Torni Segarra

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7302. Quienes emplean las amenazas, la ley como si fuera la palabra de dios para los beatos fanáticos, para poder conseguir obligar a los otros, que no quieren hacer ni aceptar lo que les imponen dictatorialmente, es propio de personas ineptas para poder poner orden, paz, concordia y armonía.
Están poseídos por la rabia de perder lo que creen que todo es de ellos, ya que siempre lo ha sido sin serlo verdaderamente.
 
7304. La depresión es la ignorancia –que genera impotencia- ante la realidad de lo que es la vida. La vida no es la persecución del placer y sus infinitas formas. Porque esta actitud nos deja donde siempre hemos estado: en la miseria interna, en la pobreza y mezquindad en las relaciones, en todo lo que hacemos.
Queremos derrotar a la física, a la química, al tiempo, creyendo que podemos hacer lo que nos dé la gana. Y por eso, vamos arrasándolo todo, forzando los objetos, las máquinas, que manejamos a todas horas –el coche, el ordenador, la cocina, las herramientas-. Y eso mismo lo hacemos también con nuestro cuerpo, creyendo que siempre puede hacer más y más todavía.
Y todo eso, es debido al miedo, que es ignorancia. Lo que nos hace proseguir huyendo de ese miedo a todo lo que es la vida y también la muerte.
Pero hay un momento dramático en el que no sabemos qué nos pasa, cuando empezamos a darnos cuenta que el cuerpo y nuestros deseos no responden a nuestras expectativas y deseos. Y entonces, tenemos un grave problema pues no sabemos si todo lo que nos sucede es motivado por la debilidad del cuerpo. O porque mentalmente somos impotentes de poder responder a los retos que nos llegan sin cesar, a los retos que llevamos entre manos –un proyecto, un desafío inmediato, la llegada de la madurez-. Y es cuando nos deprimimos, afectando a todo nuestro organismo, apareciendo la debilidad, la angustia vital, existencial.
¿Qué es primero la depresión psíquica? ¿O, la debilidad corporal, que al vernos como estamos, cuál es nuestro estado de debilidad, tristeza, nos desencadena una frustración, un susto sostenido, una angustia, la depresión?
 
7305. Es que dios, o lo que quiera que sea como se diga, es un misterio. Y por tanto, todo lo que viene de él -mediante historias, habladurías, teorías, ideas-, ha de ser un misterio.
Pero los misterios no se pueden resolver, sino no lo serían -esa palabra no se hubiera inventado-.
 
7306. Esperar de los hombres fidelidad, sinceridad, seriedad, eso es porque no nos conocemos a nosotros. Pues si nos conociéramos de verdad, sabríamos cómo son todos los demás.
 
7307. Así y todo, por horrible que nos parezca, si es necesario y preciso, lo toleramos, lo soportamos, lo blanqueamos haciéndolo bueno. Un casamiento puede ser horrible en sus resultados. Pero igual, y  más aún de horrible es una guerra y la justificamos, la toleramos, participamos en ella con toda naturalidad, incluso haciendo un jolgorio, una fiesta, una manera de vivir.
 
7308. Quien se cree que todo lo que hay es suyo, se vuelve un rabioso dictador,  tirano. Que no consiente que ninguna cosa altere lo que, en su desgracia e ignorancia, cree que es sólo suyo.  Por lo que todo lo convierte en una olla a presión, siempre a punto de estallar. Pero en su estupidez, su cretinismo, cuando empieza a ver el peligro,  siempre da la culpa de esa situación a los otros.
Por lo que la tensión, la presión, se agrava más con las bravuconerías, mentiras y falsedades, actitudes de perturbado mental: decir que uno y uno hacen tres, o uno coma noventa y cinco. Esa es su estrategia y salvación de momento, cada día que pasa. Ya que los periodistas, los aduladores, los fanáticos que lo sustentan, han de ser igual de cretinos que el  dictador tirano.
Lo que quiere decir, que generan un mundo, una manera de vivir de miedo y temor, de subdesarrollados mentales: de mundanalidad, de vanidad salvaje, de autoridad incuestionable absurda. Solamente tienen un peligro, que llegue alguien con ganas y necesidad de democracia. Pues ahí pueden perder incluso su vida.
Por eso, no es posible que alguien con sensibilidad e inteligencia, puede defender y seguir a un tirano, dictador.
 
