Torni Segarra

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 7694. Buenos días. ¿De buena mañana ya te has enredado?
¿Y, la noche cómo la has pasado?
¿Ya estás preparado para las fiestas de Navidad? Ya estamos otra vez con las fiestas que parecen una epidemia mental.
Yo ya he recibido un toque, porque ya están montando todo esto que hacen: planes, comidas, etc.
¿Y la filosofía, cómo va?
¿Y la medicina, cómo te va?
Si tienes ganas, di lo que quieras. Si no tienes, ya nos veremos y hablaremos algún día.
Qué lo pasas bien.
 
7695. Sin respeto a los demás sean quienes sean, no puede haber paz. Respeto quiere decir, educación e instrucción para poder ser independiente, libre.
Ya que la paz, que es amor, que es libertad, uno la tiene que encontrar, ella tiene que venir, descartando los obstáculos, lo que no lo es: opresión, crueldad, brutalidad, dictadura.
 
7696. ¿No es una arrogancia, vanidad, creer que uno es sólo el artífice de todo lo que hace?
¿Un ladrillo de un muro, es más importante que otro? ¿Un peldaño de una escalera  no es igual a todos los otros?
 
7697. El dolor para que desaparezca no tiene que ser opcional. Porque la opción es dualidad, contraste, división. Donde uno quiere algo –desear liberarse del dolor-, está en el ámbito del devenir. Pues, sólo estando con el hecho del dolor, sin huir, sin alentarlo ni reprimirlo, es cuando uno es el mismo dolor, Y entonces el dolor adquiere otra dimensión: está más allá de él.  Al abordarlo la inteligencia, al no haber división alguna.
 
7698. ¿Qué tal, Ana? ¿No quieres comentar nada de la publicación? No te conozco. Si quieres puedes contar dónde vives, qué haces, qué es lo que quieres. Tu modo más cómodo, que te convenga.
Gracias por tu colaboración.
 
7699. La belleza es como el color de la piel, siempre se ve, pues no se puede ocultar. Solamente la belleza es para aquellos que la pueda ver, apreciar.
 
7700. La elegancia sin belleza, ¿puede ser? La belleza sin naturalidad, que es ser vulnerable, ¿puede ser?
 
7701. Un reloj grande a la vista en la muñeca, ¿qué esconde, o quiere esconder? Como terapia está muy bien. Pero como elegancia –lo cómodo y funcional- tiene poco. La moda puede ser también chabacana, de mal gusto –lo complica todo-.
 
7702. Al ego, Oscar, no se le puede educar; solamente lo podemos comprender. De la misma manera que no podemos dirigir la vida, pues siempre hay algo que nos sorprende.
Educar el ego sería tanto como educar a la naturaleza, sus leyes y paradigma. Pues el ego, el ‘yo’, es la parte animal -que es la misma naturaleza operando-. Aunque nosotros pretendemos mejorar ese orden de la naturaleza.
 
7703. Hay algo que se puede decir para describir algunas veces el destino de una persona, un ser, un animal: ‘Desafortunadamente, yo tengo la culpa, pero tu pagarás la pena’.
 
7704. La mente es el conjunto del pensamiento con el cuerpo, el corazón, la percepción. El pensamiento es el que nos avisa de los peligros para el cuerpo, es como un guardián. El corazón son las emociones, los sentimientos, que se pueden desbocar. Y la percepción, si es clara y ordenada, es la inteligencia operando.
La mente no tiene nada que ver si es de hombre o de mujer. La mente es el instrumento para poder vivir mejorando, si se puede, nuestras existencias y sus problemas. Y los problemas básicamente todos son los mismos para los que estamos vivos.
 
7705. La pregunta es: ¿Si nos cortamos un dedo con un cuchillo de cocina y no para de salir sangre, es eso realidad o es una ilusión? La sangre lo va a ensuciar todo, si no para de salir habrá que ir al hospital, etc.
¿Podemos decir que todo es una ilusión, un delirio hasta el final; o lo decimos escribiendo, divagando con palabras? ¿Podemos destruir o convertir un hecho diciendo que es una ilusión mental?
 
7706. Definitivamente la belleza depende del estado interno de la persona. Si alguien ve una magnifica panorámica cuando está encima de un cerro, con su valle, etc., y dice: ‘¡Cuánta belleza y hermosura hay ahí!’. Pero otro que está deprimido, rabioso, desesperado por hacer y hacer, puede que diga: ‘Que no ve nada extraordinario ahí’. Lo que quiere decir, que el estado interno determina lo que vemos de una manera o de otra.
Aunque si vemos la belleza por doquier, en cada cosa, todo es bello, nada es extraordinario.