1. Mientras exista el deseo en cualquier dirección, va a crear el devenir, le llegar a ser. Por lo que creamos el futuro creyendo que podemos hacerlo realidad. Pero así nos dividimos y seguimos generando desorden y confusión, todos los problemas que nos hacen violentos y nos llevan a la guerra.
2. La eternidad, ver y observar sin tiempo, ha de nacer dentro de nosotros. Y eso sucede cuando hemos ido más allá de los dioses, de los maestros y gurús, de toda nuestra vanidad de leer y repetir lo que dicen los libros llamados sagrados o no.
3. ¿Podemos dejar de decir mentiras? Eso no es posible, pues las mentiras son pensamientos de la mente. Y como la mente es ingobernable, ella seguirá diciendo mentiras. Por lo que el problema no es decir mentiras, sino qué hacemos con esas mentiras.
4. ¿Cómo sabemos que nuestra propia opinión es la verdadera? Sólo lo podemos saber con el espejo de la relación con los demás. Si la relación es generadora de enfrentamientos y conflictos, disputas y agresiones, malos tratos, todo lo que digamos y opinemos en nuestra defensa no tendrá ningún sentido ni significado si es que hablamos de la no violencia, de no ser crueles.
¿Pero qué sucede si no tenemos ninguna opinión ni ideas ni teorías, respecto de nada? Entonces al no estar condicionados, tendremos toda la libertad para responder a los retos. Y solamente los retos, que son los hechos, son lo importante y verdadero.
5. Si tenemos la mente abierta, el cerebro no va a salir e irse volando. Pero la mente sí que tendrá toda la libertad para poder volar en todas direcciones.
6. Sin libertad, sin tener todo el espacio, ¿qué sentido tiene la relación?
7. Lo que más nos gusta son los cuentos, los relatos de fábulas e historias imposibles, ya que así nos olvidamos de nuestra pequeñez y mezquindad, de nuestras miserias. Pero el efecto de esas fantasías es efímero, dura poco. Así que volvemos otra vez a ser como siempre: quiero, pero no puedo. Aunque ver todo eso y comprenderlo nos hace libres de eso que nos hace que seamos tan feos.
8. Cuando los nuestros, con los que nos identificamos, hacen barbaridades los disculpamos y comprendemos. Pero los que nos son de los nuestros somos implacables con ellos.
9. Si los nuestros, hacen barbaridades los disculpamos y comprendemos. Con los que nos son nuestros somos implacables, despiadados con ellos.
10. Las relaciones, mientras existan seguirán siendo relaciones. Porque la relación es comunicarse. Y la comunicación, depende de la intensidad, de las ganas, de la necesidad que tengamos de esa relación. Todo lo demás es secundario, no tiene importancia.
El Imperio Romano, se extendía y dominaba desde Inglaterra hasta el norte de África. No tenían teléfonos ni servicios postales, ni aviones, sólo barcos, caballos y carretas, y dirigían, gestionaban y gobernaban todo el imperio desde Roma. Cuando ganaban o perdían una guerra, cuando tenían que cambiar el cónsul de alguna región, informarse de cualquier asunto, etc., se lo comunicaban, lo hacían con toda la lentitud, que ahora nos parece, de meses. Pero para ellos todo funcionaba como nos funciona a nosotros, a pesar de la abismal diferencia en las comunicaciones y sus máquinas y la rapidez que ellas nos brindan.
Porque el tiempo y el espacio es relativo para cada cual. Alguien que vive en una aldea, un desplazamiento de unos kilómetros le parece como si fuera un viaje. Sin embargo para muchas personas que viven en una gran ciudad, trasladarse de un país a otro no lo encuentra nada exagerado ni anormal, aunque esté a miles de kilómetros.
11. ¿Por qué creemos que sabemos lo que tiene que ocurrir en el futuro? Sólo sabemos lo que es inevitable, la muerte; todo lo que es, puede desaparecer. Por lo que no existe la seguridad. Solamente existe la absoluta inseguridad en todos los ámbitos.
12. Cuando las flores se congelan, es porque todo el universo ha hecho todo lo necesario para que así sea. No nos gusta aceptar lo que nos disgusta. Pero el gusto y el disgusto es algo que al universo, la naturaleza, no le importa en absoluto, como nos importa a nosotros.
13. El tiempo de ir de aquí hasta allá para coger el tren, tiene su sentido y utilidad. Pero el tiempo como devenir, como el llegar a ser, ¿eso tiene algún valor real en el ámbito psicológico, espiritual? No lo tiene, porque ese tiempo que proyectamos nos divide de la realidad, de lo que es, del ahora. Y se convierte en un obstáculo.
14. Cuando vivimos cada deseo sin que nada se interfiera, entonces ahí hay orden. Y ese orden va a generar otro orden que nos puede gustar o no. Ese orden es el amor. Y por eso, el amor es inmanejable, lo nuevo, lo que no ha sido tocado por nadie.
15. La mayoría de las personas están demasiado ocupadas con sus quehaceres para darse cuenta de que están condicionadas. Y sin librarnos del condicionamiento que nos hace ser competitivos, vanidosos, los mejores para sobresalir sobre los demás, no podremos ver lo que hay más allá de lo aparente, lo sagrado, lo eterno, que es el ahora.
16. Siendo natural, realmente como nos sentimos, sin poses ni vanidad, es cuando somos auténticos, llenos de energía y de belleza.
17. Ahora el problema está en ¿por qué ese momento en que está contenido todo el tiempo en el ahora desaparece y aparece recurrentemente?