Torni Segarra

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604. Lo que decimos y lo que pensamos, no tiene ningún valor verdadero. Lo realmente importante y verdadero, es lo que hacemos en nuestras vidas, cómo respondemos a los desafíos que nos llegan, ante los problemas.
Por eso, es en la relación con los demás, con las propiedades, con el dinero, con la pareja, con todo lo que tenemos, donde nos vemos realmente quienes somos. Uno puede pensar que no es capaz de gritar, de agredir a alguien, de pegarle, pero según el reto que nos llegue eso que creemos que somos puede cambiar. Es decir somos los retos que nos llegan. ¿Podemos anticiparnos a los retos? No lo podemos. Lo que sí podemos es vivir de manera ordenada, sin que genere confusión ni caos.

605. En el mismo hecho de identificarnos con alguien o algo, es cuando ya estamos encadenados. Es como cuando tocamos algo caliente, que aunque no nos queme, ya está dentro del ámbito del calor.

606. Si decimos que las cosas son solamente de una determinada manera, como si decimos lo contrario, eso no es lo verdadero. Ya que lo verdadero incluye a todo lo que existe. Por eso, nosotros somos culpables y no lo somos de lo que hacemos.

607. Con el amor pasa lo mismo que con dios, se puede negar o se puede afirmar infinitamente. El amor es algo que no se puede manejar, comprar ni vender, ni probar ni medir ni describir. Pero si alguien quiere nombrarlo, no hay ningún problema.
El problema llega cuando por defenderlo nos dividimos de los otros que lo niegan.

608. Recuerda que el Estado español, con su lengua, es invasor de Cataluña, desde siempre.
Para mí sería un honor ir a vivir a Holanda, Dinamarca, Finlandia, Noruega, Islandia. Suecia, etc., y enseñarme sus lenguas que hablan allí. Simplemente por un sentido práctico, de afecto y de cariño: si yo fuera médico o abogado y tú quisieras trabajar conmigo, si no hablaras ni escribieras la lengua del país donde vivimos, no te contrataría. Sería una falta de respeto tener un empleado que no entienda la lengua de ese país. Y los clientes no vendrían, irían donde sí que los entienden con su lengua.
Esto es tan elemental. Pero para entenderlo debes estar libre del fanatismo centralista fascista español.
Por supuesto, que si no quieres aprender la lengua de dónde vas, estás en tu derecho de hacerlo, ya que somos libres, tenemos toda la libertad para hacer lo que creamos que es lo mejor para nosotros.

609. El amor como lo abarca todo, también lleva consigo la sensualidad. Ya que la sensualidad es una reacción natural ante algo que nos parece bello y nos conmueve.

610. Para desnudarnos internamente hemos de estar vacíos de toda regla, de toda planificación y estrategia, de las ideas y teorías. Pues la libertad quiere decir no estar condicionado por nada ni por nadie.

611. El amor, como la vida, es ingobernable. Solamente cuando llega, se vive. Y cuando se va, también se vive.

612. El amor carece de motivos. Si los queremos encontrar, el amor va a desaparecer.

613. Para que el mundo cambie, para cambiar el mundo, primero tengo que cambiar yo. Ese es el trabajo, la cuestión definitiva siempre ahí.

614. Cuando una persona lleva un rifle ametrallador, tanto si vamos delante como detrás, esa persona es un peligro. ¿Para qué quiere una persona un rifle ametrallador?

615. Algo que llama mucho la atención en algunas mujeres, es la inversión en tiempo y dinero para arreglarse y querer ponerse atractivas. Es como querer poner sal a la sal para que sea más salada, o poner azúcar a la miel para que sea más dulce.

616. Eso demuestra lo débiles que somos cuando estamos poseídos, dependemos de alguien. Pero si eso lo hacemos consciente y plenamente, que es amor, entonces eso será el orden, que va a generar más orden, sea lo que sea.

618. La familia siempre está ahí porque no hay más remedio, ya que hay un pasado compartido. Y un presente en el que a veces es preciso relacionarse por motivos domésticos, burocráticos. Por lo demás son como los vecinos, aunque en algunas cosas superficiales son diferentes. Esa es la costumbre, que ha sido impuesta por el miedo que tenemos a la inseguridad.

619. Puede que todo sea el resultado de la repetición, el aburrimiento, la rutina, que nos lleva al agotamiento. Es como comer mucho y luego no tener ganas de comer. Es decir, es el desorden el que causa el que levantarnos de la cama sea difícil. Por tanto, es el orden el que nos tiene que proporcionar la energía necesaria parta poder vivir adecuadamente.

620. Todos somos básicamente malignos, pues tenemos que comer. Y para alimentarnos hemos de matar eso que nos alimenta. El mismo hecho de competir para un empleo, una pareja, en el deporte, etc., ya nos hace malignos.
¿Qué voy a hacer si todo en la vida hace que sea maligno, sin yo quererlo?