Torni Segarra

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883. No se trata dónde estén los puertos, o lo que sea, sino quienes son los que se los apropian, los quieren dirigir, mangonear. Si esos están, viven, a centenares de kilómetros, son de secano. Y al mar, los que más lo entienden son los que viven a su lado, junto a él. Es como si uno, que vive en un desierto, quisiera dirigir a los que viven en una alta montaña y sus bosques.

Seamos serios, porque parece que habéis perdido el norte, la lógica más sencilla, elemental. Y eso es por el fanatismo nacionalista centralista español.

 

 

884. Sin querer el mal de nadie, las joyas son caprichos, cosas innecesarias. Lo peor de las joyas, es que nos atrapan, de manera que, adquieren un poder y un valor morboso, patológico. Y, por supuesto, las pueden robar.

 

 

885. Si no descartamos, morimos, al pasado, estaremos divididos, amargados, con rencor, y el odio siempre estará con nosotros.

 

 

886. Los culpables somos todos. De manera que, los gobiernos tienen su parte, también los que los votan, los que hacen las maldades, etc. Todo lo que sucede, fatalmente, cada uno tiene su parte, su responsabilidad.

 

 

887. Eso es, todo el problema es uno, y lo que hace con su vida cotidiana. Así que, por grande y horroroso que sean los retos, lo que sucede, nosotros podemos hacer algo para que se evite. ¿Cómo? Viendo el desorden que generamos, con nuestra manera de vivir, y descartarlo. Ya que el origen del desorden, es la división interna, que al exteriorizarse genera el mundo en que vivimos, con la crueldad, la violencia, el terrorismo, las guerras.

 

 

888. No nos olvidemos que los políticos son elegidos por nosotros. ¿Puede alguien que no es corrupto, votar a políticos corruptos para que manden y dirijan las instituciones, los gobiernos, las maneras de resolver los problemas?

¿O, es que estamos condenados fatalmente a vivir corruptamente, de manera que generemos el desorden, la división, que nos lleva a la indiferencia, a la crueldad, a la violencia, el terrorismo, la guerra?

 

 

889. Eso no es de ahora, pues la vida siempre es la misma: el negocio para sobrevivir. Así que, para sobrevivir, hemos de matar a otros, que puede que no lo veamos en directo. ¿Cuándo se explota a los otros, no los estamos matando, cuándo siempre queremos ganar, no los estamos matando también a los que vencemos, al igual cuando hablamos mal de los otros, cuando tenemos miedo de los que llegan de fuera, los inmigrantes que están llenos de pánico huyendo del hambre, la miseria, la violencia, las guerras?

Y, por eso, como no queremos perder en el negocio de la vida, es preciso que se genere esta sociedad tan corrupta e inmoral, este mundo lleno de desdicha.

 

 

890. La espiritualidad, que es libertad, que es amor, no tiene nada que ver con la religión. Religión, que se ha convertido en un asunto de fanáticos dogmáticos, paganos, idolatras.

 

 

891. El comunismo y el cristianismo, tienen la misma raíz: el deseo de liberar a los menos afortunados de su pobreza, miseria, sufrimiento, dolor.

Para ello, parten por igual de la misma premisa: todos los seres humanos son iguales en todos los ámbitos: no hay dueño ni siervo, vasallo; no hay el que dice que sabe y el que no; no hay nada que sea sobrante que se acumule como propiedad.

Y para ello, los dos también proclaman la unidad, excluyendo la división, la indiferencia, la insensibilidad, las castas, las clases altas o bajas.

Fue cuando llegó la mundanalidad de la adoración de los llamados maestros, líderes, mesías, santos, vivos o muertos, que se hicieron idólatras, paganos, adoradores de imágenes de piedra, madera, pintadas. Con sus rituales de brujería, la superstición, creyendo en la virginidad de una mujer santa que concibió a un hijo, inventando un único salvador, inventando el cielo, la sociedad perfecta, toda clase de prodigios, esoterismo.