1. Las promesas son cosa del futuro, por eso son siempre un negocio. Cuando decimos: ‘Yo te ayudaré en lo que pueda, estaré aquí para lo que necesites.’ Eso no es real, pues nadie sabemos cómo vamos a actuar en el futuro.
2. A las mujeres que son libres, les dicen que son putas. Pues para ser puta hay que tener libertad, en el sentido de hacer lo que quieren, y enfrentarse a las habladurías y chismes de los demás.
3. ¿La envidia no está relacionada con el miedo? Tengo miedo de no estar a la moda, a no vestir como visten los que triunfan, dominan el arte de desenvolverse en esta complicada sociedad. Por tanto, ese miedo hace que aparezca la envidia de querer tener algo que yo quiero. La envidia no es destructiva en sí, solamente es perturbadora pues es la señal que nosotros sabemos dónde estamos y cómo vivimos.
Cuando la envidia es de alto vuelo, es cuando aparece la patología, los graves problemas, las disputas por conseguir eso que queremos y no tenemos, ya sea una persona, una casa, un empleo, un mejor cuerpo. Más aún cuando es entre países, con sus nacionalismos, por la disputa de un trozo de territorio, una nueva frontera, que desembocan en violencia y en guerras.
4. Para tener dignidad, hay que ver la verdad de lo que está sucediendo. Si uno ve lo que es la verdad, dónde está, la dignidad está ahí. Para eso, hay que estar lúcido, no confuso, sin el juego de la contradicción, los contrarios, los contrastes. O uno ve la verdad o no la ve. Ella es como un árbol, una nube, la montaña, un pájaro, que están ahí, el verlos ya es otra cosa. Verlos quiere decir estar relacionados con eso que vemos, ser uno con eso.
5. Las personas todas queremos y hemos de sentir placer, ya que el placer está en mirar todo lo que nos rodea viendo la belleza que hay en ello. Pero las mujeres, al ser tan seductoras, han de transmitir que con ellas se puede experimentar mucho placer. Por eso, allá donde van hay siempre como una improvisada pasarela de modelos, con sus castings, intrigas y embrollos.
El placer es algo natural, pero lo convertimos en artificial y dañino, cuando vivimos por y para su persecución.
6. Para hacer las cosas bien, para que salgan adecuadamente, uno ha de disfrutar de eso que hace. Si hay esfuerzo, si forzamos las situaciones, llega el conflicto, la confusión, con toda su fealdad, la ausencia de belleza.
7. Esa es la realidad, lo que es, y no lo que queremos y nos gustaría que fuera. ¿Por qué es que somos tan superficiales, irreflexivos, repitiendo todo lo que nos han dicho que es lo correcto, la verdad, lo mejor?
Hemos de recordar a todas horas, todo el tiempo, que las personas a cada paso que damos está motivado por un beneficio propio. Por tanto, toda la tradición, las costumbres y maneras, van esa dirección del conseguir algo provechoso. Por lo que la mentira, la falsedad, la corrupción, el engaño, siempre están ahí con nosotros.
8. Cuando decimos siempre quiero que me atiendas con afecto, con cariño, que me valores tal y como soy, eso nos va a llevar al desastre de la frustración, al dolor. Porque esa palabra siempre no tiene ningún valor real. Esa palabra está llena de poesía, de ilusión y fantasía.
Pues en la vida no hay nada seguro, todo está abierto para el cambio. Todo puede cambiar, nos gusten o no los cambios. El cambio, como la vida, es eterno. Así que, cuando somos libres con respecto de las personas, y de todo lo que llevamos entre manos, es cuando no necesitaremos la solicitud y la petitoria de la palabra siempre.
9. Esas muertes silenciosas -que hay a miles, millones-, que no cuentan en las estadísticas y no salen en los telediarios, por vivir en un sistema corrupto e inmoral, que recorta y elimina servicios sociales, son igual de crueles que las muertes en una guerra. Lo que sucede es que las muertes en las guerras, por defender los intereses de los ricos y poderosos, ellos las consideran importantes, de héroes, llenos de gloria y valor, remuneradas.
10. ¿Para qué demostrar a los otros que somos capaces de dirigir nuestras vidas, que cuando hay un tropiezo lo salvamos y seguimos caminando? ¿Es por qué nos sentimos inferiores en el momento del tropiezo, avergonzados?
Pero a todos nos sucede lo mismo, caemos o nos echan al suelo y nos levantamos. Todos pasamos por ahí, vivir significa eso. Porque la vida es destrucción, amor y construcción.
11. No seamos infantiles, simples, todo lo que hacemos lo hacemos para satisfacer nuestro deseo de gustar a los demás, para ser aceptados, no estar solos, para que no nos rechacen. Cada cual forma parte de un grupo pequeño o grande, donde le toca vivir, donde tiene sus normas y maneras. Si formamos parte de un grupo que viste con vaqueros, ropa informal, etc., los demás esperan que vistamos así. Si una mujer es considerada guapa, ella ha de estarlo siempre arreglándose de manera que no les defraude. Y si es joven y sin pareja, y ella quiere una, entonces es cuando ella se esmera y hace todo lo necesario para conseguirlo.
12. ‘Mientras le gritas a tu mujer, hay un hombre deseando hablarle al oído. Mientras humillas, ofendes, insultas y degradas a tu mujer, hay un hombre cortejándola y recordándole que es gran mujer. Mientras agredes a tu mujer, hay un hombre deseando amarla. Mientras haces llorar a tu mujer, hay un hombre que le roba y le da sonrisas.’
La mayoría de las parejas hacen lo mismo, ¿no es cierto? Pues la pareja es como una institución, con sus normas, leyes no escritas. Y en toda institución está el germen de la corrupción, es decir las mentiras y las falsedades, los enfrentamientos y los conflictos, los malos tratos, la violencia, siempre están ahí. Porque no queremos la libertad para poder entrar y salir, queremos dominar, controlar, que nos obedezcan, poseer. Y todo eso lleva al fracaso en las relaciones.
Hay quienes lo hacen, que agreden y maltratan, etc., y los que no lo hacen es porque se controlan, porque el reto no ha llegado al extremo de desbordarlos.
13. Pero al final de todo, la verdad no hace falta defenderla, ya que ella misma se basta.