Torni Segarra

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6352. Identificarse con uno de los dos grupos enfrentados, es el error de los estúpidos. Pues nadie es solamente el único malvado. Así que la defensa siempre de los nuestros es lo que hace proseguir que el conflicto continúe. Es decir la guerra, con sus muertes y miserias. Con todo el horror que toda guerra es.
 
6353. Ellos no saben lo que es el amor. No tienen ese problema, ni ningún otro pues no son conscientes de sus vidas y lo que les toca hacer.
 
6354. ¿Por qué no expones tus dudas y problemas ahora, públicamente en el grupo como hacen todos? De manera que todos aprendamos a la vez.
Solamente es una sugerencia. Pues si quieres escribir en mi página de Facebook lo puedes hacer. Y así ver qué es lo que sucede con tus problemas dudas, lo que necesitas.
 
6355. No fue un derrocamiento, fue un golpe de estado violento, con sus matanzas. Ocultar la verdad, mentir, maquillarla, no es ir en dirección de la paz. Sino proseguir por la senda de la guerra y sus matanzas.
 
6356. Cuando decimos querer algo, quiere decir que toda tu vida, tu sangre, tus nervios están ahí activos, completos y enteros, totalmente atento. De manera que ese problema te dirá si es verdadero o es una ilusión tuya.
O lo que es lo mismo, que tu percepción generará la sabiduría para ver lo negativo allá donde esté. De manera que lo descartarás radicalmente, sin ningún problema.
 
6357. Cuando alguien vive mucho tiempo en un espacio, una casa, un territorio, adquiere unos derechos. Cuando tiene en alquiler una vivienda muchos años, el que dice que es el dueño no lo puede echar a la calle.
Entonces, una parte de un país que es habitado por mil años por unos en particular, ¿no tiene el derecho a su favor para ser propietarios?
Cuando nada era de nadie –hace veinte mil años-, cuando uno se instalaba en un sitio, por el tiempo pasaba a él como dueño. Y de ahí existe esa jurisprudencia que actúa en la actualidad.
 
6358. No seamos inocentes. Todo lo que digamos de una parte, también le sucede a la otra.
 
6359. Todavía nos has comprendido de que se trata, Ana. Si se me permite el decirlo, esto es como una pareja rota y no se va arreglar aunque sigan viviendo juntos. El que se siente más agraviado necesita que se le recompense. Y como el que ha agraviado, porque es más poderoso y por tanto tiene más posibilidades de imponerse, él no le da importancia y cree que tiene toda la razón.
Así, todo lo demás son mentiras y falsedades, arreglar y conformar la realidad según convenga para imponerse y beneficiarse materialmente. En el fondo se trata de un problema mundano: lo ‘mío’, lo ‘tuyo’. Y aunque podamos recubrirlo de espiritualidad, no lo es. Porque la espiritualidad no quiere la división, ni el conflicto con nadie. Porque sabe que con la imposición, que genera el conflicto,  llega la violencia, la guerra.
 
6360. Es por el miedo a lo nuevo. Y la inseguridad que sentimos ante lo nuevo puede convertirse en una neurosis inmanejable.
Pero en la huida no está la solución. Pues en toda huida hay división, conflicto entre la realidad, lo que es, y lo que yo quiero.
 
6361. ‘¿Es la dualidad la esencia de la vida?’
En el ámbito material, físico, lo es. Pero en el ámbito psicológico, espiritual, hemos de ir más allá de esa dualidad.
 
6362. Hay que ser muy inocente para no ver la trama corrupta que quiere hacer daño a otra trama corrupta denunciándola. Con esa clase de personajes: políticos de segunda fila perdedores, y una hembra resentida y celosa con su antiguo hombre.
 
6363. Los socialistas ya tienen bastante con explicarse cómo siendo republicanos votan a favor de la monarquía. Es decir, son corruptos perdedores, traidores, ese es su destino: decir que son de izquierdas pero hacer políticas de derechas. Y todo por seguir en el poder, por dinero y vanidad.
 
6364. Ves, Ana, ese es el juego que nos gusta: la jarana, la discusión, el enredo, el tú más que yo, etc. Pero somos tan ignorantes que no nos damos cuenta que los otros también hacen lo mismo. Pues un argumento, una idea o teoría, lo que digamos, tanto se puede negar como afirmar infinitamente.
 
Por tanto, habiendo visto todo eso, la persona que quiere la paz no el terrorismo ni la guerra –las dos cosas son básicamente lo mismo-, descarta todo eso. Y ya no habla como si quisiera triunfar, ganar, vencer, a toda costa. Sino que lo investiga hasta la raíz de una manera objetiva, sin aferrarse a nada ni a nadie. Para que, así llegue el orden, donde se asienta la paz, que no es la imposición por medio de las armas –ni las leyes que las respaldan-, se pueda manifestar, ser.