1. El problema es que cuando hablamos de la corrupción, de los corruptos, ¿no nos damos cuenta que nosotros también lo somos? La corrupción es hacer algún daño a otro a sabiendas. Y, ¿no nos hacemos daño cuando competimos para conseguir un empleo, que también quieren los demás, no hacemos daño cuando damos a una persona en particular de todo, sin hacerlo también a los demás, que también están necesitados?
Por eso, la corrupción primero hay que sacarla de nuestras vidas. Y la corrupción es la división interna que nos hace insensibles, indiferentes a las necesidades de los demás. O sea, que para no ser corrupto, he de comprender cómo se genera la división, cómo se desarrolla. ¿Cómo dejará de haber división en mí, en nosotros? La división es el fragmento que se divide de la totalidad, que se aísla, entra en conflicto. De manera que cuando vemos, queremos comprender, no es posible pues al estar divididos de la totalidad, la energía necesaria para poder hacer las cosas adecuadamente no puede ser.
La atención total, profunda, es la que hace posible que la división no sea. Esa atención total, solamente puede ser, cuando vemos cada reto que nos llega como si fuera cuando nos vemos ante un peligro, un pozo profundo que si caemos podemos morir, perder la vida. De esa visión con toda nuestra vida, nuestra energía, nuestros nervios, llega la acción donde no hay división. Y con ella el orden que no es ni corrupción, ni hacer daño a sabiendas.
2. Si prestamos atención nos daremos cuenta que todo en la vida es un continuo cambio. Los cambios nos vienen impuestos, ya sea por el cuerpo, las circunstancias, los eventos. Hay algunos que sus vidas tienen pocos traumas, retos escalofriantes a los que enfrentarse. Pero hay otros que sí que se han visto y se ven expuestos ante las circunstancias más descarnadas, perturbadoras.
Cuando nos llegan esas situaciones, si no es preciso, no hagamos nada. Para que todo eso que nos ha llegado, se pueda manifestar en toda su magnitud, para así poderlo comprender. Pues la comprensión, que es ver algo en su totalidad, nos trae las soluciones, el orden. Que puede gustarnos o no, pero eso no importa.
3. El problema es: ¿Cuántos son los participantes que saben que no conocen la verdad y están deseosos de investigar juntos a fin de descubrirla? Es decir, ¿cuántos de nosotros estamos dispuestos a ser completamente sinceros –si es que ello puede ser-?
Podríamos empezar por ahí: si es que podemos saber qué es la verdad, llegar a ella. Y esto trae a otra pregunta, que está relacionada con la otra: ¿podemos descartar el ‘yo’ de un amanera definitiva para que no vuelva nunca más?
4. Esa descripción es como un cuento surrealista. Pues inventar lo que no es para hacerlo que sea, es el absurdo de los surrealistas: pintores, escritores, escultores, directores de cine y teatro, etc. Por eso, todo eso son cuentos, pasatiempos y entretenimientos. Pues la realidad, lo que es, siempre es lo real y verdadero. ¿Se puede pintar un cuadro que todo son rayas y colores entremezclados y decir que eso es una obra de arte?
¿Qué finalidad tenía el pintor que hizo ese cuadro, no era la de reflejar la realidad, aunque sea la suya? Entonces, ¿para qué complicar las cosas, haciendo lo que no es para describir lo que es, escribir lo que no es para informar de lo que es? Eso es como si fueran adivinanzas, un juego, como los acertijos.
5. ¿Quién puede probar el amor?, ¿dónde está el termómetro o el barómetro que mide el amor? El amor, es como la libertad, el dolor, que tampoco lo podemos medir. Pues lo que para uno es una cárcel, otro es feliz en ella. Y con el dolor sucede lo mismo: para alguien una mala mirada, una palabra despreciativa, ver que otro no es quién realmente es, puede que no haga ningún caso, no le afecte. Pero hay otros que sienten una conmoción y una explosión de dolor.
Y en el amor, con una vibración de unión con otro que no conoce puede haber más amor, que otro que convive con una persona.
6. Perdonar es estar libre de la contradicción de la parte que quiere perdonar y la otra parte que sigue ofendida, rabiosa, con odio, por el daño que le han hecho. Mientras esta contradicción y conflicto, no sea comprendido no habrá armonía ni paz internamente. Es decir, es el ego, el ‘yo’, el que se encuentra ofendido, disgustado, el que provoca estos problemas. Por eso, hay que comprender y descubrir cómo funciona el ego, el ‘yo’. El ‘yo’ es una imagen que la mente ha inventado para sentirse segura, imagen de mujer o de hombre, de católico o judío, de fascista o comunista, de pobre o rico.
Hasta que esas imágenes no sean comprendidas, no podremos ir más allá de ellas, y por tanto el perdón no podrá llegar.
7. Para acabar con algo, eso que queremos que acabe, ha de acabar. ¿Cómo va a acabar si siempre lo tenemos encima, en la mente, en el corazón, en el cuerpo? Vivirlo completamente; que acabe por ello mismo; o comprenderlo. Si hay algo que no está completamente terminado, acabado, vivido, eso va a estar a ahí, o volver, llegar recurrentemente.
8. Eso sí que es ganas de gastarse dinero. Y lo debe de tener en abundancia, porque gastarse en un capricho tanto dinero en algo que va a durar unos días –flores-, eso lo demuestra. ¿Por qué hacemos tantas tonterías? ¿Creemos que todo vale para conseguir los favores, sexuales, sociales, etc.?
9. Lo que queremos depende de la educación familiar, religiosa, social, las costumbres, que es lo que nos condiciona. El ambiente familiar, la manera cómo viven los padres, de qué viven, cómo se ganan la vida, cuáles son sus costumbres, etc., va a determinar a los hijos en el futuro la manera como vivan.
Por eso, cada cual hace lo que tiene que hacer, aunque los demás no lo aprueben, porque no les gusta, lo ven como un peligro para sus vidas y su manera de vivir. Y por eso, el respeto a cada cual es preciso para que haya una relación de afecto, de simpatía, sin división, con todos.
El problema llega cuando lo que hacen los otros va contra nosotros, genera desorden y confusión, malos resultados. Y aquí, entonces, donde llega el verdadero trabajo, si es que somos sensibles, despiertos, con compasión y con amor.
10. Poner algo tan importante como es una persona en el mismo plano y nivel, como es un maquillaje, ¿no os parece que es algo cruel e inhumano? Todo lo que hacemos por poca cosa que nos parezca, superficial, tiene su resultado. Cuya consecuencia va a llegar a nosotros. Esto que estoy diciendo, escribiendo, de una manera o de otra va volver, a llegar a mí.