3091. ¿No es el motor del cambio ver y darse cuenta de todo el dolor que padecemos, todo el desastre y el caos en que vivimos? Y es cuando lo vemos en realidad, como un hecho que nos quema, que nos conmueve como lo hace una tragedia, que cambiamos. Y es en ese dolor que es mío, donde también veo el dolor de toda la humanidad, que también padecen todos.
3092. La pregunta es: esto que hemos visto en Kíev, el estallido de violencia, la invasión por meses del espacio público, el asalto y quema de edificios, apoderarse del gobierno con esta violencia, lo toleraríamos y consentiríamos aquí en nuestro país, cerca de casa, donde vivimos? Si los materiales no son los adecuados, lo que edificamos será también inadecuado.
Es decir, si no hay respeto por la ley todo se convierte en anarquía. Y la anarquía genera y provoca caos y violencia. ¿Es esto lo que queremos aquí: que haya muertes y asaltos, destrozar edificios públicos, del gobierno, la violencia como ley? Pues si no lo queremos, ¿por qué seremos indiferentes en su caso en otro lugar, alentar, promoverla, atizar la violencia? El romanticismo de las revoluciones violentas, son la misma medicina que nosotros no queremos tomar. Y si yo no la quiero tomar, ¿cómo te voy a obligar a ti para que te la tomes con crueldad, brutalidad, violencia?
3093. Cuando vemos algo realmente como negativo –un peligro, un veneno-, ¿no lo descartamos radicalmente? Ese es el asunto: tener esa capacidad de pasión en el ver. Porque el ver es actuar. Y esa acción que es orden, va a generar su propio orden, que es más orden.
3094. Las personas no somos como las maquinas que cuando las abrimos para que funcionen lo hacen instantáneamente, plenamente. Las personas necesitamos un proceso de acoplamiento psicológico, que es tiempo. Cuando nos presentan y conocemos a alguien, la intensidad de la relación no es la misma que la que se genera con el paso del tiempo.
Esto es un obstáculo para la relación completa. ¿Podemos en un instante, al conocer a alguien, tener esa unión e intensidad que no necesita tiempo para que suceda? Es decir, ¿podemos vivir sin el llegar a ser, vivir sin el devenir, sin el tiempo psicológico?
3094. ‘Sin dolor, no conoceríamos la alegría. Sin miedo, ¿cómo podemos ser valientes? Sin caos, no reconoceríamos la paz. Nuestros corazones se sienten pesados a veces. Sin embargo, nuestro amor es para siempre presente.’
¿Existe realmente el amor? ¿El amor no es abstenerse de hacer daño, no hacer daño a nadie? Eso parece que no sea posible, ¿verdad? Pues cuando comprendemos esa verdad de que el amor no es posible, es cuando tenemos amor.
3095. ‘El éxito sigue a los que se atreven a ser dueños de sus fracasos.’
Nadie somos dueños de nada. Sólo participamos de lo que nos sucede, como un regalo de la vida, un capricho inexplicable. Ya que en un instante todo puede acabar sin que podamos hacer nada para evitarlo.
3096. Lo que está claro es que el paradigma psicológico de las personas es para todos igual. Unos podemos estar más desarrollados mentalmente. Pero esa misma mente no se puede abstraer de lo que le llega, recibe: los pensamientos. Y los pensamientos son el origen de la división. Y sólo los dementes no tienen pensamientos porque no tienen conciencia de la realidad de lo que sucede, está sucediendo.
3097. Estos sublevados que han ganado con un golpe de estado, ahora no quieren la revuelta de los demás. Con ese paradigma, ¿dónde podemos ir? ‘Yo sí que puedo hacer lo que quiera, una revuelta, pero tú no lo puedes hacer. Y así llevamos doscientos mil años.
3098. Vicky. ¿Cómo se quita la ignorancia de las personas, de toda la humanidad? Porque está todo unido si uno es egoísta, es ignorante. Y los pobres, es preciso que también lo sean ya que forman parte de la mente humana, global. Entonces, ¿por dónde empezaremos, lejos o cerca? Si empezamos lejos –crear organizaciones, activismo social, político-, es lo que siempre hemos hecho. Y no da resultados favorables, pues las personas se siguen muriendo de hambre y miseria. Así que habrá que hacer algo nuevo. Y siempre lo más nuevo es empezar por uno mismo.
3099. Así es, Vicky, si viéramos de verdad lo que es la pobreza, el hambre y la miseria que genera, descartaríamos inmediatamente todo lo que la genera. Pero eso no es la realidad. Así que, estamos donde siempre. Los que vemos un poco más, somos como somos, sin opción. Igual que los que no ven nada, porque el que no ve nada, no tiene ninguna responsabilidad, también actúa sin opción. Todo está tan quieto y estatificado como siempre, salvo en el ámbito material, técnico, ir por el espacio, las máquinas, vivir más años, etc.
3100. El ‘yo’ funciona como un pararrayos o un triunfador. Está condicionado de manera para no verse como perdedor.
3101. Arlene. Si empezamos a repartir culpabilidad no vamos a parar de divagar. El hecho es que si yo te hago daño, te quemo tu casa, soy violento contigo, eso me quita todo el derecho para que si alguien me hace a mí lo mismo grite y diga que esa persona es cruel violenta, etc.
Todo empieza por la corrupción de: ‘Yo, Toni, sí que puedo. Pero Arlene, no puede.’
3102. El canto en la oscuridad de la madrugada fue una sorpresa. Ya que en los meses invernales los pájaros no cantan si no es con la luz del día. Este era un ruiseñor que ya empezaba a marcar su territorio para poder emparejarse con una hembra, o ya lo había hecho. Era un sonido limpio, agradable, casi escandaloso por la hora y el silencio que estaba por todas partes, que tenía todo el poder como si fuera metálico. Podía estar así, cantando sin parar, o con algunas pequeñas pausas, hasta unas horas, cuando amanecía completamente y todo se convertía en el griterío de los gorriones, estorninos, las golondrinas, vencejos. Ahora las golondrinas y los vencejos aún no habían llegado de África, pero pronto lo harían en unos días.
Las personas, a esa hora tan temprana, estaban descansando, como si no hubiera nadie, como si no existiera nadie. Pues ayer hubo fiesta con su cabalgata y todo lo que ella trae de jolgorio, de desenfreno y diversión. Los participantes, todos jóvenes, muchos llevaban vasos llenos en las manos, bailando al compás de la música que no paraba ni un momento. Había unos que en una plataforma de un tractor habían construido como una especie de barra, donde iban allí a que les llenaran los vasos que ya se habían vaciado. La alegría, la música, la multitud, que los observaba, todo era como un vector de energía curativa. Ya que esa energía y el optimismo que transmitían afectaba favorablemente. Y por eso, se hacían en estas fechas en las que se deja el invierno y comienza la primavera, por lo que había que limpiar el ánimo, volverse a juntar las multitudes, rozarse, mirarse, volverse anónimo donde casi todo se consiente.