Torni Segarra

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Alec, aunque tu comentario corto y conciso, por eso, me sorprendió no te contesté a ti exclusivamente. Una vez empezamos a escribir enseguida todo se transforma en todo y no hay nada en que nos enfoquemos. Si no fuera así, sería todo demasiado agresivo, punzante y generaría conflicto.
 
Si no cooperamos, habrá que ver qué es lo que lo impide, cuál es el obstáculo. ¿No será el miedo, la pereza, la indolencia, la desatención? ¿Tal vez, es el exceso o la falta de actividad?
 
He leído en tu entrevista en…. de ayer. Gracias por las informaciones y comentarios.
La vida es violencia, no hay salida posible. Porque el mismo cuerpo tiene su violencia: los anticuerpos atacan y destruyen las bacterias que quieren infectarlo. Uno cuando camina está destruyendo todo lo que pisa sin darnos cuenta o dándonos. Un partido de fútbol, una competición de la clase que sea, también es violencia. Así que el mismo hecho de vivir es violencia.
Por tanto, si la violencia forma parte de la vida, a pesar de nosotros ya sea que lo queramos no. Y todo lo que existe tiene su parte positiva y negativa. Alimentarse mucho, nos enferma, poco también. En el dormir ocurre lo mismo. Así que, viendo que los extremos generan desorden, y es preciso que haya orden para que la vida pueda funcionar adecuadamente, me atengo para no caer en los extremos. Y entonces con ese orden de no ir a los extremos, es cuando desaparece el conflicto -que es estar dividido de la realidad, de lo que es, de la naturaleza-. Y si no hay conflicto, haga lo que haga será la acción de ese orden, que no es ni tuyo ni mío ni de nadie.
 
Los datos que he expuesto son los correctos, Anand, aunque a ti no te gusten. También están las cosas correctas que ha hecho, pero eso para investigar como lo estamos haciendo, lo negativo para descartarlo, no nos interesa.
Adorar a una apersona, alabarla y ponernos a sus pies, sea quien sea, eso va en contra de la dignidad humana. Y por tanto, genera división y conflicto. Que es de lo que tratamos de desprendernos. No hay más si es que queremos vivir en libertad, en la verdad, en la compasión y en el amor. Y todo eso es la esencia de la religión, no la repetición de palabras, los cantos y plegarias, la adoración de imágenes, personas vivas o muertas, repetir lo que dicen los libros por venerados que sean, peregrinajes a los llamados lugares santos. Además de agarrarse y aferrarse a una religión particular, creyendo que es la mejor. Porque todo eso nos divide. Cuando la esencia de la religión es la unión, la integración, lo entero y sin fragmentos.
 
En losl momentos en que el nuevo día empezaba a mostrarse con su naciente claridad, un estornino alegre y vociferante reclamaba su atención con sus gritos pausados y claros. Daba la impresión que estaba muy cerca de uno, pero la quietud del momento era lo que nos unía tan fácilmente.
Los gorriones ya no temían al frío de la madrugada y también cantaban alborozados. Al cabo de un tiempo, cada uno se fue a lo que tenía que hacer y el lugar tan reconfortante con su compañía, quedó silencioso y expectante sobre el nuevo día.
La golondrina que visitó el antiguo nido del año pasado, inspeccionándolo, entrando y saliendo nerviosa, con su vuelo acelerado y solitario, no se decidía a quedarse del todo a pesar de las pasadas y visitas. Ella estaba sola, pues las otras golondrinas todavía no habían aparecido. El nido estaba debajo de una balconada a unos cinco metros del suelo. Y estuvo soportando los abundantes cohetes que estallaban en el suelo, que lanzaban los que estaban de fiestas propias del mes marzo -grandes hogueras de monumentos de cartón y de fibra plástica y madera-. Y por donde pasaban miles y miles de personas yendo y viniendo. Pero ellas lo aguantan todo. Aunque esta vez, se encontraba reticente a la hora de decidirse. Esa golondrina solitaria era la única que llegaba, daba una mirada por la calle y se posaba en el nido un tiempo.
 
Si nos amamos realmente de verdad a nosotros mismos, estamos amando a toda la humanidad, a todo lo que existe.
 
Puede que no hayas entendido bien. No he acusado a nadie de terrorista. Solamente he dicho que el que tiene parte en un conflicto violento por una reclamación, legítima o no, donde hay otros que sí que usan la violencia, si no se aparta es cómplice de esa violencia.
 
He leído tu entrevista de hoy en el diario La Vanguardia de Barcelona.
Gracias por tus informaciones y comentarios.
Cuando dices: ‘Si los arruinados somos miles, el sinvergüenza es el sistema’. Eso no va a solucionar los problemas. Porque los problemas se solucionan desde su misma raíz.
Nosotros no hacemos eso. Cuando tenemos un problema queremos proyectarlo y darle la culpa a otro: ya sea una persona, una empresa o el sistema. Y de esa manera, lo que hacemos es ver el problema superficialmente, y por tanto, también la solución va a ser superficial.
El problema es que hay unas personas que conforman el poder y el gobierno. Pero esas personas las hemos puesto nosotros, están ahí con nuestra complicidad. Y entonces ellos, legítimamente ejercen la autoridad. Pero, ahora resulta que esas personas que hemos elegido no sirven para resolver los problemas que han llegado, y los que siempre hemos tenido. Pues, esta crisis no es diferente de las otras que llegan recurrentemente.
¿Qué haré si veo que no puedo confiar en los dirigentes, en los políticos, en nadie? Porque ellos son como yo, están confusos, viven en desorden. ¿Qué haré después que ha llegado hasta el extremo de endeudarme, arruinarme, porque me han timado en la compra de mi casa? No puede ir a ninguna parte, no puede confiar en nadie. Sólo sabe que depende de usted mismo para solucionar sus problemas. Entonces, si no huyes, si no inventas un escape, si no quieres cambiar eso que te está sucediendo, si permaneces con ello completamente, si amas ese problema con todo tu ser y toda tu energía, él te revela su solución, su secreto.
Porque la inteligencia llega cuando hay amor, que es el afecto y la compasión por lo que está existiendo. Nosotros somos vengativos, queremos explicaciones de todo, queremos que todo salga favorablemente para nosotros. Y esto no es posible. ¿Por qué no tenemos le sentimiento de gratitud por todo lo que somos y hemos recibido? Tú, Nicholas, eres un profesor de la Universidad de Nueva York, eres educado, tienes un cuerpo completo, tienes la salud necesaria para poder seguir trabajando. ¿Por qué no damos gracias por todo eso que tenemos? Por eso, cuando perdemos algo, hemos de estar agradecidos de no haber perdido más todavía. Y por eso, la gratitud es la inteligencia, el orden, el amor.
 
Si eso es verdad, ¿porque no se aparta de la política y sus intrigas? Te lo digo porque es amigo de los Bush, guerreros, que iniciaron las matanzas, tanto en Irak, como en Afganistán, etc.
¿Por qué quieres negar la evidencia? Eso no es amor. El amor es encararse con la realidad, sin huir, ni querer cambiarla, sino estar con ella, amándola. Y si amas la verdad, ella te revela su camino que es el del orden, el de la no confusión ni división.
 
Igualmente, Anand, que te sea favorable el día todo lo más que pueda ser.