Torni Segarra

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46. Otros, millones, dicen justo lo contrario que tú. Dicen que la culpa de todo la tienen tus amigos y simpatizantes políticos. ¿Cómo se arregla eso? Lo has de arreglar tú, pues ese es tu problema. Porque hemos de vivir todos juntos, mezclados, seamos o no afines en la manera de vivir, de encarar la vida cotidiana.

 

 

47. Ese cuento es tan viejo como el caminar. Si te encuentras mal, no deberías echar tu basura para ensuciarlo todo aún más. Si empiezas por ahí, a no culpar solamente a los otros de todos tus males, estarás dando una lección a los políticos marrulleros que hay por todo el mundo allá donde uno vaya.

 

 

48. Por eso, cuando decimos que un político en particular es sólo el culpable de los recortes en los servicios sociales, estamos mintiendo. Pues es la Comunidad Europea la que exige, que se hagan esos recortes, para poder dejarnos dinero, para poder seguir adelante. Es decir, que vivimos hipotecados, en manos del que nos ha hecho la hipoteca.

 

 

49. La política es como es, no como tú quieres que sea. Eso es demasiado infantil. Un político hasta llegar al poder ha estado millones de veces explicando lo que quiere hacer, siempre se está mostrando tal y como es. Por eso, si tiene poder, es porque le han votado. ¿Dónde está el problema? No en él. Está en los demás que no entienden la vida, ya sea de relación, de política, en lo social, etc.

 

 

50. Y, ¿si nadie quiere ayudar a aprobar, ratificar, las leyes que inventa el gobierno? Porque al no tener mayoría, si no recibe los votos que le faltan, será un gobierno colapsado. Aparte de lo que tiene que pagar -ceder- a cambio de cada voto.

 

 

51. Pero, señores, ¿estamos en una democracia, sí o no? En una democracia el que consigue más votos, manda. Y, se supone que va a hacer cosas que no les gusta a sus contrarios, competidores. Y eso lo hacen todos. Pero nosotros, sólo vemos la parte mala en los demás que no nos interesan. Pero a nosotros, hay millones y millones de personas, que no les interesamos en absoluto.

 

 

52. Tu explicación hace agua cuando esos que dices que son tan malos son votados, aclamados, venerados como a todos los políticos. ¿Quieres decir que los que les votan a esos que tú no quieres, son todos subnormales -estamos hablando de millones-?

Tienes esa capacidad para denigrar, al generalizar, al presentarlo todo, como si los otros fueran demonios, pero tú un ángel, un santo incapaz de hacer algún daño a los demás. Cuando eso no es verdad, es un invento tuyo.

Pues todos los políticos hacen básicamente lo mismo. ¿Tú cómo sabes lo que han sufrido y sufren por la manera de hacer política de los tuyos, si no estás en su piel? El dolor es para todos también igual, no tenemos escapatoria ante su implacabilidad.

 

 

53. Hay que ser muy superficial para dar solamente a una persona toda la responsabilidad de lo que no sale bien. Es como si te dijera que toda la culpa y responsabilidad de que tu negocio -partido- esté en las postrimerías es solo tuya. ¿Verdad que no te gusta ni te halaga?

 

 

54. Recargar las palabras de una manera emocional, delirante, es como el mismo acto de adorar a las imágenes de vírgenes de piedra vestidas, o los cuadros pintados de santos, etc.; que es idolatría.

La idolatría es negativa porque se basa en una superstición, en una creencia fanática e irracional. La Inquisición, malvada y cruel, que torturó, que quemó vivas a toda clase de personas porque no aceptaban su dogma fanático de ellos, era idólatra, siempre rodeada de imágenes, de cruces con un hombre clavado de pies y manos en ellas.

Tan sano para la mente que es ser natural, sencillo, disfrutar de la realidad de una nube, de los pájaros, de los árboles y sus frutos, del sol y la luna. ¿Qué necesidad hay de inventar cosas y acontecimientos raros, extraños, si todo es una alucinación y delirio de la mente?

 

 

55. Lo que se fue, ya está muerto y no sirve. Lo que está vivo es lo que viene a cada instante, siempre cambiante, en movimiento, activo, ágil o no, veloz o lento.

 

 

56. Justificar la violencia y la guerra, es inadecuado, lo mismo que negarla. La violencia y la guerra se acepta o descarta, no admite justificación racional, emocional, intelectual. Antes, al contrario, todo eso es lo que genera la violencia y la guerra.

 

 

57. La pregunta es: ¿Tú qué harías en las mismas condiciones, salvarías tu carrera? Pues para ocupar el sitio que ocupas en tu partido, has de ser lo mismo que él, al que tanto denigras.

Y ese es el problema que tenemos, que acusamos a los otros de todo lo malo, pero creyéndonos -o haciendo creer- que nosotros no tenemos nada de malos, solamente somos almas blancas, cándidas e incorruptibles. Por lo que todo parece un cuento infantil superficial, sin ir a la raíz de los problemas.

Y no vamos a la raíza porque nos veríamos desnudos, tal cual somos; y como no queremos cambiar, lo soslayamos, pasamos de eso, seguimos en lo superficial y lo de siempre.

 

 

58. Mientras estés obsesionado por el odio a una sola persona, que te hace que desaparezca de ti la inteligencia, lo único que harás es provocar eso mismo que no quieres: más desorden y confusión.

No te olvides, la culpa y responsabilidad nunca es de una sola persona, como mínimo los que lo han votado, elegido, etc., también tendrán su responsabilidad, ¿no?

 

 

59. Parece ser que se ahogaba con tanto fanático, de los que quieren arreglar el mundo sin antes ellos tener el mínimo orden es sus vidas. Por lo que eso, para alguien despierto, sensible e inteligente, que ve toda la trama de la dependencia de las ideas y teorías, por las que están dispuestos a hacer toda clase de tonterías, es preciso que cambie de sentido.

Es lo que hay que hacer, como cuando uno quiere ir hacia el sur y se da cuenta -porque alguien se lo dice- que va hacia el norte. Y entonces, sin ningún esfuerzo ni problema, cambia la dirección para poder ir hacia dónde quiere.

 

 

60. El problema de juzgar, es que siempre se juzga al pasado. Pues en presente activo, en el ahora, no se puede juzgar. Ya que el que juzga, que es el ‘yo’, no puede operar a esa velocidad e intensidad del ahora, el presente factual.

Por lo que ese juicio que hacemos a los otros, ha de convertirse en presente activo por la magnitud que tenga, el daño causado, etc. Todo ello, si es así, sin odio ni sed de venganza.