105. Todas las leyes, la misma realidad que vemos, no tienen ningún valor real. Pues esas leyes, esa realidad, a las que nos agarramos, han sido generadas por la mente. Pero todo lo que la mente genera, si lo encumbramos como ley eso ya no sirve. Porque la ley de hoy, no sirve para mañana. La ley que he creado en este preciso momento, no sirve para el siguiente. Pues la vida fluye sin cesar, siempre moviéndose, eternamente.
Pues del caos más espantoso –la ausencia de la ley y su orden, que tiene su lugar-, va a salir otra vez eso que nosotros decimos el orden.
106. ¿Por qué no dejamos en paz a los niños para que vivan su vida de niños? Pues ya tendrán el momento de vivir como lo hacemos los adultos, con sus barbaridades, su hipocresía y falsedades, haciendo de todo un negocio para obtener y perseguir el placer.
107. Suelo ver cada día noticiarios en TV., también leo un diario de los llamados serios, pero no he visto ninguna referencia de eso que se relata sobre las matanzas de Adra.
Y por supuesto, los periodistas tienen sus clientes a los que les sirven las noticias menos perturbadoras para ellos. Es decir, todo el establishment dice y publica lo mismo. La otra parte también hace lo mismo. Somos así. Y hay que contar con ello. Es decir, cuestionar todo lo que nos llega, nos dicen.
El Barcelona Club de Fútbol, exhibe desde hace años en la camiseta de sus jugadores una publicidad de Qatar. Le dicen cuáles son los manejos de ese país, pero ese club, que se cree tan humanista, está enloquecido con el dinero. Eso sí para seguir siendo el campeón.
108. Gracias, José Luis, por tu descripción tan auténtica, real, verdadera. Sólo quiero añadir que cuando uno parece estar perdido, es cuando se encuentra en realidad. Es en esos momentos cuando se tiene un contacto directo con eso que llamamos vacío, la nada. Es verdad que eso puede espantar. Y por eso, no se sabe en realidad, si uno va a ello. O ello viene a uno.
109. Adrian, ayer envié a todos los que aparecían en la relación de los correos electrónicos, por lo que a ti sin darme cuenta también te lo envié otra vez.
Gracias, por tu trabajo y tu contestación al comentario que os envié.
Mi cuestión, el escrito estuvo motivado para desmitificar –des condicionar- las ideas del nirvana, la iluminación, la liberación total, el samadhi, etc. Porque aunque Jiddu Krishnamurti sabía que eso eran solamente palabras, como lo son el ‘cielo’, ‘paraíso’, muchos que lo leen, por tener un cierto contacto con la filosofía y religión de India, pueden seguir creyendo en esos estados, inventados por el miedo, por dominar a las personas, sacar dinero y poder. Es decir, por la actividad del ‘yo’, que dicen que ya no lo tienen, son libres de él.
Porque, ¿quién puede decir quién está en samadhi –unidad con lo divino, la totalidad- o no? ¿Y el que lo dice, él mismo, lo está, o alguien se lo ha dicho a él? Por lo que todo es una tontería, una especie de folclore espiritual, oriental.
Ahora, otra pregunta: para que llegue esto que nos hemos comunicado a todos los que participan en este diálogo, ¿qué hay que hacer?
110. ¿No hacemos todo lo mismo: buscarnos cuando nos necesitamos? Las relaciones entre las personas es el alimento psicológico, espiritual, de la vida, para poder proseguir en ella. Pues de la misma manera que los alimentos que ingerimos, así lo hacemos con las relaciones.
Ahora la cuestión es la manera cómo nos relacionamos, si son excesivas, o vivimos aislados. Porque una sobredosis de relación nos agota, confunde, nos pone en desorden. Pero la falta de relaciones, nos debilita, nos hace excesivamente vulnerables.
Aunque todo esto son sólo palabras, que nunca pueden tocar la realidad, por lo que cada cual ha de tener su manera apropiada a él mismo para poder vivir adecuadamente, sin desorden ni confusión, sin conflicto.
111. Cada cual tiene una tendencia, que es su condicionamiento, que le obliga a hacer lo que cree necesitar. Una persona que le da mucha importancia a lo que viste, no habrá nada que haga que esa manera de proceder sea cambiada. Al igual, a la persona que no le da ninguna importancia su imagen, lo que viste, nada le va a hacer cambiar su manera, pues ve todo eso como una pérdida de tiempo y energía, porque no encuentra su valor que actúa como una ausencia de ganancia para ella.
Y así sucede en el exhibicionismo, su vanidad, que es como un negocio para obtener el placer que necesitamos. Todos participamos de todo, pero el llegar a un extremo parece que es peligroso, ya que nos hacemos superficiales, banales, irreflexivos.
Lo podemos informar, pero no obligar con brutalidad ni crueldad, sino con afecto, etc.
112. ¿Podemos ser tan grandes y humildes a la vez, y que todos quieran estar con nosotros? ¿O eso es como un acertijo indescifrable, algo imposible?
Eso es tanto como decir: ‘Sé el más limpio y el más sucio y todos querrán acercarse a ti.’ ¿Verdad que eso es una incongruencia, es absurdo? Además también depende del que observa a la persona grande o humilde, sucia o limpia, porque lo que para uno es grande para otro no lo es, y al revés para lo que uno es humilde otro lo ve como una falsedad.
¿Podemos ser humildes, puede la mente ser humilde, completamente vulnerable? Sólo cuando el deseo de ser humilde desaparece, que la humildad está ahí.
113. Una mujer, o una persona cualquiera, es verdadera, exquisita, según el que la necesite de verdad. Pues nadie es verdadero en nada, siempre hay un pero, algo que nos disgusta de los demás. Por lo que decir que alguien es verdadero, auténtico, es según cada cual lo ve. Ya que eso no es posible, a menos que la queramos ver como exquisita, verdadera.
114. Antes de exigir y pedir a los demás que sean esto o aquello, hemos de ver cómo somos realmente nosotros. Si somos capaces de observarnos tal cual somos, nos daremos cuenta que somos iguales que toda la humanidad. Es decir, somos lo mismo que la persona que le pedimos que nos trate con dignidad, que no nos usen para su propio beneficio. Esto para los que no son reflexivos, los que no miran la vida con profundidad, los que no han visto la manera cómo opera la mente, el pensamiento, parece imposible, absurdo, ridículo. Pero no lo es, en nosotros conviven tanto la víctima como el verdugo. Se alternan según las circunstancias. Pues si no fuera de esa manera, seríamos devorados por los insectos, por los animales salvajes, por los delincuentes, los violadores, que nuestra manera tan injusta de vivir, que causa pobreza, provoca , los genera.
Así que, si nos comprendemos, también comprendemos a los demás. De manera que las exigencias, las reclamaciones, a los demás ya no tienen el mismo sentido. Sino que al comprender todo lo que somos, sabemos que solamente nosotros hemos de hacer lo que queremos que hagan los demás con nosotros.