Torni Segarra

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1. ¿Cuándo hacemos algo, es solamente para nosotros o también es para los otros? Si decimos que es para gustar a los otros, para seducir, para sacar un provecho, si solamente es eso quiere decir que estamos acabados.
Si lo que hacemos es para ayudar a los otros, ¿es eso verdad? Ya que todo eso lo recubrimos de vanidad, para saciar al ego. Por eso, todo lo que hacemos es para sacar un beneficio propio, que es sobrevivir.
 
2. Por cruel que parezca, todos deseamos la caída del otro. Pues somos competitivos, queremos triunfar, ganar. Porque eso nos da una falsa sensación de seguridad.  Si vemos la naturaleza, todos se comen a los otros para poder subsistir. Y nosotros también nos comemos a los animales para poder subsistir. Eso es lo básico.
Pero cuando ya estamos alimentados llegan los problemas de la seguridad psicológica. Vemos a los que llegan de fuera, a los que piensan de diferente manera, como nuestros enemigos, ya que pueden poner en peligro lo que hemos conseguido, lo que tengo. Por lo que empezamos  a planificar la defensa y el ataque. Y lo mismo sucede en el ámbito familiar, más íntimo: cuando más fuertes estamos es cuando somos más agresivos, imponiendo nuestras necesidades, desatendiendo las del otro, al que decimos que lo amamos, etc.
¿Hay otra manera de vivir, sin competir, sin agredir ni ser agredido? Parece ser que no. Ahora bien, ¿podemos vivir sin huir de ello, haciendo un problema, un conflicto con todo ello?
 
3. Lo que nos sucede a cada uno de nosotros, es lo que les sucede también a todos los demás. Es una ilusión creer que somos diferentes, algo extraordinario, que la vida nos tratará mejor que los demás. Ya que todos pasamos por la soledad, el miedo, el dolor, la angustia de lo que pueda suceder mañana.
Y cuando vemos y comprendemos que el observador –yo- es lo mismo que lo observado –tú-, es entonces cuando el amor puede florecer. Ya que la división, y todos sus problemas, no puede ser.
 
4. Todo eso es físico. Pero lo físico, aunque tiene su importancia, no es definitivo. Lo que importa es lo que hacemos en el presente, ahora. Los parientes, la familia, la raza, la genética, todo eso no es lo definitivo. La comprensión de lo que es, la realidad, es más importante que todo lo que creemos que es nuestro. Porque en realidad nada tenemos.
 
5. Si nos conocemos realmente cómo somos, cómo actuamos, es cuando conocemos también a los demás. La diferencia entre tú y yo, es en lo superficial. Pero en lo básico y esencial somos igual.
 
6. El dolor, como la felicidad, no hay manera de medirlos. Ya que no existe el dolorómetro, ni un aparato para medir la felicidad. Cada cual lo siente a su manera, según su condicionamiento.
 
7. Cada persona nos da una influencia, a la vez que nosotros damos la nuestra. Apartarse de ella, si no lo hacemos adecuadamente va a seguir su influencia. Si el acto de apartarse de alguien, es un acto de la voluntad, entonces eso no acaba ahí. Pero si la relación acaba definitivamente, como cuando se consume un fuego, porque vemos todo el peligro que hay en ella, entonces no habrá residuos, añoranzas, deseos contradictorios, contrapuestos.
 
8. ¿Se puede estar vivo con la mente muerta? ¿O la mente es ingobernable, con su invento que es el ‘yo’? Si decimos que sí, tanto como si decimos que no, eso no es un hecho. Así que cada cual lo ha de descubrir por su cuenta, él solo.
 
9. El equilibrio es una idea, un concepto, que no tiene ningún valor, y nos lleva a la confusión. Porque cuando estamos libres de conflicto, de división, sólo hay conciencia y su percepción. Donde lo más y lo menos, el centro y la periferia, el equilibrio o el desequilibrio,  no pueden operar, porque no pueden ser.
 
10. La solución de un problema está en el mismo problema. Por eso, no hay que huir del problema ni querer cambiarlo, solamente estar con él. De esa manera, tan íntima y completa, el problema nos muestra toda su historia, nos cuenta su secreto.
 
11. Las personas encarceladas pueden vivir plenamente a gusto en su prisión. Solamente han de comprender completamente su situación. De manera que en esa comprensión pueden ver su orden y armonía de todo lo que les pasa, viendo que todo tiene sentido. Y que es algo tan sagrado como cualquier cosa o situación que nos toca vivir.
 
12. Pero, Katy, a menos que eso no ocurra en ti no es un hecho. Es algo que tú repites, que es el pasado. Y el pasado está muerto, no cuenta para el presente. Pero somos irreflexivos, perezosos seguidores de este o aquel, ya sea un gurú, maestro, líder, que dice que sabe.
¿Tú puedes explicar –si es que ello puede ser- que tu mente o la de otro está muerta? ¿Y qué sentido tiene todo eso? Cuando lo importante es ver todo el condicionamiento e ir más allá de él.
 
13. Todos los problemas tienen en su raíz la adicción a eso que causa el problema. Los que comen mucho son adictos a la comida. Los que no quieren comer, son adictos a los que les trae el no comer, su imagen delgada, la creencia de que tendrán mejor salud.
Cuando uno ve la falsedad de la adicción, todo el peligro que es, como si fuera un veneno, es cuando uno puede estar libre de ella.