Torni Segarra

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1059. El amor tiene un problema: si lo palpamos, lo queremos dirigir, hacer algo con él, no puede ser. Porque la base del amor es la nada, es la mente que se encuentra vacía como la de un bebé. Esa mente, actúa para salvaguardar su orden que es la preservación del cuerpo: cuando tiene calor grita, llora para que lo desabriguen. En los adultos sucede lo mismo: cuando el amor está ahí, no somos diferentes, somos los mismos de siempre, pero capaces de hacer prodigios, maravillas.

 

 

 

1060. Creo que lo complicáis mucho, cuando es muy sencillo. Cuando uno se enoja y dice palabras feas, pierde el juicio. Si las personas que reciben las palabras feas, no tienen amor, va a surgir un problema. Pero, si las personas que reciben un maltrato verbal no tienen amor, ahí ha habido y hay un problema; pues ellas no saben lo sanador que es el perdón.

El perdón no solamente desactiva la reacción brutal, cruel, violenta, sino que penetra en el otro como cuando uno ve algo extraordinario que nunca antes había visto ni vivido: que él también puede hacer lo mismo.

 

 

1061.  Ver la realidad tal cual es, es el principio del orden. Aceptar la realidad, ya es un acto de amor; que nada tiene que ver con las tonterías que se adhieren al amor. Ya que el amor, no es la persecución del placer; éste placer, o es instantáneo y adecuado, o se hace cíclico, corrupto.

Si somos sinceros con el amor, que busca el placer, vemos que hay un doble lenguaje: ‘¿Me quieres? Sí. ¿Para siempre? Sí’. Pero sabemos que eso es mentira, porque no es posible, de ahí que el amor se convierte en corrupción: mentir, falsear la realidad, para sacar un beneficio.

 

 

1062. ¿Por qué dios les da a unos un trozo de tierra? ¿Cómo se sabe quién es el pueblo elegido por dios? ¿Por qué ven la vida como una lucha entre los que se creen elegidos, que siempre tienen razón, contra los otros que no la tienen y son los desfavorecidos, desherrados por dios?

Ese planteamiento en sí, racista y cruel, ya es una declaración de guerra contra los demás.

Ya sabemos que la guerra siempre está ahí, pero otra cosa es aprovecharse de ello para incrementar el poder, la riqueza, sin importarnos el sufrimiento y el dolor que generamos.

 

 

1063. La libertad empieza por no reprimir lo que el pensamiento nos enseña, tanto si nos gusta, cómo no. Es la mejor solución porque si lo reprimimos, si huimos de lo que el pensamiento está haciendo, no se acaba con el parloteo, si no que entramos en conflicto, complicándolo todo aún más, con sus malos resultados. Todo empieza ahí, internamente; y hay que resolverlo instantáneamente, a medida que vamos viendo todo su proceso, desarrollo, desde que nace un pensamiento hasta que se extingue.

 

 

1064. ¿Queremos ser corderos de un rebaño de un pastor? Las palabras, lo que se dice, las imágenes no son lo real, pero puede indicarnos el camino hacia dónde vamos, que llevamos.

Por tanto, un pastor que acepte un rebaño de personas, como si fueran animales, ¿qué garantía es esa para ofrecernos la libertad? Ya que la libertad es amor.

 

 

1065. Si miramos a través de los ojos de Jung, Freud, Buda, ¿por qué no nos damos cuenta que en realidad estamos mirando con nuestros propios ojos, aunque creyendo que no son los nuestros, si no los de los otros? Porque todas las mentes están sujetas en el mismo terreno, que es la vida aquí en la tierra, con sus momentos de gozo y alegría, de desdicha y amargura.

La ilusión e ignorancia, es la separación la división; creerse que estamos separados, divididos de los demás.

 

 

1066. Tanto el sexo es amor; como el amor incluye al sexo. El problema del sexo es el deseo de repetir eso que vivimos ayer, hace unas horas, que tanta dicha nos dio, aunque fuera pobre, efímera, fugaz. Es el problema que tiene el sexo: que le pedimos lo que no nos puede dar, porque siempre queremos más, que sea mejor, una experiencia mística, espirirtual, indecible de expresar.

Ahora bien, si tenemos una actitud de alerta, de pasión por todo lo que ocurre a nosotros, como a los demás, entonces el sexo no es el problema del adicto.

 

 

1067. ¿Quién es para corregirnos lo que hacemos? Nos pueden informar, sugerir. enseñar con imágenes eso que estamos haciendo, pero corregirnos como si fuéramos vasallos de una autoridad, no es adecuado.

¿Dónde hay esfuerzo con su brutalidad y su crueldad, puede haber amor?

 

 

1068. Un hombre sabio es el que aprende de los demás, de todo lo que es la vida, y, además, un hombre sabio es el que aprende de todo lo que hemos dicho, y viéndose él cómo es, cómo responde a cada reto que le llega.

 

 

1069. Habría que añadir a todo eso que se ha dicho en las meditaciones: Que uno tenga la capacidad de ver la realidad, la verdad, de lo que son las cosas, para no huir; y no querer cambiarlo, por lo que me gustaría que fuera la verdad, la realidad. Porque la mente tiene la capacidad de cambiar las cosas, verlas como a ella le gusta, pudiendo inventar todo lo que necesita para seguir, devenir, continuar con sus maneras.

 

 

1070. Si nos comprendiéramos, si nos conociéramos realmente cómo somos, cómo opera el pensamiento, cuestionaríamos todo lo que se nos dice. Pues los hombres somos mezquinos, pobres, celosos y envidiosos, queremos que nuestro ego siempre sea el triunfador. Y para ello, somos capaces de hacer daño a quién sea: hijos, padres, hermanos, amigos, vecinos, compañeros de trabajo, a la pareja, etc. Somos una raza que no somos de fiar.

 

 

1071. No lo compliquemos, el amor es a todo, sin exclusión alguna. Si alguna vez han tenido ese amor a todo, ha podido ser porque no había miedo ni temor, ni color de piel, ni raza, ni hombre o mujer, ni sexo bueno o malo, ni enemigo ni amigos, etc., que nos dividiera. Pues, en el momento en que nos dividimos, tanto interna y como consecuencia externamente, el amor no puede ser.