Torni Segarra

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1. Es curioso que los que están quemados, se pongan rabiosos, llenos de celos y envidia. Ya que han de dejar el cargo -la poltrona- y eso les cuesta demasiado a su vanidad herida.

 
2. Verdad que cuando uno está enamorado no ve problemas con su pareja. Y, si salen problemas no importa, pues la alegría continúa.
Por tanto, el problema es que hay que estar enamorados de la vida, de la realidad -que no hay otra, aunque queramos inventar otra-. ¿Los de la CUP están enamorados de la libertad de Cataluña, sí o no? Si lo están, ¿por qué ponen todo tipo de obstáculos, complicaciones intelectuales filo románticas, irreales, imposibles, para que esa libertad sea una realidad?
Hay que recordar que toda idea o teoría, todo lo que se diga, se proponga, tanto puede ser negado como afirmado infinitamente. Por lo tanto, si no se actúa todo se vuelve una especulación absurda, sin sentido.
 
 
3. Una vida con propósito es la de servicio a los demás, la de la compasión y el amor.
 
 
4. El miedo a la muerte es adecuado para salvaguardar el cuerpo. La cuestión se complica sólo cuando hacemos un problema de la muerte y del miedo a ella.
 
 
5. Si no conocemos a dios, ¿cómo se puede creer, tener fe en algo que no conocemos?
 
 
6. Primero, ¿cómo se sabes si tu dios existe o no? Segundo, ¿cómo sabes que el hijo de ese dios tuyo inventado puso su pie en la tierra? Tercero, repetir lo que dicen que dijeron unos llamados santos, evangelistas, o charlatanes, ¿qué valor tiene real, verdadero? Pues, solamente tú, has de ir a la realidad de las cosas, de lo que se dice, sin depender de nadie, pues ellos también viven en desorden, están confundidos, pues son seres humanos normales, corrientes como todos.
 
 
7. Vaya, Claudia, siempre que estás nombrando a alguien que dicen que vivió hace dos mil años, y ahora nos envías un texto en el que dice: No os acordéis de las cosas pasadas, ni traigáis a memoria las cosas antiguas. He aquí yo hago cosa nueva…’
 
 
8. Todo en la vida se reduce en defender o atacar. Cada cosa que nos llega, ya sea una idea, una persona, una situación, lo primero que hacemos es evaluar si nos conviene o no. Si nos conviene la defendemos, si no nos conviene la atacamos.
Pero en la defensa y el ataque no está la inteligencia. Porque ambas actitudes llevan en sí la huida, que es la respuesta del condicionamiento, del ‘yo’, que siempre tiene miedo: ya sea a lo nuevo, a lo viejo, a lo desconocido, al pasado.
 
 
9. El problema no está en olvidarse o no de las personas -eso es absurdo-, de las cosas que nos han ocurrido, de lo que queremos y no podemos conseguir. El problema está en hacer de eso otro problema. 
 
 
10. Siempre hemos tenido el dilema de que tiene el predominio del poder en la vida: ¿el espíritu, o la materia? Y todavía no nos aclaramos: la ciencia, los científicos dicen que es la materia, lo físico lo que lo condiciona todo; pero los psíquicos, los espirituales, los religiosos fanáticos organizados, dicen que hay algo que está más allá que domina la materia, que es una mera ilusión, un invento de la mente.
Pero la realidad es que tenemos un cuerpo, con su mente, y a ambos hemos de darle la real importancia que tienen. El cuerpo si se expone al fuego, se quema, arde y se convierte en ceniza, en tierra, en energía. Y si eso se realiza estando vivo, el dolor estará ahí con todos los problemas que genera.
La mente si no la cuidamos, la comprendemos, se altera, se pone confusa y en desorden, y eso va a afectar al cuerpo, a la materia, al mundo que nos rodea.
De manera que tanto lo físico, lo biológico, como lo espiritual, lo psíquico, tienen su importancia y valor. Hemos de respetar sus necesidades, comprender sus requerimientos, sus imaginaciones e inventos, que son todo lo negativo y descartarlo.
 
 
11. El viaje es un contacto con tu esencia. Por eso es que el viajar se ha convertido como una medicina.
 
 
12. Todo lo que se diga sobre dios nos deja siempre en la misma situación: todo lo que se diga sobre él, tanto se puede afirmar como negar infinitamente.
 
 
13. Todo siempre está cambiando a cada instante. La vida es como un río, siempre en movimiento, activo, cambiando entre aguas serenas, movidas, otras rápidas, turbulentas.
 
14. Hay que saber que, en la huida, que hay una pérdida de energía, no es una actitud de la inteligencia. Pues para que la inteligencia pueda operar, la energía ha de llegar en su máxima expresión posible a nosotros. Así que, sólo estando con el problema, sin reprimirlo, sin huir de él, sin tocarlo, es cuando al no dividirnos llega la totalidad de la energía y la inteligencia.
 
15. La serenidad consiste no consiste en la ausencia de tormentas, sino en la comprensión de las tormentas. Es decir, en comprender cómo funciona la vida, cómo funcionan el pensamiento y la mente.
 
 
16. ¿El ser existe, existe dios, existe el creador tal cual lo pensamos nosotros -a nuestra semejanza, un rey-? Sólo existe la conciencia, la percepción de lo que está sucediendo, tanto dentro de nosotros como fuera. Y, ya no necesitamos más. Porque no podemos saber más. 
Pues al saber, por la percepción, dónde está lo negativo para descartarlo. todo el trabajo de la vida, para que llegue el amor, ya está hecho.
De lo contrario toda fe, creencia, nos hace fanáticos, supersticiosos, idólatras de imágenes de piedra, etc., que nada tienen de compasión ni de amor por las personas y todo lo que existe, ya que nos distraen con los ritos, plegarias, rezos, etc. 
 
 
17. Uno ha de ser capaz de en un sólo instante, en una sola mirada ver y comprender toda la trama de la vida, sin tiempo, sin esperar a momentos más propicios. Pues cuando sea que lo veamos, siempre será en ese instante, en esa sola percepción instantánea, que es el ahora.