7309. Ayer te vie y escuché. Gracias.
Y veo que no te das cuenta que cuando hablas de los otros, te excluyes como si fueras algo de otro mundo, especial, de una élite a los que nadie tienen acceso a ella. Esa es la ilusión de todos los que mandan, tienen algún poder sobre las personas. Y como toda ilusión se convierte en un engaño.
Tú, Íñigo, eres exactamente igual psicológicamente como yo, Toni. E Íñigo y Toni, también son exactamente iguales en lo psicológico como todos los demás. Comprender esto, y si lo comprendes realmente vivirlo, es la revolución definitiva.
De manera que cuando decimos que los otros son corruptos, ¿podemos nosotros excluirnos de esa corrupción que vemos en los demás? Primero, habrá que investigar que es corrupción. ¿No es corrupción el hacer algún daño a los demás? Por tanto, ¿podemos vivir sin hacer algún daño a los demás? Parece ser que no. Pues el mismo hecho de existir ya implica que hemos de hacer algo para que no nos destruyan a nosotros. Pues la vida, como lo vemos en la naturaleza –nosotros somos animales, aunque un tanto domesticados-, es toda una lucha para sobrevivir.
Un pájaro, la madre y el padre tienen que llevar gusanitos a sus hijos para alimentarlos y que no se mueran; el gusano se come las hojas de los árboles, y las plantas que tiene a su alcance; los árboles también tienen sus estrategias para imponerse a otros árboles que quieren crecer, pero ellos si son más poderosos no les dejan, y se quedan enanos o perecen.
De manera que todo está unido indivisiblemente.  Por lo que,  lo que cada uno haga de su vida, cómo la viva –la vida cotidiana, la de todos los días-, tiene una transcendencia total. Ya que todo lo que hacemos, va afectar a todos los demás, a toda la vida.
Así que el problema no está en atacar, decir que los otros son corruptos, inmorales, ladrones, brutales y crueles, sino ¿qué hacemos nosotros en nuestra manera de vivir, ahora, y no luego, en otro momento, otro día? Pues el tiempo en el ámbito psicológico también es otra ilusión. Si tú ves el hecho de la necesidad del cambio, ves su necesidad para que haya orden, lo que quiere decir ausencia de confusión, ilusión, comprendes absolutamente de que has de cambiar tu manera de vivir –la fatuidad, el egoísmo, las divisiones nacionalistas, sociales, económicas, el terrible deseo de poder que genera conflictos, violencia y guerra-, entonces el cambio sucede instantáneamente.
¿No es un terrible drama el ver algún reto, una  necesidad, como ayudarte a ti o a otro en un apuro, pero no lo veo realmente como lo que es? Y entonces no respondo, digo: ahora no tengo tiempo para atenderte, tal vez más adelante, en otro momento, otro día te ayudaré. Lo que quiere decir, que ese dolor que tiene el que me pide ayuda no lo veo ni comparendo como tal, como el sufrimiento y el dolor que es, no participo de eso. Y entonces sin sentir ese dolor que tiene el otro, no es posible la respuesta radical, total, ahora.
Finalmente, quiero decirte que alguien como tú –y tu partido político- que pretende dirigir todo el país, ¿cómo se desentiende de uno de los más graves problemas como es la libertad y la independencia de Cataluña? En tanto que habláis, criticáis, cuestionáis, investigáis, removéis todo, ¿por qué no os posicionáis sobre esa cuestión de la libertad e independencia de Cataluña, que una gran parte de los que viven allí quieren que sea un país soberano, una nación? ¿Por qué no dejarles que lo decidan ellos, en un referéndum?
Sin lugar a dudas no decís nada porque actuáis como un político materialista, astuto, corrupto, ávido de poder, de vanidad, de prepotencia. Pues ya hemos llegado a eso que decíamos antes de que no ves el hecho de la necesidad de libertad e independencia, con todo el sufrimiento y el dolor que genera para el que no la tiene. Es decir, no ves ni vives el dolor de los que necesitan la libertad, porque tu deseo de poder –que vendrá luego, no ahora- te ciega la sensibilidad, y te hace que vayas como un loco detrás de lo que necesitas para conseguir ese poder: ser un nacionalista centralista -¿fascista?- español, embaucador de su nacionalismo, prepotente, anacrónico, carca. Lo que quiere decir, que eres un vulgar político corrupto e inmoral como todos. No tienes escape. Pues como hemos visto no hay singularidad posible.
Y todo eso quiere decir, desigualdad, injusticia, dictadura, tiranía, brutalidad, crueldad, y sus respuestas. Pues todo tiene su respuesta –otro hecho que parece que no comprendemos-: conflicto, violencia, guerra. ¿Quieres la guerra o la paz? Pues sin justicia, como tú tanto repites, no puede haber paz alguna.