Torni Segarra

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893. Si es preciso y necesario se contrata a alguien para que nos ayude. Y nosotros a cambio le ayudamos a él con comida, vestimenta, dinero.

894. La culpa de lo que hacemos mal, inadecuadamente, es por culpa de otra cosa que hicimos mal y no controlamos. Por eso juzgar a otro es algo superficial. Nada que ver con la inteligencia que es compasión y amor.

895. La libertad no es estar sujeto a nada: ni regla ni ley ni norma ni patrón.

896. Hay algo que las personas no podemos controlar ni dirigir: la esencia de lo que somos. Y eso que somos nos obliga a hacer cosas inverosímiles.

897. El propósito de la vida es la plenitud de todos los seres. Hay quienes lo consiguen en poco tiempo, años. Otros llegan a la vejez, donde hasta allí llega la plenitud.
La plenitud es la vida en su máxima posibilidad en cada uno.

898. Esa es una opinión, tu opinión, Annareina. Y las opiniones no tienen ningún valor. Pues tanto se pueden negar como afirmar infinitamente,

899. Espiritualmente tanto la salida como la entrada es lo mismo. Porque el fin de la espiritualidad es la unión total de todo lo que existe.

900. La maldad, ¿dónde nos lleva, a satisfacer la sed de venganza, una explosión de rabia, agresividad y violencia? Pero el problema, que es tu problema, que es el problema de cada cual, seguirá ahí. Entonces, ¿qué sentido tiene todo eso de la crueldad, de la violencia premeditada?

901. Dios no sería tan cruel para poder preguntar nada a nadie, para echarle encara sus faltas y errores. Lo que nos tenemos que preguntar es, ¿por qué inventamos y hablamos de algo que es de nuestra propia creación? ¿Se puede explicar el infinito, la eternidad, por medio de palabras? Ya que cada cosa que digamos, tanto puede ser como no.

902. Las personas cuando necesitamos algo, una persona, un trabajo, una diversión, etc., en el momento del comienzo todo parece funcionar con facilidad y alegría, pero con el tiempo todo eso se marchita y llega el desencanto, la frustración, la tristeza. Por eso, desde el principio hemos de saber que por sabroso que sea el bocado, la persona, el empleo, el entretenimiento, todo ello lleva en sí la amargura de la insatisfacción, del desgaste de la repetición y la rutina.

901. Cuando hacemos algo extraordinario que rompe todos los esquemas, el patrón como vivimos en la sociedad, es porque estamos más allá del bien y del mal. Es decir las consecuencias de lo que hacemos no nos importan, no la vemos.

902. Los que nos importan, son los que nos ayudan a la hora de hacernos compañía, compartir sexo, al resolver los problemas. Todo lo demás es una pantomima, ya sea la pareja y el pretendido amor hacia ella –en el roce está el amor-, ya sean las buenas intenciones, las promesas. Pues para subsistir hay que hacer lo que sea, lo que nunca nos hubiéramos imaginado.

903. La última esclavitud es ser esclavos de nuestros sueños, que son nuestras ideas y teorías, todo lo que nos tiene atrapados.

904. Infortunadamente los pobres, las personas que corren el peligro de no poder comer cada día, los que solamente trabajan largas jornadas, no les interesa ni entienden los temas de psicología, la espiritualidad, lo que dicen los gurús, los maestros, la conciencia y su contenido, etc. Ellos quieren hechos, que es comer, ganar dinero para poder pagar la luz, el agua, los gastos domésticos.
Pero es un hecho que ellos son así y nosotros tenemos más facilidad para poder comer, quitarnos la miseria y la pobreza de encima. ¿Hay que dejarlos a su suerte o podemos hacer algo por ellos? Sí no descartamos en nosotros las circunstancias que generan la pobreza y la miseria, eso quiere decir que no vemos, que somos insensibles. Lo que quiere decir que estamos en el ámbito de la pobreza psicológica, espiritual. Es decir somos básicamente igual como ellos, pobres y miserables.

905. La vanidad forma parte de la esencia de lo que somos. Y somos como somos sin poderlo cambiarlo. Solamente podemos ser conscientes de ello e ir más allá de eso que es negativo, fruto del ego, del ‘yo’.

906. Vemos que una mente, nuestras mentes, están cerradas, presas como en una cárcel. ¿Qué vamos a hacer, qué podemos hacer? Es como la injusticia, la violencia, que están ahí, pero que no podemos hacer nada para eliminarlas. ¿Qué haremos pues, Annarreina? ¿Haremos una guerra para solucionarlo, observaremos, investigaremos, comprenderemos? Porque si no comprendemos lo que es, la realidad, entonces nuestra mente seguirá como una caja cerrada, torpe, sin ese espacio infinito para poder ver tanto lo que nos gusta como lo que no.

907. Lo mejor de la vida llega por no haberlo buscado. Pues toda búsqueda lleva en sí al ego, al ‘yo’, que desea seguridad, certidumbre.

908. La seguridad es el reino del miedo, del ego, del ‘yo’. Y de ‘yo’ nada nuevo puede salir. Sólo la verdad de lo que se antepone a ella.

909. En lo psicológico, espiritual, todo puede ser más allá del tiempo, las capacidades, etc. No en lo material, en lo científico, técnico.