1. Habrá que diferenciar lo que quieren los políticos, lo que quieren los que creen en ellos y les siguen, y los que tienen la suficiente inteligencia para tener libertad para ver dónde está la verdad, lo falso.
Eso es tanto como decir que dos personas, que se respetan cada una con la otra, quieren llegar a entenderse y solucionar los problemas mutuamente. Porque no seamos tan infantiles, tan simples de creer que toda la culpa de lo que sucede la tiene el otro. Pues el otro también puede pensar lo mismo.
La cuestión es: ¿Queremos resolver los problemas, sí o no? Esto es muy serio, tan serio como le pasa al que se hace viejo y se queja de los jóvenes, lo que hacen, etc., pero no se quiere morir, quiere seguir viviendo. Pero, no se da cuenta que la vida no se detiene porque lo quiera uno, o muchos. La vida tiene sus maneras, si dinámica imparable nos guste o no. Que está sujeta a la naturaleza, que nos dice que todo nace, crece, llega a su esplendor, se deteriora y degenera, perece.
Así que, si uno quiere resolver los problemas para poder vivir en paz, sin miedos, sin los conflictos que llevan a la crueldad y la violencia, a la guerra, hemos de morir a algo, ceder, pactar, investigar. Y no dar ya todo por hecho, concluido, acabado, convirtiéndonos en unos dictadores, tiranos, que nos rehúyen y rechazan. Pues si uno no muere a todo lo viejo y conocido, que se repite desde siempre –los enfrentamientos, las revueltas, las muertes, la guerra- no podrá llegar lo nuevo, la frescura del amor. Es decir, vivir sin el miedo de saber que vienen a por mí. Y cuando uno hace lo contrario del amor, siempre van a por uno, ya sea la mala suerte, o alguien que ni tan siquiera nos conoce.
2. Todo está en la forma de decir algo y también según quien es el que nos lo dice. Si el que nos dice algo no nos agrada su aspecto y manera, no nos hará gracia, lo considerarnos una intromisión, una falta de educación y de respeto.
Eso es el drama de la vida: que unos nos caen bien y otros no. Así que, en la medida que uno pueda ver a todos por igual, y convivir con todos, es cuando más liberado está, lleno de amor.
3. Por mucho que demos a los demás nunca habrá bastante –eso puede que sea lo peor de la vida-. Así que de la misma manera, no podemos exigir a los demás que nos den más de lo que pueden.
4. Todos los seres vivientes participan del mismo paradigma a la hora de reproducirse: su descendencia, una vez dejan de ser dependientes de los padres, cuando ya no les necesitan para alimentarlos y protegerlos, se separan y se van lejos de sus progenitores.
5. La justicia es el intento de dar a todos por igual, de manera que no haya agravios entre las personas. ¿Es eso posible? Si supiéramos cada uno lo que necesita y corresponde, entonces eso tendría sentido. Pero, ¿cómo sabemos lo que necesitan los otros que piden y claman por la justicia? No lo sabemos y sí que lo sabemos. Sabemos que todos queremos vivir, haciendo lo que más nos apetece, lo que necesitamos, y eso es común a toda la humanidad. Pero, a la vez no podemos saber la última e íntima decisión para hacer algo, sea honesto o no.
Por eso, se dice: No juzgues porque no sabemos todo y así no seremos juzgados de la misma manera.
6. Pero, los valientes caen de culo. Dicho con todos los respetos para los valientes.
7. La infidelidad, como todo lo humano, es común a todas las personas. Los mismos motivos que tiene una mujer para ser infiel, también los puede tener un hombre. Por eso, la infidelidad se termina cuando uno no tiene ningún compromiso ni atadura con nadie, de manera que pueda ser infiel. ¿Por qué queremos lo imposible? ¿Por qué queremos inventar y crear cosas que no pueden ser? Todos sabemos que somos infieles de pensamiento o de acción, de obra. Y eso no lo puede cambiar nadie, porque eso sería tanto como decir que queremos la perfección y la hemos conseguido. Y eso tampoco es posible, porque la perfección es otro invento que no es posible. Porque mi perfección, la idea y teoría que tengo de lo perfecto, no es la misma que la tuya.
Así que, si queremos tener una pareja que sea totalmente fiel, comprende que eso no puede ser. Y al no poder ser, y tú forzarlo, estás complicándolo todo más, estás complicándote aún más tu vida, por lo que pareceremos locos, infantiles, superficiales.
8. No digamos lo que no podemos cumplir. Cuando decimos que queremos de veras a alguien, ¿podemos renunciar a nuestro bien estar, dar todo, dar nuestra vida, morir por esa persona que decimos que tanto queremos? No lo estoy negando. Solamente lo estoy señalando. Es decir, no podemos saber lo que podemos o no podemos hacer en el futuro.
9. Toda la vida es un misterio. Y los misterios son los que hacen posible a eso que decimos milagros. Que es lo inexplicable e inescrutable.
10. El amor cuando está ahí lo afecta todo: al oído, a la vista, al tacto, al comer, al trabajar, al sexo. Nada escapa al amor, pues abarca a toda la vida, a todo lo que existe.
11. Enamorar a alguien todos los días, ¿puede eso ser? Sería tanto como decir: ‘Sé bueno, liberado, iluminado, realizado, completo y sereno, justo y no corrupto, siempre veraz y fiel, todos los días’. El amor no es algo ajeno a nuestras posibilidades a la hora de vivir la vida cotidiana, la de todos los días, horas, instantes.
El amor es lo que es, sin huir de ello, sin querer cambiarlo ni tocarlo, sin dividirnos ni generar conflicto. Y es entonces, cuando no hay ni división ni el conflicto que lo acompaña, que el amor puede ser.
12. Los recuerdos, ya sean malos o buenos, están muertos y por eso no sirven. Los recuerdos son un estorbo, un obstáculo para que eso que tanto queremos y deseamos llegue: el amor.