7436. ‘¿Se puede ser espiritual… y todavía tienen una vena salvaje?’
La espiritualidad no es material, aunque puede vivir en ella como todos lo hacemos. La espiritualidad es cuando vamos más allá de los conflictos, las divisiones y sus contiendas que acaban en violencia y en matanzas. Para ello, uno tiene que darse cuenta de todas la maniobras del pensamiento, del egoísmo, de la vanidad, la mundanalidad.
Y eso quiere decir, vivir en la inseguridad, sin dogmas, ni normas ni patrones. Sólo así la animalidad, que es el ‘yo’, deja de operar, cesa.
7437. La pederastia es un pecado como otro -un error en de las personas-. Por lo que, es algo que está ahí, como el mentir, el hablar mal de los otros, el ser egoísta. No nos damos cuenta que ‘tú’ y ‘yo’ somos psicológicamente básicamente iguales, somos la misma cosa, ya que participamos de la misma mente global, universal.
Por lo que el problema no es la pederastia, sino qué hacemos con ella -es como la violencia que no se puede erradicar, que siempre está ahí en nosotros al estar divididos internamente-. Primero, darse cuenta de que ella está ahí. Por lo que, la hemos de tratar como una enfermedad que es. Es decir, llevar una vida sana, sin represiones sexuales como el celibato -abstinencia de contacto carnal de manera natural con la pareja del otro sexo-.
Está claro que cuando comemos es porque tenemos hambre. Pero si tenemos hambruna, entonces arrasamos con todo con tal de comer, de alimentarnos. Por eso, es que esa manera de vivir, descartando el sexo totalmente de la vida -algo tan sagrado y necesario para la vida-, es preciso que genere y provoque toda clase de perversiones, ya sean sexuales como la pederastia, los abusos sexuales hacia los demás -el sexo no consentido, hurtado ya sea con crueldad, violentamente o no-.
Respecto de esas escrupulosidad a la hora de ocultar las fechorías de unos sacerdotes, religiosos, ¿por qué ese trato tan elitista, favorecedor hacia ellos, generador de castas, de racismo, de más odio a la religión? Al contrario hay que divulgar quiénes son, sus nombres, dónde viven, qué hacen en sus vidas para poder sobrevivir. Y de esas manera, con todo ese dolor que se supone que han de sufrir por la vergüenza de su maldad, puedan ir más allá de ese vicio y perversión que es el abusar de personas menores, indefensas y vulnerables a la fuerza sexualmente. Tú, Evaristo, que eres sacerdote, sabes que la penitencia tiene su sentido. No la penitencia de los rezos, las súplicas, la superstición, del flagelarse, del hacer algo que nos parece extraordinario que nos supera y lo hacemos como castigo, o el privar a uno de la libertad. La penitencia es seguir viviendo como antes, haciendo lo mismo que hacemos en nuestras vidas cotidianas, pero enfrentándonos a los ojos de los demás, a sus vibraciones que recibimos de los demás, a la vergüenza, a las preguntas que nos hacen de por qué tanta maldad, crueldad, estupidez.
Y por supuesto, si no hay enmienda, arrepentimiento, curación –ir más allá de ese problema-, y se prosigue con esa perversión de la pederastia, entonces habría que hablar de internamiento en un hospital o centro para las enfermedades mentales, u otras sanciones como la prisión, etc.
7438. Es curioso que eso de que tanto disfrutamos, que nos proporciona placer, sea lo que nos lleva al desorden, la confusión, a los desastres.
Dices que Venezuela -donde naciste- es maravillosa, ‘pero de joven visité Israel… y me sentí en casa’. También cuentas que los judíos en cada festividad repetís ritualmente ‘el año que viene, en Jerusalén’. Y allí emigramos mi esposa y yo.
¿Nos damos cuenta el problema que supone el estar identificado con una raza, religión, idea política o de otra índole? Pues todo eso que parece tan normal, nos condiciona de manera que nos hacemos supersticiosos, fanáticos dispuestos a todo para conseguir eso que tanto placer nos proporciona.
Todos los conflictos, violencia, las matanzas en masa de las guerras, tienen ese mismo origen de la división, de la fragmentación que nos genera el estar identificado con una idea o teoría. Pues los otros también tienen su condicionamiento, que es el estar identificado con algo real o imaginario. Y entonces, lo que uno quiere entra en colisión con el otro que también tiene su necesidad de conseguir algo que considera muy importante, sagrado, verdadero.
Ahí está Israel y su genocidio de setenta años, luchando para dominar, expulsar, aniquilar a los palestinos árabes para poder seguir acogiendo a todos los millones de judíos, que hay esparcidos por todo el mundo que, como tú Daniel, quieren ir allí para ‘sentirse en casa’. ¿Ves todo el problema de la identificación, del condicionamiento al que hemos sido programados desde el nacimiento por la familia, la raza, la cultura, la religión, la política?
Por supuesto, que todo no se puede echar por la borda. Pero, hemos de ver dónde están los límites para dejar de perseguir algo para conseguirlo, conquistarlo: la invasión, el genocidio, con su brutalidad, la crueldad, la violencia, las masacres, los asesinatos extrajudiciales, de la guerra. ¿Tú puedes vivir en ese lugar sin cuestionarlo, sin hacer algo al respecto para que acabe el genocidio? Si es así, si no lo cuestionas, es que tienes un problema contigo mismo; y con los árabes palestinos a los que queréis arrebatar sus tierras.
7439. La realidad, la vida, tiene sus maneras de operar. De manera que, no por llevar un régimen alimentario -ser vegetariano- uno va a ser un superhombre tanto física como espiritualmente.
Porque la espiritualidad es vivir en lo nuevo, lo que la mente no ha tocado. De manera que toda práctica, régimen, método, sendero, es un obstáculo para la realización espiritual.
La meditación es ver todo esto, ver todo lo que genera la mente, sin reprimirlo, sin escapar de eso, sin tocarlo, para que todo se manifieste y genere su orden, que no es de nadie sino lo que es, la realidad.
7440. Las impresiones, los actos del pasado, que permanecen en la mente, no se pueden erradicar. Se tienen que comprender a medida que surgen.
La mente es como el estómago, según lo que le demos ella así va a responder. Pero, comprender no es algo tan fácil como parece. Por eso, es que uno necesita tener un contacto directo con eso que consideramos negativo para saber en realidad eso qué es -desafortunadamente, eso suele ir acompañado por el sufrimiento y el dolor-. Y tal vez, si somos afortunados, con ese aguijón del dolor podemos ir más allá de lo negativo, de las actitudes negativas, insanas, que nos generan desorden, confusión, desdicha.