134. Nunca seremos tan inteligentes para no perder algo que amamos por completo. Porque la vida, tiene previsto que todo lo que tenemos puede desaparecer de un día para otro.
Así que si comprendiéramos la vida, no nos resistiríamos cuando perdemos algo, porque eso sería otro cambio de los que nos suceden. Pero cuando nos toca a nosotros pasar por ese reto de perder algo, eso es otra cosa. Y es entonces cuando nos conocemos, nos damos cuenta de la realidad de lo que es la vida, de todo el dolor y el sufrimiento que puede llegar a ser.
135. Las preguntas, si no son en el ámbito de la investigación material, técnico, científico, todas llevan una carga de agresividad e indiscreción. Porque, ¿por qué queremos saber tanto de una persona? Indudablemente, es porque tenemos miedo a la inseguridad de no saber lo necesario para tener certidumbre respecto de una persona. Lo que quiere decir que es un acto egoísta, del ego que está funcionando. Y a partir de ahí todo lo que llegue, va en la dirección del desorden.
136. El amor no tiene causa. Y por tanto, ni principio ni fin. Ni las palabras ni los conceptos no pueden describir eso que está más allá de ellos.
137. Hay algo que la verdad hace cosas y situaciones que parecen imposibles, pero que no lo son. Cuando uno conoce a Jiddu Krishnamurti, su enseñanza, entonces ella misma -que es la verdad- nos da la posibilidad de poder defenderla como de rechazarla infinitamente. Por eso, la verdad es una tierra sin senderos ni caminos.
Para que de esa manera estemos libres de identificación, de apego, de lo que nos agarramos.
138. Si huimos, si rechazamos, si queremos cambiar la realidad, eso va a generar conflicto entre lo que es, la realidad y lo que nosotros queremos que sea. Y es la división y el conflicto que genera, donde está la raíz de todos nuestros males.
139. Los llamados libros sagrados, todos tienen contradicciones. Pues todos pretenden estar más allá del bien y del mal. Y estar más allá del bien y del mal, es algo que pocos pueden comprender, asumir, vivir.
140. La soledad es necesaria para interiorizarnos y hacer algo que verdaderamente tenga sentido. El problema es estar aislado de los demás, sin querer relacionarse con los otros porque les tenemos miedo, huimos de ellos, porque nos creemos superiores o demasiado diferentes, de manera que aparecen las neurosis, las alteraciones mentales.
141. La verdad puede florecer cuando no hay deseos. De manera que ni los rechazamos ni los alentamos. Es como cuando llega un día de lluvia repentinamente, que ni nos cae antipático ni los da satisfacción. Sólo miramos lo que el día ha traído, su belleza, todo lo sagrado que es.
142. ‘Cuando más nos interesa una persona, y le das lo mejor de ti, es cuando más te decepciona.’
¿Por qué creemos que las personas son perfectas, dispuestas a satisfacer todas nuestras necesidades? Si encaráramos el trato con las personas, antes conociéndonos cómo funcionamos, no sentiríamos ninguna frustración porque nos han fallado.
Hay una propaganda de la amistad, de la hermandad, de esa relación especial entre padres e hijos, entre parejas, esposos, novios, etc., pero todo eso no es real. Cada cual va a lo suyo, está dividido internamente, tiene miedo de perder, de sufrir, por desprecio, porque no recibe lo que él cree que es suyo. Pero la vida no es como yo quiero que sea, ella es como es. Así que no hay seguridad en absoluto con respecto a las relaciones.
Por eso, nada más nos damos cuenta de quiénes somos, cómo nos comportamos, es decir, comprendemos todo el funcionamiento de la mente y el pensamiento, todo eso de los desengaños y frustraciones, no tiene ninguna importancia. Es algo que funciona como el morir o el nacer.
143. ¿Podemos decir que algo que hemos hecho no lo volveremos hacer? ¿Cómo podemos saber si lo que tiene que suceder está en el futuro? Solamente nos falta compresión de lo que somos, atenernos a los hechos y no inventar lo que nos gustaría que sucediera.
144. Cuando alguien se enamora, lo hace de todo: de los defectos, de los errores, de lo malo y lo bueno. Pero lo curioso y clarificador de cómo somos, es que cuando desaparece esa fiebre del enamoramiento, todo se convierte en malo, en defectos, en errores.
Lo que quiere decir que el enamoramiento es un estado transitorio de amor, una chispa de lo que tendría que ser un fuego eterno, que no se acaba.
145. ¿En un mundo en desorden y confusión, con su caos y su competitividad para triunfar, para satisfacer la necesidad de vanidad, no es preciso cuestionar todo lo que nos llega, lo que leemos, lo que nos dicen, todo lo que está establecido?
Criticar por criticar, es lo que se llama chisme. Es decir, hablar de las cosas superficiales de los demás sin aportar las posibles soluciones, por lo que llega a ser un ensañamiento cruel.
Pero cuando cuestionamos, no hay ensañamiento, si no que tenemos todo el tiempo para investigar para poder ver si eso que nos llega es falso o verdadero. Las personas tenemos miedo a tantas cosas, que no dudamos en falsear la realidad porque creemos que así ese miedo desaparecerá, cosa que no es posible. Por lo que hay que ser escéptico a todo lo que nos dicen, nos informan –incluyendo el que escribe-, nos enseñan en la escuela, el instituto, en la universidad, lo que dicen los libros, las historias que nos cuentan. No para destruirlo todo, sino para ver si eso es verdadero o falso.