7809. Lo perfecto es que las dos personas que participan en algo salgan ganando. O con empate: nadie gana ni pierde. Y eso es la base, la raíz de la paz.
7810. La realidad es muy dura. Tan dura como la falsedad y la mentira.
7811. Cuando no hay atención total y absoluta, nada sale bien. Y llega el desastre.
7812. La adicción, la dependencia es esclavitud. Es preciso depender de algo -comida, ropa, casa, alguien, un trabajo-, pero todo lo demás que es superfluo es lo que nos destruye.
7813. La planificación puede salir bien o mal. Si sale bien no hay problemas. Pero si sale mal llegan las dudas, el remordimiento, las cavilaciones de si hemos actuada erróneamente.
7814. ¿Podemos ser honestos cuando deseamos, tenemos miedo?
7815. La felicidad es eso: serlo con lo que tenemos ahora.
7816. El morir o vivir no está en las manos de uno. Vivir o morir, es un capricho de la vida.
7817. Cada uno hace lo que puede. El que hace lo que puede, no está obligado a hacer más.
7818. Las celebraciones son infantiles, tendenciosas, para glorificar algo, o justificarlo y blanquearlo.
7819. Es la que más contagia psicológicamente a las personas. Porque hay una explosión de sentimientos y emociones, de falsa felicidad, de superficialidad. Y como siempre, los materialistas que sólo quieren vender para ganar dinero y poder –ya sea económico, religioso, político-, lo promueven con toda clase de publicidad irresistible.
Por lo que lo emotivo y sentimental, con las ventas de regalos, se retroalimentan. De manera que todos ganan. Aunque la calidad, la belleza que no se puede manejar, la seriedad y la honestidad, se pierde.
Sabemos arreglar la realidad para conseguir lo que queremos y deseamos. Pero hay que darse cuenta de los resultados, ya que esos no se pueden alterar –aunque sí falsear, blanquear, disimular, justificar-.
7820. Si es un placer verdadero, lo abarcará todo -mente y cuerpo-. Pero el placer verdadero, para que lo sea, no se le puede retener, manejar, programar; pues él nace y muere a cada instante.
7821. Los asuntos mundanos, como la planificación, la ciencia y la tecnología, necesitan precisión matemática. Porque esos asuntos se tienen que conseguir, conquistar, cueste lo que cueste, sin importar el precio. Y todo eso significa brutalidad, crueldad, violencia.
Pero en el ámbito psicológico, espiritual, como ha de ser sin deseo, tiene toda la flexibilidad, todo el tiempo, todo el lugar y dimensión, para jugar o vivir con ello. Pues la verdad, que es lo nuevo, no podemos saber lo que es. Y al no conocerla, no puede operar el deseo, ya que no hay nada. No existe algo que conseguir, vencer, luchar para triunfar, ni estrategia ni planificación ni proyecto. Nada de nada. Sólo la percepción de lo que sucede sin opción, sin deseo. Donde la brutalidad, la crueldad, la violencia, no pueden operar ni arraigar.
7822. Las palabras y lo que describen no pueden atrapar a la realidad. La realidad está más allá de las palabras y lo que representan. Porque toda palabra es como las que tienen las hojas de los libros: están muertas y por eso no sirven para la vida.
7823. La indiferencia es peor que la muerte, ya que en ella sólo hay dolor. Solamente hemos de ser afortunados y darnos cuenta, que esa indiferencia, tan cruel y dolorosa, tiene su sentido y significado. Pues va a desencadenar una revolución cuando la estamos sufriendo sin huir de ella ni querer cambiarla: morir a lo viejo, que es el pasado.
De manera que si descartamos el pasado, es cuando está ahí lo nuevo. Y lo nuevo es tan radical como la muerte. Pues para que lo nuevo pueda manifestase, ha de acabar, terminar, aniquilarse lo viejo, lo de ayer, el pasado.
7824. Los buenos amigos no existen, son una invención para creer que estamos seguros, y sentir placer. Los buenos amigos, son como las buenas parejas. Pero todo es un negocio –el negocio de la vida, de sobrevivir-.
Para ser amigo de alguien, tienen que confluir muchas circunstancias en los que ambos no pierdan, sino que ganan: se encuentran en orden, su orden que es la ausencia de perturbación, ausencia de inseguridad. Pero esa realidad, de los buenos amigos, es un invento. Es lo mismo que el enamoramiento –un proyecto de vida que de momento funciona-.
Pero cuando llegan los retos inesperados que no nos agradan, entonces toda esa pretendida unión salta por los aires, generando una explosión, y nos damos cuenta que no existe. Nunca existía en realidad. Sólo había más unión –afinidad, conveniencia, capacidad de soportarnos- en esa persona que en las demás. Pues la unión absoluta sólo es en ciertos raros momentos: una gran experiencia, en el sexo, un reto que nos descoloca y nos deja en las manos de los demás que pretenden ayudarnos.
Y todo eso es muy mezquino, muy pobre, ausencia de sensibilidad, al pretender vivir en algo inventado que no es. Ya que la unión, como el amor, o es todo el tiempo o no es.