7759. Hola Carolina.
Ayer te vi en….
Me extrañó que dijeras que había una especie de campaña contra vosotros -aunque sí que hay una reacción/respuesta-. El extrañamiento me lo ha motivado el que una persona como tú, profesora, etc., que has de conocer cómo respondemos las personas, tus alumnos, se queje de que os cuestionen vuestros comportamientos.
Te estoy oyendo mucho tiempo, desde que empezaste a salir en los programas que os respetan y apoyan. Y, sin ser muy agresiva, te lanzabas a cuestionar sin pelos en la lengua a los partidos de la antigua casta. Y ellos callaban, escuchaban, pensaban, os miraban. Hasta es tanto lo que os han mirado, que ya empiezan a conoceros.
Y como todos somos básicamente iguales psicológicamente, ellos se han dado cuenta que sois como ellos. O sea que la vieja casta política, se ha dado cuenta que la nueva casta política -vosotros- hacéis como ellos. Y es por eso que ahora os cuestionan, os hacen tomar la misma medicina que vosotros les habéis dado y les dais.
Pero vosotros, como toda casta política, os defendéis justificando vuestras corrupciones, dando la culpa al azar, a la burocracia, al sistema. Diciendo que ellos son más corruptos que vosotros, que no se pueden comparar las maldades. Todo menos asumir que también sois corruptos, que mentís, que sois hipócritas, que sois nacionalistas centralistas fascistas españoles -estáis en contra de la libertad-, igual como lo son los que tú dices que son vuestros enemigos.
Lo que decís es como si una esposa es muy adúltera, tiene varios amantes, que la criticas y cuestionas. Pero resulta que alguien descubre que tú también eres adúltera, pero dices como justificación y descargo, que sólo tienes un amante. ¿Te das cuenta vuestra postura tan superficial, tan ridícula al no asumirlo? Y como no lo asumáis, decís mentiras, y os encontráis sucios, sin confort, por lo que os ponéis irritados, cabreados, insultáis, atacáis, etc., por lo que cada vez parecéis más enloquecidos. Exactamente igual como esa casta que tanto habéis criticado, porque sin daros cuenta siempre habéis sido esa casta que creíais que era diferente a la vuestra.
Y esto solmenarme es el comienzo, esto es la consecuencia de como habíais empezado. Te olvidas de que toda acción tiene su reacción, su respuesta que va a ser proporcional a la intensidad de la acción que la provoca. Es decir, la vieja casta ha provocado a una nueva casta -vosotros- que responde, reacciona. Que a su vez también genera su respuesta y la contra respuesta, en una dinámica que no tiene fin.
De manera que viendo todo esta dinámica, este paradigma, que es el que genera el desorden, la injusticia, los explotados, los maltratadores, el que genera las actitudes brutales y crueles, que se oponen a la libertad de los demás, con todo el sufrimiento y el dolor que provoca, ¿qué haremos seguiremos en esa misma corriente de la vieja y la nueva casta política, tan asumida y consolidada, consentida y tolerada por toda la sociedad corrupta? ¿O, esa misma visión de toda la miseria e inmoralidad, con su indiferencia ante las personas menos afortunadas que no tienen nada, o que tienen sueldos injustos y crueles, pensiones miserables, que sus derechos no valen porque no tienen ningún poder para hacerlos valer, hará que despertemos a la realidad de cómo vivimos?
Pues de la manera cómo encaremos nuestras vidas cotidianas todo va a ir a mejor o a peor. Ya que todo empieza en uno: si yo no te tengo respeto a ti, ¿cómo puedo reclamar respeto para mí? Si yo robo, soy corrupto e inmoral, si en mi trabajo he montado un clan, una especie de mafia que domina y me da privilegios, ¿cómo puedo criticar a los otros que también lo son, a los que hacen igual que yo? Por eso, todo tu problema eres tú, Carolina. Y lo mismo cada cual: uno tiene que hacer lo que quiera que hagan los demás. Si lo intentamos, eso nos hace humildes, vulnerables a la hora de ver la verdad que no queremos ver, nos hace dignos como seres humanos completos, enteros, llenos de pasión -que no es fanatismo- por todo lo que es la vida. Y descubrimos que lo más sagrado que hay es la libertad, que es amor. Con afecto.
7760. Si lo ves, Diego, eso es tuyo y nadie te lo puede arrebatar. Y entonces, eres una luz para ti mismo y una luz para los demás.
7761. Pero, Pedro, ¿para qué algo tan evidente se le tiene que nombrar, adorar? Es como querer darle importancia al aire, a la luna o al sol, ya que todos sabemos que están ahí. Y se convierte en algo vulgar y cotidiano, algo normal, familiar.
Por tanto, cuando alguien menciona la palabra dios -en el sentido que lo dicen los que creen en él-, es por un negocio, porque tienen miedo, por ignorancia.
7762. ¿La libertad no es sin opción, sin contraste, un hecho que arconte como un trueno inesperado? Pues la libertad es cuando el conflicto no es, donde la división y la fragmentación interna no pueden ser.
Por eso, nuestra libertad puede que otros la vean como si no lo fuera. Incluso pueden que la vean como algo negativo, un error.
7763. Para alguien que tiene pasión por la vida, ¿todos los días no son por igual, cada semana, mes y años, no son iguales? Lo que necesitamos es que esa pasión por toda la vida esté en nosotros.
Todo lo demás son rituales, folclore, con sus palabras recargadas para la ocasión para darle importancia a un día, un mes o un año. Es otra ilusión más con las que vivimos, pues los días, los meses, los años, todos son iguales. Lo que cambia es la parte física de la luz y la oscuridad, del frío o el calor, de la energía que nos da la naturaleza. Por lo que todo eso, es paganismo, idolatría, distracciones y entretenimientos.
7764. Ese imán que atrae a las personas menos afortunadas, o es que es demasiando potente, o es que las personas menos afortunadas están muy mal. Porque vivir en un lugar que no es nada, que se ha convertido en una especie de basurero, de miseria, de jóvenes personas desesperadas, el motivo que tienen para llegar hasta allí ha de ser muy dramático, doloroso para ellos.
Nosotros con nuestras necesidades, los caprichos, nuestra manera de vivir, nos hace que perdamos la sensibilidad, de manera que nos hemos hecho indolentes, indiferentes al dolor de esas personas, de los demás.
Uno no puede cambiar el mundo, ni las situaciones de desesperación que hay por todos lados, allá donde estemos. Pero sí que podemos hacer algo en nuestra manera de vivir para que no tengamos responsabilidad al no participar de la trama de vivir que generan ese desorden, desequilibrio, esa falta de humanidad, de compasión por los menos afortunados.