperación, la degradación, la crueldad, sin manera de huir ni resolverla, es cuando empezamos a ver qué sentido tiene la gratitud.
Es cierto que algunos pueden decir: ‘¿Qué nos importa esos que viven en la pobreza, en esos países subdesarrollados, si allí hay un gobierno, si las autoridades más relevantes mundiales son los que les pueden ayudar?’ La pobreza y la miseria no salen de la pared, son la consecuencia de una manera de vivir en la que unos por su falta de sensibilidad, su indiferencia, hacen las cosas de manera que la pobreza es preciso que aparezca, llegue.
Así que, si cada cual que lo ve –pues sin ver algo claramente no puede haber acción que lleve al orden-, que ve toda la ruindad de la pobreza que es por mí causa, por mi manera egoísta de vivir, lo descarta como descartamos algo maloliente, que nos aturde y perturba, que nos hace un daño insoportable. De manera que hemos de retroceder, huir, entonces al descartarlo llega el orden que no tiene nada que ver con la pobreza. Ya sea la pobreza de la persona que duerme en la calle, sin nada para poder vivir, ya sea la pobreza de los que van a morir de hambre ahora mismo o dentro de unas horas, días o semanas.
 
3. ‘Si amaran  a sus hijos no tendrían ninguna guerra.’
 Eso es evidente, porque no harían de sus vidas algo que conduce a la guerra. El problema es este: decimos que no queremos la guerra, pero nuestra manera de vivir, nuestros actos, generan la guerra. Por tanto, siempre vivimos en guerra.
 
4. El problema ahora es: ¿Si los padres vieran todo el horror de la guerra, con sus dramas, lisiados, muertos, la ruina en todos los ámbitos, verían factible vivir de manera para no generar la guerra? ¿O ese acto de ver sería la misma acción de descartar todo lo que genera la guerra?
 
5. Si decimos que dios sabe a quién te pone en tu camino, por qué lo pone, y a quién aparta, ¿cómo sabemos que eso es cosa de dios? Primero, lo que habría que hacer es saber quién es dios, qué es dios. Y cómo actuaría dios. Porque si dios es todo poderoso, el omnipotente, el que todo lo puede, generar para sus criaturas, que somos todos nosotros, tantas calamidades, desgracias y dolores, quiere decir que es un perturbado mental, tirano, cruel, sádico, que disfruta haciendo daño, viendo como sufren las personas.
¿Nos estamos comunicando o estamos tan ofuscados, atrapados por las creencias y fantasías, a causa del miedo a la vida, a lo que hacemos, que no tenemos lucidez, ni compasión ni amor, que es inteligencia?
La pregunta es: ¿Por qué inventamos a un dios de diseño, el que más nos gusta para nuestras propias necesidades egoístas, creyendo que así nos va aliviar y solucionar los problemas? Pues no lo va hacer. Porque dios no es lo que nosotros decimos que es. Ya que todo lo que existe, el universo, cómo funciona, el infinito, lo eterno, no podemos saber lo que es, pues no podemos ir ni al principio ni al final de todo ello. Por eso, la vida y nosotros somos en realidad un misterio, que no podemos desvelar, descifrar.
Y por eso, solamente los tontos hablan de dios.
 
6. ¿La elegancia y el estilo, no tienen nada que ver con el dinero? ¿Puede un miserable, alguien que no tiene en cuanto apenas nada, que trabaja todo el día, ser elegante, llevar ropa de diseño, nueva de la última moda? ¿Puede un trapero, alguien que recoge cartones, trastos viejos o rotos, que hurga y busca cada día en los contenedores de basura, tener eso que hace que seamos elegantes, como es la limpieza, cierta dignidad para poder enfrentarse a la vida social e ir donde haga falta?
Sin una buena imagen, cuando vamos a un lugar donde todo tiene su orden, y las personas que hay que trabajan allí van bien vestidas, peinadas, etc., cuan do nos ven, ¿no hay un cierto rechazo, provocado por nuestra imagen disonante con el lugar?
Para ser elegante, tener estilo, glamour, etc., uno tiene que ser afortunado para poder tener dinero, educación e instrucción, una cierta actitud cosmopolita, ser liberal y respetuoso con los demás. Entonces, al caminar, al comer, al hablar, al vestirse, en el saber entrar y salir cuando hacemos una visita, en nuestros ademanes, tendremos eso que se dice elegancia, que es el magnetismo personal que alguien tiene.
 
7. ¿Podemos inventar las palabras para describir lo que creemos que alguien dijo alguna vez? Podemos hacerlo, pero eso no será un hecho. Será lo que nosotros creemos que fue, o que nos gustaría que fuera.
La pregunta es: ¿Por qué hacemos eso, por qué inventamos lo que nosotros queremos, nos apetece?
 
8. Decirle a alguien que lo queremos, que lo queremos mucho, que no se olvide de eso, no tiene ningún valor como le queremos dar. Pues esa afirmación que comunicamos, sólo sirve para esa única situación y momento. Ya que al instante siguiente podemos cambiar y no amar en absoluto. Pues el amor entre las personas no es lineal, algo establecido, definitivo, al ser tan miedosos y egoístas. Las necesidades de cada cual nos desbordan y no se pueden gestionar, ellas tienen su propia autonomía y libertad.
De lo contrario podemos poner en peligro nuestra integridad, o la vida. ¿Podemos dar la vida por otra persona que decimos que la amamos, llegando hasta el final sin una pizca de dolor? Pues si hay dolor, nada de lo que hagamos tiene sentido ni significado verdadero alguno.
 
9. ¿Cuándo hay amor tiene sentido el perdón? El perdonar lleva consigo el pasado que recuerda la ofensa recibida. Pero el amor, que es sin tiempo, es lo nuevo, lo que nada tiene que ver con el pasado.